PURPLE IS THE NEW GREEN

Capítulo 3

El susurro de las páginas era lo único que se oía en la madrugada. Harry estaba sentado solo en un gran sillón junto a un cálido fuego que había sido encendido previamente por el viejo elfo doméstico. Kreacher había cumplido su palabra; al llegar, el dormitorio que antes pertenecía a Orion Black había sido limpiado y preparado para Harry. El elfo doméstico también había preparado una comida para Harry, la comida no era gran cosa, pero Harry se alegró de que el elfo lo hiciera sin murmurar.

Lo que le sorprendió fue que el elfo no hubiera retirado inmediatamente la cortina del retrato de la madre de Sirius. Harry había visto al elfo susurrar a la tela que se movía suavemente varias veces, pero no había tomado ninguna medida para quitarla. Harry decidió no prestarle demasiada atención, ni presionar al elfo, probablemente Kreacher tenía sus razones para dejar la cortina colgada.

Harry pasó una página de la revista y tomó un sorbo de su té. Notó con placer que estaba perfectamente endulzado y tomó otro sorbo con entusiasmo. No pudo disfrutar del té durante mucho tiempo, porque lo que vio en la revista le hizo luchar para no escupir el té.

Cerró la revista para mirar la portada, pasando el dedo entre las páginas para encontrar rápidamente el artículo. La portada de la última edición de Spellbound no revelaba mucho sobre el contenido. La atención de Harry se centró en dos grandes fotos; la de la izquierda, de un joven Albus Dumbledore, con un traje de tres piezas a medida. La foto de la derecha era como Harry conocía al viejo mago, vestido con una túnica de color misterioso, ricamente revestida de piedras preciosas y adornos de oro. Con el ceño fruncido, Harry se preguntó en qué momento el mago había pensado que estaba más guapo con una hortera túnica de mago que con un elegante traje gris de tres piezas.

Harry ojeó el resto de la portada y leyó el resto de los titulares. "¿Por qué yo? Mi hijo es un squib" fue el primer titular que leyó Harry. Otros titulares como "Mi vida secreta como mago muggle" y "La historia no contada de Cornelius Fudge: ¿Intelectual o deportista? La juventud olvidada de un ministro" estaban ordenados. Sin embargo, el titular inferior de la portada era el que él buscaba. "Lucius Malfoy: Aristócrata con corazón" era todo lo que le decía el título. Sin embargo, no fue suficiente para preparar a Harry para el artículo que aparecía al final de la revista.

Una foto del hombre posando sugestivamente en una tumbona era la pieza central del artículo. El señor Malfoy tenía un aspecto elegante; unos pantalones oscuros y ajustados combinados con una camisa azul oscura. Habría tenido un aspecto bastante muggle, si no fuera por lo que había debajo de él, colgado sobre la tumbona, una capa oscura que se parecía sospechosamente a su túnica de mortífago que había llevado a la pelea del Ministerio.

El artículo hablaba del arresto del señor Malfoy y de su eventual absolución ante el Wizengamot. El escritor elogiaba la actuación del rubio aristócrata y alababa lo valiente y audaz que había sido el señor Malfoy como empleado del Ministerio. Una leve sonrisa se formó en el rostro de Harry; no podía imaginar lo que el señor Malfoy diría si alguien le llamara "empleado" a la cara.

"Mi única preocupación siempre ha sido y será el bienestar de las Islas Mágicas Británicas y, por supuesto, de sus habitantes", rezaba la cita entre los grandes trozos de texto. Harry no pudo evitar sonreír de nuevo al ver el texto debajo de la foto. "Sentimientos admirables", se leía, Harry sólo podía pensar en una cosa que el autor podía querer decir con esas dos palabras colocadas debajo del señor Malfoy.

Harry leyó el artículo con calma. Tuvo que admitir que el artículo estaba bien escrito -(si se filtraban las risitas femeninas)- y que la periodista había hecho sus deberes. Al final del artículo, Harry llegó a la conclusión de que el señor Malfoy había vuelto a escabullirse de Azkaban y que su reputación no se había resentido; de hecho, su presencia en las oscuras túnicas de batalla se atribuía a la brillante y valiente forma de pensar de un hombre cuyo corazón estaba al servicio de los intereses de Inglaterra.