Con sus dedos Tobirama trato de buscar una entrada mucho mas fuerte que de hace noches, con sus labios iba a destruir y con sus dedos haría suaves caricias para que Madara se dejara llevar. Aquel juego le estaba costando muy caro, en esos ojos oscuros veía a Izuna pero sentía ese cuerpo tierno y las suaves expresiones de su hermano mayor eran una perdición.
Madara apenas se dejaba llevar, estaba nervioso, por su mente se pregunto cuantas veces Tobirama había hecho eso. Pues las yemas de los dedos acariciaban con suma delicadeza sus labios que se entre abrían y daban paso a su lengua tocara la punta de los diez dedos del Senju. No solo eso, el demonio albino apenas se inmutaba pero sus ojos carmesí estaban perdidos en la acción de sus labios y su respiración cada vez mas humeante, cada vez mas caliente, cada vez mas cerca.
El pulgar derecho del peliblanco jalo levemente los labios rosados del pelinegro, dejando ver los dientes blancos y las encías rojas, estaba a un paso del soñado beso de aquel noble ser. Cerro los ojos para dejarse llevar, sus labios apretaban con fuerza pero Madara no se oponía aunque daba su lucha para que sus lenguas se conectaran. El mayor llevo sus manos a la espalda baja del menor, el menor busco con desesperación el abrazo deseado, la calidez humana del "ser" perfecto, aquel que sufre contra el sin sentimientos.
Madara dio el primer paso, lo apretó con fuerza llevando el cuerpo frio al suyo y casi estrujándolo, el aire se le fue un suspiro a Tobirama que estaba sonrojado y con su rosada lengua por fuera dejando un rastro de saliva que caía entre sus ropas; estaba apenado, moría de vergüenza pues Madara mostro una sonrisa nada halagadora y mas bien burlona. Pero el Uchiha tenia el control ahora, busco entre aquella piel polar el cuello blanco del menor y clavo una mordida que lo hizo gemir y caerse de espalda, buscaba alejarse del mayor con fuerza pero una parte de el sentía deliciosa la sumisión que le provocaba.
-Ma...- no podía ni decir su nombre, ni con lentitud solo repetía esa silaba.
El pelinegro se separo y quito con cuidado el estorbo polar mientras que Tobirama se tocaba el cuello, seguro que le perforo la yugular, mas ahí había un lindo moretón con marcas de los colmillos que levemente desaparecían, claro que el sumiso albino no podía verlo.
-¿Que pasa Tobirama?- pregunto con burla.- Esto te va a encantar.
Se monto sobre el, sus miembros claramente erectos se encontraron, sobre Tobirama estaba Madara, sus manos se unieron, el menor estaba dudoso del acto del Uchiha pero sentir la presión de ese cuerpo era suficiente para que, por placer, sintiera confianza.
Una vez sostenidos de las manos, Madara comenzó a moverse, primero de un lado a otro siguiendo, a lo largo y luego a lo ancho. Tobirama cerraba los ojos con fuerza mientras que gemía con la fuerza que apenas le sobraba, Madara también suspiraba pero muy bajo. El pelinegro entonces se movía en circulos, muy lento, muy preciso, podía sentir el palpitar del falo de Tobirama por sobre la tela.
Los dedos del Senju quedaron bien marcados en las manos del torturador, pero este las necesitaba para quitarle la camisa negra y poder contemplar el cautivador y molido cuerpo del soldado de los Senju, cada cicatriz ante los ojos Uchiha eran dignos de una recompensa.
-Tranquilo, vamos.- animaba a que Tobirama abriera los ojos.
No hace falta decir que el albino estaba furioso, era una humillación la que Madara le hacia pero, pronto regresaba ese tierno ser, que besaba cada espacio que había en su piel. Eran besos sumamente tiernos y delicados, ahora el albino se sentía mimado, eso igual lo cabreaba pero aceptaba cada uno de ellos. Sus manos buscaron el rostro oculto entre esa mata de cabellos negros, al encontrarla la levanto y este le sonrió.
-¿Que te ocurre ahora?- su voz era tan inocente.
-Me confundes, Madara.- se sentó y con el llevo a Madara sobre sus piernas, buscando un beso en los labios que fue negado por el mayor.
ESTÁS LEYENDO
COMO UN LADRÓN (TOBIMADA-TOBIIZU)
Fiksi PenggemarRealmente ellos habían sido buenos, ellos no mostraron guerra, Madara Uchiha estaba consiente que su amistad con Hashirama era buena y entre Senjus y Uchihas no había ningún rencor, ya habían hecho legendaria una región pero... Ese maldito demonio b...