Capítulo 8. La Práctica De Fútbol

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Querido diario

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Querido diario...

Siento como si alguien me hubiera golpeado con una pala, quitándome todo mi aliento para así tirarme al suelo y golpearme constantemente. Estoy adolorida en muchos aspectos, tanto física como emocionalmente.

La noche del cometa fue espléndida si tengo que referirme al cometa en sí. He de admitir que fue una visión majestuosa de la cual puedo decir con orgullo que yo pude presenciar. Es algo que todo artista mataría por poder ver. Un autor estaría dispuesto a ir al infierno con tal de poder escribir un libro al respecto, un bailarín daría todo de sí para representar al cometa en una coreografía, un compositor soñaría mil noches con una canción donde pudiera expresar lo que sintió al verlo, mientras que un pintor pasaría sus noches en vela para plasmar su belleza en lienzo. Lamentablemente yo soy una aficionada a todo esto, así que claro que entiendo estos sentimientos, por qué yo haría todo esto.

Tristemente, mi noche mágica se convirtió en una pesadilla lentamente, hasta que el sol volvió a asomarse en el horizonte apenas y ya no hubo rastro alguno del cometa.

Pensé que podría arriesgarme con Stefan. Estúpidamente creí que, tras tener un momento con él a solas afuera del Grill, había una conexión entre los dos. Fue como si mi corazón jurara a los cuatro vientos que Stefan Salvatore era alguien a quien yo no había esperado, pero que necesitaba en mi vida. Escuché a mi papá y a Cedric, tomé el riesgo de ir en su búsqueda y averiguar de una vez por todas si era algo real lo que yo alegaba sentir o solo una imaginación mía. Creo que al final de todo yo estaba errónea. Bueno, no del todo, porque yo si tenía razón en algo, y era en que Elena y Stefan se aman.

Como una lectora, vi a la distancia como los dos enamorados se besaban a la luz de la luna con la suficiente intimidad para hacer de ello un beso memorable y un tanto romántico. Vi cómo él era tan cuidadoso con ella. Sentí ese fuego del amor creciendo entre los dos, así como también pude ver como Stefan la trataba con tanto afecto y devoción. Como si quisiera besarla por siempre, pero también temeroso de llegar a romperla como si fuera de porcelana. En realidad, mientras que él la cuidaba, mi corazón era el que se rompía.

No supe cuánto tiempo me quedé ahí, mirándolos a la distancia, hasta que vi como ella era la primera en separarse para tomar un poco de aire. Me bastó con ver la sonrisa de Elena como para saber que yo no tenía nada que hacer ahí, que no era bienvenida, así que me fui. No sé cómo, pero logré caminar de regreso a casa. Mi papá ya estaba dormido, así que me fue fácil meterme a la cama sin tener que verlo a la cara y tener que mentir. Ya era malo que él me diera consejos sobre el amor, no quería que él me viera acongojada por un corazón roto.

Creo que lo que me hace sentir más miserable es que me alegro por Elena. En una extraña forma estoy feliz porque ella sea feliz con Stefan. No sé cómo es posible, pero así es.

Pensé que al cerrar los ojos apenas y mi cabeza tocase la almohada lograría escapar del dolor, de la humillación que sentí, pero no fue así. Estuve lejos de tener lo que se puede llamar un sueño reparador.

𝐒𝐀𝐏𝐏𝐇𝐈𝐑𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 》the vampire diariesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora