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Maxine miró hacia atrás para ver sí Yelena la seguía, al comprobar que no era así, se encaminó al cuarto general de archivos.

— ¿Qué estás haciendo aquí Maxi-? — preguntó Layla antes de ser golpeada por Maxine, quedando inconsciente.

— Lo lamentó. — dijo Maxine al cuerpo de Layla.

Tomó el cuerpo y de la bolsa del pantalón tomó la tarjeta que daba acceso a los archivos confidenciales de casi todas las viudas, la sacó y abrió aquella puerta, al entrar cerró la puerta con la misma tarjeta nuevamente y miró su reloj.

— Cinco minutos a partir de ahora. — se dijo a sí misma.

Corrió a la primera parte de aquella sala. Busco las escaleras más cercanas y busco el año en el que había sido reclutada.

— Mil novecientos sesenta y cinco... — susurro buscando — ¡Aquí estas! — exclamó al verlo.

Saco la gran carpeta y bajo con cuidado hacia la mesa que había. Un suspiro llegó a ella cuando estaba a punto de abrirlo, pues no sabía lo que encontraría ahí.

Una parte por la que más temía era porque Dreykov solía borrarle la memoria anteriormente, con procesos que para Maxine eran o dolorosos o simplemente no los recordaba. Temía que afectara su mente en un futuro.

Por esta razón, Maxine sabía que sí leía sus archivos, encontraría cosas que había hecho y probablemente no serían agradables.

Recordó cuando escuchó a Dreykov presumir contra alguien más que ella había luchado contra el soldado del invierno. No tenía ni la más mínima idea de quién era.

— Aquí vamos. — se dijo mirando su reloj con ahora dos minutos restantes.

Abrió el archivo y busco la letra "M" por su nombre, mientras recorría las hojas de esta carpeta se dio cuenta que no había una letra "M" para ella, por lo que siguió buscando y después de la M llegó a la N y se encontró con un nombre particular.

— Natasha Romanoff... — susurro.

Intrigada, con su dedo índice seguía las líneas de información que había en aquel archivo, y pronto, se encontró con el nombre de Yelena.

Sabía que no debía, pero su curiosidad pudo más con ella y fue directo a la letra "Y". Maxine preocupada miró su reloj y ahora quedaba un minuto restante, pero eso no le impidió que sus dedos buscaran la letra Y entre las hojas.

Al llegar a la letra, le sorprendió encontrar solo una foto de Yelena y su perfil de pelea. No más.

Quedaban segundos ahora, así que rápidamente dejó todo en su lugar nuevamente y salió de aquella sala, tomó uno de los viales en los que tenía el antídoto de control de las viudas y lo sopló sobre Layla. De esa forma no recordaría nada.

Maxine se sentía culpable, debido a que no era la primera vez que hacía esto. Cuando se entero de este cuarto en el que guardaban la información de cada una, su impulso por saber más de que hacía ahí creció.

Jamás supo porque su madre la había dado a Dreykov, porque ella era su favorita, tenía muchas preguntas y ninguna respuesta.

¿Por qué si ella era la favorita de Dreykov, él la exponía tanto?

Salió de sus pensamientos cuando una cabellera rubia la hizo saltar. Yelena salió de una esquina con intención de asustarla, cosa que logró.

— Siempre caes. — dijo Yelena entre carcajadas.

Maxine mirándola con rostro serio respondió.

— Con esa cara hasta el más mínimo intento de susto podría causar un paro cardíaco. — dijo riendo.

Rojo || Yelena BelovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora