No queda mucho con lo que soñar

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Advertencia...público mayor de edad... aunque claro todos somos anónimos aquí...por favor, discreción... creo.

El peso sobre sus ya muertas muñecas no se comparaba con la opresión en su pecho, largas varas de acero, al menos fue sincero... "Tu no eres Izuna."

Sobre sus muñecas, las manos frías de Tobirama oprimían la más mínima gota de sangre. Madara estaba tan pálido y bajo sus ahora ojos carmesí, había un hueco oscuro; oh, Izuna, si era fue tu visión, espero poder verte en el infierno.

-Si quieres que te mate ahora seré piadoso, pero no habrá otra advertencia.

Pero esas palabras eran ya en vano, si tan solo fuera él, el dominante.

-Solo eres un hombre.- burlón aunque su voz temblaba, una parte de él, su más salvaje corazón pedía a gritos que si era la última noche, el albino fuera el guerrero del que tantas naciones le temen.

Tobirama lo soltó, pero su cuerpo no iba a dejar que se le escapará tal presa. Apenas se le veía brillo en los ojos, los ojos de un asesino. Comenzó lentamente a acariciar las caderas del líder de los Uchiha y cada que podía enterraba sus uñas, bajaba lentamente sus labios al vientre del ya temeroso Madara, besaba sin besar, lamía de manera morbosa como si fuera un animal de carroña.

-Abre tu boca.- sus palabras eran casi gritos, pero nadie estaba ahí, nadie podía ver esa cara que solo le mostró a su pequeño hermano; triste, Tobirama mencionaba a Izuna con amor y ternura.- Abre tu maldita boca, Madara.- y en cambio con él lo decía con repulsión. ¿Quién era el juguete de quién? 

Pero Madara no se iba a dejar, abrió lentamente sus labios y cuando Tobirama estuvo a punto de introducirle dos dedos este lo provoco, lamiéndolos de manera lujuriosa.

-Dime lo que Izuna no quería hacer, lo haré por ti.- se acerco para darle un beso, pero de nuevo el albino lo miro con asco.

-Acabas de perderte esa oportunidad.- pero tomo el cuello de Madara besándolo con ternura pero no por mucho tiempo, pues de golpe introdujo sus dedos a sus labios.-Ojala hagas un buen trabajo... si no lo haces bien te va a doler.

-Me duele que tu corazón aun sea de Izuna.- dejo escapar su lengua antes de que el albino retirara sus dedos.

Madara se recostó dolido, si tan solo hubiera hecho bien su trabajo habría roto el corazón de Tobirama... era claro, que se invirtieron los papeles.

-¿Fui un juguete para ti?

-El mejor.- Tobirama llevo las frías y temblorosas piernas de Madara sobre sus hombros.-Es una lástima, eres el primero que me da la oportunidad de venganza y el único que me hizo sentir hombre.

-Dame un beso sincero antes de...

El albino no se negó ante la última petición del pelinegro, con mucho cuidado, sus lenguas se entrelazaron por última vez, sin querer despegarse, Madara se aferro con uñas al cuello del único ser que amo con desesperación, con ira y deseo, aun no podía creer, que un débil como Izuna le echara a perder sus planes.

Tobirama ya no fue capaz de verle a los ojos y entonces... Madara gimió de dolor.

-Eres un tonto, te dije que si no hacías bien tu trabajo...

-Déjate de tonterías... si va a ser la última vez, hazlo bien.

El eréctil falo de Tobirama era un locura ante los ojos de Madara, penetrándolo de golpe, su espalda se arqueó como si no tuviera ya vida, y la primera embestida..."Izuna, Izuna, Izuna."

La primera embestida sacudió todo su cuerpo, llorando, ojala él hubiera sido quien matara a Izuna. Oh, amaba con locura todas las facetas de Tobirama, lo amaba con locura que haría cualquier cosa por él, hasta morir bajo sus manos, bajo su figura tierna y fiera, si tan solo ese corazón frío le perteneciera.

COMO UN LADRÓN (TOBIMADA-TOBIIZU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora