Capítulo 05

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Ese día parecía más agradable de lo normal, parecía tranquilo y sereno. No había una sola nube a la vista, el sol brillaba en todo su esplendor en la inmensidad de un cielo intensamente azul. La brisa era tibia y agradable, corría fresca entre las hojas de los árboles, silbando suavemente entre éstas y agitando el castaño cabello de Mew. Su rutina no cambiaba, día tras día, era un ciclo que se repetía. Monótono y a la vez desconocido, sus pasos eran siempre los mismos, la incertidumbre lo acompañaba a cada instante, de la misma forma que el latido de su corazón, al igual que la terrible sombra que lo asechaba cada instante y que los miedos que vivían en cada rincón de su mente.

Sin embargo era un poco diferente esta vez, demasiado.

Tenía miedo. Estaba asustado, su corazón se mantenía constantemente intranquilo. No conocía la paz, la estaba perdiendo, desaparecía y se volvía oscuridad, sin embargo sus latidos eran con más fuerza, no había muerto sin importar cuanto había tratado de apagarlo o cuanto fue destrozado, siempre estuvo ahí e incluso si estaba aterrado o si sus temores le incitaban a retroceder.

Era como estar vivo pero sin vivir realmente. Tan confuso y doloroso.

– Podemos hacer algo después de clase, lo que quieras. Es viernes y tenemos dos días libres antes de volver a la rutina de siempre – habló Dunk y Mew lo observó unos cuantos segundos para luego volver la vista al frente.

Se encontraba en el campus, debajo de aquel árbol que solía ser su lugar de relajacion desde hace algunos dias, aquel que los cubría con su gran sombra. Sus primeras clases habian acabado, permitiendole descansar de tantos libros de textos y apuntes por doquier.

– Solo quiero llegar a casa y dormir – otra vez las mismas palabras de hace días. Mew no hacia más que encerrarse y alejarse del mundo.

Dunk suspiro con pesar.

– No puedes seguir así, Mew. Me duele verte de esta manera y no saber que carajos hacer para aminorar el dolor que estas sintiendo. Me siento tan impotente.

Mew dibujo una sonrisa amarga en su rostro.

– Solo quédate aquí, a mi lado – dijo él y se echo sobre sus pierna como solia hacer cada vez que estaba cansado – Lo siento, no quiero preocuparte, solo necesito tiempo para estar bien.

Muchas veces el tiempo no servía de nada y francamente no creía que Mew fuera capaz de salir de ese pozo en el cual se estaba hundiendo. Porque no importaba si estiraba sus manos para alcanzarlo, él seguía con la intensión de hundirse hasta tocar fondo. Maldijo a Gulf mil veces más de lo que ya había hecho.

– Mew – le llamo y éste lo miro desde su posición. Dunk dudo un momento pero luego buscó un poco más de valor, porque la verdad, no quería seguir aumentado sus penas y siempre fue sincero con él – Cuando alguien no es para ti, te va a lastimar hasta que entiendas que no lo es.

Y Mew lo comprendio de la peor manera. El haber escuchado esas palabras por el mismo Gulf, le habia dado un golpe de realidad, la venda de sus ojos cayeron y demonios, dolía más que nunca, más de lo que esperaba. Porque al fin había entendido que solo fue algo pasajero, algo que no tenía nombre, algo que estaba a destinado a no ser. Algo efímero.

– Ya lo entendí, pero duele ¿sabes? – cerro los ojos cuando la primeras caricias llegaron sobre sus hebras castañas con suavidad y delicadeza.

– Estas roto, Mew – y Dunk no había dicho más que la verdad.

Lo sabía, pero no había sido capaz de decirlo en voz alta porque aún quería creer que no lo estaba, pero la realidad era otra y no podía huir de ella.

– Tienes razón, estoy roto, ¿no puede ser él quien me repare?

Dunk negó, de todas formas, Mew no le estaba viendo.

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