Capítulo 5

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Entraron a la habitación de Kibum entre movimientos torpes y alguno que otro golpe contra las paredes; el menor dirigiéndole con cuidado, pero acatando la inquietud que Jonghyun ya llevaba desde que decidieron entrar a la casa. Los besos eran desesperados, salvajes en cierto modo, sedientos de más por satisfacer nuevamente los deseos que ya habían despertado en ellos.

Jonghyun le tomó por las caderas con firmeza, acariciándolas con ímpetu hasta que chocó con el borde de la cama. Kibum le detuvo unos instantes en su tarea para tomarle por la playera y sacársela de un solo movimiento, en verdad tenía ganas de volver a sentir entre sus manos esos firmes pectorales; Jonghyun hizo lo propio cuando su vecino le miró cautivador, instándole a que hiciera lo mismo con su prenda, quedando ambos desnudos por el torso.

Era una vista estupenda; Jonghyun quiso tocarle, acariciando su pecho y deslizándose por sus costados hasta llegar a su espalda baja para alojarse allí, intentando bajar más allá de lo permitido por sus aún puestos pantaloncillos cortos. Key río suavemente, dejándole un suave beso en el cuello.

—Espera, espera, no tienes que apresurarte —le sonrió en un beso— Disfrutemos de esto.

El menor se recostó seductoramente sobre la cama, apoyándose sobre sus codos e invitando a su vecino a que viniera junto a él. Jonghyun no tuvo que pensarlo siquiera, aquella pose era provocativa y estimulante de todos sus sentidos, lo único que deseaba en esos momentos era reclamar su lugar entre sus largas y preciosas piernas.

El mayor sonrió ampliamente, relamiendo sus labios antes de recostarse contra Kibum en la cama; le acarició las piernas enteramente, posando las manos por los lugares que se volvían su tentación. Literalmente, Kibum lo traía loco, desde la primera vez que le vio, esa nívea piel había causado una total conmoción en sus sentimientos, y ahora que ya lo había probado no terminaba de saciarse de él.

—Jonghyun...

Key gimió su nombre cuando encontró que la lengua de su vecino se paseaba, ahora, por su pecho, jugueteando con sus pezones y succionándolos a placer. Le tomó por el cabello, tratando de calmar sus propios impulsos al tiempo que su torso subía y bajaba con su agitada respiración.

Jonghyun alcanzó a percibir, nuevamente, su nombre envuelto en jadeos salidos de la dulce boquita de su vecino; sonrió satisfecho, en verdad esperaba estarlo haciendo del modo correcto esta vez. Se lo debía a Kibum.

La primera vez que tuvieron sexo, fue el mismo Kibum quien le había guiado a través de caricias y consejos sobre lo que debía hacer, le había dicho cómo hacerlo, en dónde tocar y de qué manera. Jonghyun sólo pudo basarse en su experiencia con las mujeres, y en su propia autosatisfacción, para poder intuir cómo debía proseguir; había sido su primera vez con un hombre, un caso nunca imaginable para él y simplemente se había sentido inseguro.

Empero, su instinto y el deseo por estar con Kibum se hizo más fuerte y no pudo más que atenderlo a como diera lugar, aun con su inexperiencia. Afortunadamente, su vecino era igual de hermoso en carácter como lo era físicamente; fue muy paciente y condescendiente, ayudándole a descubrir lo que le gustaba que le hicieran. Y resultó que aquello había sido una de las mejores experiencias en su vida.

Y era precisamente por eso que deseaba poder corresponder a Kibum con la misma moneda, deseaba hacérselo por iniciativa propia, sabiendo ya qué era lo que le gustaba a su precioso vecino de piernas bonitas. Sabía que, si le acariciaba las caderas, Kibum sonreía y se mordía los labios, sabía que si besaba justo debajo de su mentón entonces Kibum suspiraba largamente y cerraba los ojos con suavidad. Quería que Key probara la miel del placer del modo en que él lo había hecho y sentido esa vez.

Los pantalones cortos de Kibum (JongKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora