Familia

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"¡Gwaaaaaa....!, ¡MAMÁ!, ¡PAPÁ!, ¡Inosuke me golpeó!", Fueron los gritos que hicieron despertar a Giyuu, quien luego pido ver a un niño rubio entrar al cuarto.

"!Deja de ser un llorón monitzu¡", Entro un niño pelinegro con puntas azules persiguiendo al rubio.

"¡BASTA LOS DOS!, ¡Dejen de molestar a mamá y papá!, ¿Que no ven que están cansados?", Ahora quien había entrado era una niña pelinegra con dos coletas quien procedió a tomar a ambos niños por la parte superior de sus piyamas y luego arrastrar a ambos fuera de la habitación mientras seguía regañandoles.

Se dispuso a tratar de dormir de nuevo, al fin y al cabo era cierto lo que dijo su hija, pues era su único día de descanso a la semana, ¿Alguien lo podía culpar por querer dormir un par de horas más?, Pero apenas y empezaba a sentir como el sueño lo reclamaba de nuevo, empezó a oír gritos, golpes y cosas quebrándose fuera de la habitación.

En verdad no lo entendía, durante toda la semana tenía que batallar para sacar a todos y cada uno de los nueve niños de sus camas y justo en su día libre cuando podía dormir hasta tarde, se tenían que levantar temprano.

Miro a su lado a su esposa con la esperanza de que ella se ofreciera a ir, pero lo único que obtuvo fue ver cómo está, con los ojos aún cerrados, fruncía un poco el ceño para luego agarrar su almohada y ponerla sobre su propia cabeza intentando ahogar los ruidos.

No podia culparla, al fin de cuentas también era su día libre, y su oportunidad para dormir tarde, encima de ello, el día anterior ella había tenido que hacer una operación que duró varias horas, por lo que debía estar especialmente cansada, además, ella no solía estar del mejor humor durante las mañanas.

Con un suspiro decidió levantarse e ir a investigar que tando habían destruido sus hijos.

Cuando llegó a la sala vio como un marco de fotos estaba roto en el suelo, y el foco de la habitación se hallaba hecho trizas, y varios libros y juguetes tirados, bueno, al menos no habían roto la televisión la cual se encontraba justo a lado de donde había estado la fotografía rota anteriormente, después de todo el y su esposa habían desalojado casi por completo las habitaciones de objetos frágiles desde que los pequeños llegaron pues habían aprendido la lección después de varios jarrones, vasijas y demás rotos en tan solo el primer día.

Cinco pares de ojos lo miraban expectantes a sus siguientes palabras, mientras el veía el desastre, lo ideal sería que ellos mismos recogieran el desastre, pero la presencia de los vidrios hacia que desechará tal opción.

"No te preocupes papá, enseguida recogemos todo", decía un pequeño pelirrojo con una marca en la frente.

"¡Si!, ¡y yo lo haré mejor que todos!"

"¡CÁLLATE!, !que tú hiciste la mayoría del desastre!"

"¿Las más pequeñas?", Preguntó al ver  que solo se encontraban los cinco niños mayores.

"Nezuko, Kiyo, Naho y Sumi aún duermen papá", contesto la pequeña de coletas a lo que el asintió.

"Vayan a sentarse al comedor, yo iré luego a preparar el desayuno", indico a los niños.

"¡Si!", Grito el pequeño rubio mientras corría hacia el comedor, no le gustaba la idea de que pudieran enojarse con el.

"Zenitsu, no corras dentro de la casa"

"¡Si!", Se oyó la respuesta del pequeño seguido de la disminución de la velocidad de los pasos.

Se giró a ver los cuatro pares de ojos aún presentes, primero centrándose en la mirada silenciosa de una pequeña ojilila con cabello azabache en una coleta lateral, "ve Kanao", dijo a la pequeña, quien asintió y fue tranquilamente al comedor.

giyushino week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora