8.- Adiós.

253 43 5
                                    

- ¡Tío Bruno, tío Bruno! ¡Despierta! - Saltaba Mirabel frente a Bruno, el cual seguía profundamente dormido y roncando.

- Mmm...mañana- Entre sueños murmuraba.

- ¡Ya despierta! - Mirabel movió a Bruno por el brazo de lado al lado.

- N-no...- la niña rodó los ojos, se agachó para hacerle cosquillas en el pie. Lo logró, Bruno despertó de golpe.

- ¡Mija, no haga eso! - dijo algo medio dormido. Mirabel río y abrazó a su tío.

- ¡Hoy es mi gran día! ¡Ya hay que despertarnos! - Bruno sonrió y se levantó, se puso sus sandalias y llevó a Mirabel afuera. Mientras caminaban, Bruno parecía que brincaba las grietas de las piedras en el piso, Mirabel lo vió extrañada.
Bruno dejó a su sobrina con Julieta y el fue a la cocina, buscaba sal y azúcar. Cuando lo encontró, comenzó a esconderla en varios puntos de la casa.

- Mira, casita, voy a dejar esto por aquí, es como protección de energía mala - decía, debía evitar lo que presentía.
No se le vió en todo el dia, ya que estaba poniendo talismanes y todo en su cuarto, parecía volverse loco, no quería que algo malo le pasara a Mirabel. No sabía el porque de su mal presagio, pero no dudaba de este al poder ver al futuro.

La noche llegó, Bruno estaba junto a su familia, todo el pueblo estaba reunido para mirar el gran regalo mágico de la más pequeña de la familia. Cuando ya todo estaba listo, Alma dió el inicio a la ceremonia.

- Hace 40 años, llegó nuestro gran milagro...hoy nos reunimos de nuevo para otorgar el siguiente regalo -.
Mirabel entonces caminó despacio hacia su puerta. Bruno cruzó los dedos a sus espaldas, la pequeña llegó a dónde estaba su abuela y sus padres.

- Traerás orgullo a tu familia, con ese don tan especial como tú...- le dijo Alma, Mirabel entonces tocó la vela, y tomó el pomo de la puerta.

Todo se fue al demonio, la puerta no brilló, sino desapareció. La llama de la vela se movió como si se fuese a apagar un momento. Todos estaban decepcionados, Bruno lo supo, sabía que algo malo iba a pasar. La pequeña entonces empezó a llorar y corrió a su cuarto de siempre. Camilo corrió tras ella.

La gente comenzó a alarmarse, Alma entonces habló fuerte.

- No se alarmen, veremos que sucedió, la magia aún está bien, la vela sigue encendida, por algo pasó esto - dijo nerviosa, la gente comenzó a retirarse quejándose preocupados.

Bruno se quedó solo, pues todos fueron a la cocina a discutir que había pasado.

•••

Camilo corrió tras Mirabel, vio que se metió en su pequeño cuarto, el que tendría para toda la vida. Tocó la puerta, pero sabía que no le iba a abrir, por lo que entró.
Vio a su prima llorando desconsoladamente, Camilo entró y cerró la puerta.

- Lo lamento mucho...- tomó asiento en su cama a lado de Mirabel.
Esta no dejaba de llorar, fue cuando Camilo la abrazó con fuerza.

No solo Camilo fue, también entraron Dolores, Isabela y Luisa.

Todos los primos intentaban hacer sentir mejor a Mirabel. La cual no quería nada, estaba tan triste.

- Hermanita, voy a compensar esto... seré la más perfecta, para que la abuela no esté tan mal luego de esto - Mirabel asintió y también abrazó a su hermana mayor.

- Oigan...los adultos dicen algo - dijo Dolores. Escuchó lo peor, a la abuela Alma decir que Mirabel no era digna de la familia, que la estaba destruyendo al no haber tenido un don, probablemente algo tuvo que haber pasado con ella.

Bajo la luna // Bruno Madrigal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora