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Desperté adolorida y confundida. Yelena dormía a mi lado. Nos encontrábamos en una habitación acogedora, con colores oscuros pero lindos. Me levanté para poder sentarme en la cama y en el proceso desperté a Yelena.

— Wow, nada de moverse. — ordenó ella recostándome de nuevo — Sigues débil.

— ¿Curaste mi herida? — pregunté sintiendo el lugar mejor.

— De nada, no estaba tan mal. — presumió ella.

Yelena se sentó en la cama y quitó el cabello de mi rostro con suavidad. Delicadeza y cariño rozando junto a sus dedos en mi piel. El ambiente lleno de seguridad y emociones encontradas.

— Eres bonita incluso cuando te vez moribunda. — halago.

— ¿Gracias? — respondí riendo.

Yelena río conmigo y después de nuestras risas se recostó junto a mi, su rostro cercano al mío.

— ¿Sabes? Me costaba bastante no besarte cuando te veía entrenar. — confesó.

— ¿Y eso? — pregunté riendo — ¿Desde cuando eres penosa?

Ella solo río en respuesta. Un destello de seguridad brillando en sus ojos me invitaba de una forma muy particular a besarla, pero no pude, porque alguien llamaba a la puerta.

— ¿Esperas a alguien? — pregunté.

— No. — respondió seria.

— ¿Tienes armas aquí? Dame una. — susurre intentando levantarme.

— No estás en condiciones de pelear, Maxine. — me regañó.

Antes de que pudiera responder, una voz se escuchó del otro lado de la puerta.

— ¡Buena tarde! ¿Pedido para Stacy? — preguntaron.

— Ah cierto, ordené comida. — recordó Yelena.

Se levantó de la cama con una expresión más relajada, abrió la puerta para encontrarse con un hombre de mediana edad sonriente y con una bolsa de papel en sus manos. Yelena tomó aquella bolsa y cerró la puerta para después dirigirse a mi.

— No sabía que querías, así que pedí mucha comida. — habló metiéndose una papa frita a la boca.

— ¿Por qué me duele tanto levantarme? — pregunté al sentir un dolor punzante.

— Pregunté a Natasha y aparentemente debe ser a causa del chip que tenías. — informó — Estaba conectado a tu región cervical, cuando lo corto debió doler por eso.

— ¿Y qué más? — pregunté

— ¿Qué más? — respondió ella confundida.

— Si, no me estabas mirando a los ojos y te tronaste los dedos antes de empezar a hablar. No me estás diciendo todo. — respondí.

Intenté levantarme nuevamente, pero dolió igual que la primera vez, Yelena caminó hacia mi y me recostó. Sus dedos viajaron hasta mi mejilla para acariciarla.

— Melina me dijo algo acerca de una secuela al cortar tu chip. — confesó con la mirada en el piso.

— ¿Qué te dijo? — pregunté.

— Al cortar tu chip inevitablemente estábamos lastimando tu zona cervical, la única forma de no cortarlo y hacerte este daño era borrándote la memoria de forma absoluta, lo cual sabía que no querrías. Al cortar el chip Melina me mencionó que es posible que sufras de amnesia. — informó con miedo sobre su mirada.

Fruncí el ceño, confundida y asustada, empecé a darle vueltas a mi cabeza una y otra vez, ¿Recuerdo todo? ¿Dónde estaba antes de aparecer aquí? Muchas preguntas ansiosas que inundaron mi mente para que responderlas me diera paz.

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⏰ Última actualización: Aug 17 ⏰

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Rojo || Yelena BelovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora