"¿Quisieras ser mi pareja?" Palabras dichas por una loba solitaria.
Una necesidad muy grande nace en la última loba de la sangre Cavendish, al haber perdido por completo a su manada.
Sin rumbo, Diana caminará un largo camino donde aprenderá y pondrá...
"Corre", escuchó decir dentro de su cabeza. La sensación desapareció al instante de escuchar aquella voz en susurro. Su cuerpo se movió por impulso, pero se detuvo en la puerta. Ella miró hacia atrás con el ceño fruncido. Lo que iba a hacer era una completa locura, sin embargo, si resultaba; si lo intentaba, tal vez... las cosas cambiarían para bien; no obstante, tenía miedo; miedo de desaparecer y no ver de nuevo a los cachorros que tanto había estado anhelando.
Todo le parecía complicado y estaba llena de miedo. Sus ojos temblaban de indecisión e inseguridad. «¡Maldición!», pensó con molestia y se regresó para preparar rápidamente a los cachorros teniendo como intención escapar lo más lejos posible de la batalla que se llevaría a cabo en las tierras de los Kagari.
«Ellas lo intentaran. Ellas harán el símbolo. No me necesitan». Rápidamente preparó lo necesario en una maleta de cuero que colocó en su espalda, para después colocarse alrededor de sus hombros un rebozo que le ayudaría a transportar a los tres con facilidad. Diana entró a la habitación y uno por uno fue tomándolos y acomodándolos correctamente. Los cachorros seguían dormidos e internamente, Cavendish, lo agradecía.
«Cuando acaben, Akko nos buscará». Y ella dejaría pirámides de piedras para que lo hiciera. Diana estaba segura que la castaña desearía ver de nuevo a los cachorros y le gustaba imaginar que lo hiciera. Una madre posee la necesidad de estar con sus crías.
Una vez que acabó, salió del hogar.
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Continuará...
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