Historia alternativa desarrollada en un mundo de fantasía.
Los personajes pertenecen a KEIKO NAGITA.
Relato escrito sin fines de lucro.
Creditos por la portada a la talentosa PATY ANDREW.
Eliza no daba crédito a lo que acababan de presenciar sus ojos, extendió sus manos, saliendo de estas una energía eléctrica que descargó con furia sobre el rey Erick, lanzandose furica contra Flanny quien intentó usar de nuevo la daga, pero fue lanzada por los aires con un moviento de la mano de la malvada hechicera.
—¡Pagarás por lo que has hecho!- giraba sus dedos y los huesos de la maga tronaban uno a uno produciendole un gran dolor,intentaba dominar su cuerpo pero no podía hacerlo-
La reyna Priscila al darse cuenta lanzó una bola de fuego sobre Eliza, haciéndole caer a tierra, Rosemary aprovechó para teletransportarse hasta donde se encontraba Flanny y trasladarse a un lugar seguro.
—Ya no eres rival para mí Reyna Priscila, soy mas fuerte y dominare de nuevo estas tierras- hablaba con una seguridad abrumadora- Te enviaré a la valle de las sombras de una vez por todas- lanzó descargas electricas sobre la soberana, hasta dejarla inconsciente.
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—¡Madre!-gritaron Rosemary y Albert al unísono, desde sus sitios ambos corriendore a auxiliarla-
—¿Estos son tus hijos?,que triste va ser darse cuenta que eres una vieja inútil- su voz resonaba triunfal, formó una masa de aire frio en cada mano y lanzó una a cada desciendiente de Priscila, inmovilizandolos en el acto- vean y sufran - sus uñas crecieron como garras dispuestas a penetrar el pecho de la reyna cuando una lanza atravesó las costillas de la castaña.
—¡Infeliz!, no tienes nada que hacer contra mí- se retiró la lanza con una sola nano y con la otra inmovilizó al rey William, avanzado con paso firme hacia el y clavandole la lanza en la pierna- ¡Rindase ahora ante su reyna y seré piadosa!- su voz resono por todo el valle-.
Aún había varios cientos de cazadores y cerberos de pie, frente a un reducido y debilitado ejercito de la Unión. Todo parecía perdido. Candy avanzaba lanzado flechas a diestra y siniestra hasta que encontró a su padre.
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—¡Padre mío!- una lagrima se deslizaba por su mejilla- ¿Cómo puedo ayudarte?
—Hija mía, te doy mi bendición y te nombro Reyna de...
