Capítulo 5

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Harry se limpió una gota de sudor de la nariz que se había abierto paso fácilmente por su frente húmeda. Su pelo negro yacía plano sobre su cabeza, vaporoso y caliente por el esfuerzo. -¿Kreacher?-, espetó mientras se limpiaba las manos húmedas en los pantalones. -Toma mis notas de hace dos días, son...-

El elfo doméstico desapareció con un fuerte golpe. Después de unos segundos, el elfo apareció demostrativamente, como si quisiera demostrar que era el elfo doméstico perfecto para Harry.

-Heredero Black-, dijo con una leve reverencia. El elfo llevaba un uniforme gris; pantalones elegantes y una camisa de manga larga, con el escudo de la familia Black bordado en el pecho. Aunque el elfo aún parecía viejo y descuidado, su ropa estaba inmaculada y era claramente un remanente de cuando el apellido Black aún se tenía en alta estima.

Harry tomó la pila de notas y la hojeó. No quería demostrar que se estaba frustrando; tenía la sensación de que el tiempo se le escapaba de las manos como la arena más fina demasiado pequeña y resbaladiza para aferrarse a ella. Pensaba que tenía suficiente tiempo, pero a medida que el verano se acercaba a su fin, Harry empezaba a sentir que podría no ser suficiente.

Los movimientos del chico eran bruscos y casi agresivos. Se podía oír cómo se movían los trozos de pergamino bajo los dedos impacientes, con algún que otro sonido de papel rasgado.

-¿Puede Kreacher hacer una propuesta?-, dijo el elfo con su voz ronca.

Harry no levantó la vista de sus papeles y siguió leyendo. -Por supuesto, agradezco tu aportación-. El hecho de que siguiera leyendo sin inmutarse indicaba que no tenía ningún interés en lo que el elfo doméstico tenía que decir, pero Harry decidió que su decencia había desaparecido hace tiempo; además, Kreacher era su sirviente, no su amigo.

-Tal vez le vendría bien al amo un cambio de escenario-, comenzó Kreacher en tono tranquilo. -El amo tiene su lista de libros para el próximo año escolar en casa desde hace una semana. Tal vez ahora sea un buen momento para conseguirlos, junto con algo de ropa nueva-.

Harry miró al elfo con ojos oscuros, sin que se viera ninguna emoción en los ojos verdes, por lo demás brillantes. -¿A Diagon, quieres decir?- preguntó Harry secamente.

Kreacher asintió lentamente. -Efectivamente, Maestro Black-.

Harry dejó los pergaminos y suspiró. -Sería... imprudente ir allí solo. Sin duda me regañarían si saliera a la calle sin protección-.

Kreacher miró a Harry con su patentada mirada desagradable e inquebrantable y arrugó la nariz. -El Maestro Harry podría ponerse en contacto con la señora Black-.

Harry parpadeó sorprendido. -Señora Bla... seguro que no te refieres a Lady Malfoy-. Se pasó los dedos por los mechones de pelo pegajosos. -¡Su marido intentó matarme hace unos meses! La idea de que Lady Malfoy me protegería es risible-.

A Kreacher no le pareció para nada risible la situación y continuó mirando fijamente a Harry. -Kreacher sabía que era demasiado desear que el Maestro Sangre Sucia hiciera honor al apellido Black. Sigue vistiendo ropas muggles asquerosas; lo único que ha mejorado es su pelo, aunque sólo sea por los genes superiores de los Black. ¿Qué diría mi pobre ama al respecto?-.

Harry pasó el dedo por la pared, la huella del hechizo que había lanzado contra ella claramente visible. Dejó pasar el comentario del elfo, la burla ya no le dolía. El chico se limitó a permanecer concentrado en su trabajo, mirando la abolladura en las duras paredes del sótano. -Hmm, aunque el hechizo tiene un brillante resplandor púrpura, el impacto no parece coincidir con las heridas que Hermione sufrió con el hechizo original. ¿Qué opinas, si lanzara el hechizo sobre un cuerpo, se desgarraría la piel?-.

PURPLE IS THE NEW GREEN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora