Capítulo 07

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Abrió los ojos cuando sintió algunas caricias sobre su mejilla. Lo primero que vio fue el rostro de su madre tan claro, rodeaba de una luz suave y cayó en cuenta que ya había pasado otro día; otro día sintiéndose ahogado en su propio dolor. Lo menos que quería era salir de la cama y dado que era domingo, quería descansar lo más que podía hasta volver a la rutina de siempre. Por eso se cubrió con las sabanas hasta la cabeza ya que la luz solar comenzaba a molestarlo.

– Mew, tenemos que hablar – la voz de su madre fue dulce y suave al igual que lo fue al momento de arrebatarle la sábanas que cubría su rostro.

– Tengo sueño, mamá – se quejó haciendo un berrinche como un niño pequeño.

– Mew, habla conmigo, dime que te pasa.

Estos últimos días no había hecho más que colocar una máscara sobre su rostro y creyó que no se daría cuenta pero era como si las madres tuvieran alguien especie de poderes el cual les permitían saber cuando sus hijos las necesitaban y Mew claro que necesitaba de su madre, solo que no podía ser sincero con ella porque, joder, sus padres ni siquiera sabía que era gay y que se había enamorado como un imbécil. No podía lanzarle tremenda bomba como si nada, por eso sufría en silencio.

– No me pasa nada, mamá – mintió pero estaba claro que ella no le había creído.

– Mew, soy tu madre y se que algo te esta pasado – tomó su rostro delineando esas marcas secas de lágrimas sobre su mejilla y él se maldijo a si mismo por ser un llorón por las noches – ¿Acaso tiene que ver con ese joven que entraba por tu ventana?

Mierda, eso no se lo esperaba para nada. Buscó dentro de su cabeza alguna mentira rápida pero nada, su mente estaba tan desgastada, tan cansada de buscar las respuesta a las miles de preguntas que solía hacerse. Cubrió su rostro con su antebrazo cuando sintio las primeras lágrimas acumularse sobre sus ojos. No quería pensar en Gulf, no obstante, cada segundo, cada minuto no hacia más que pensar en él.

– ¿Como sabes de eso? – pregunto con la voz temblorosa.

– No somos tontos cariño, cuando se escuchan ruidos por fuera de la casa, o hay algun animal o alguien se había trepador por el balcón – respondio ella acariciando sus hebras castañas. No parecía molesta – Tuve que tranquilizar a tu padre para que no llamara a la policía cuando vimos por primera vez salir a ese muchacho por tu ventana en alta horas de la noche como si fuera un ladrón.

Hubiera sido divertido ver a Gulf asustado y corriendo por su vida.

– ¿Están molestos? – conectó su miraba con ella y la sonrisa de su madre le decia que no.

– Estamos preocupados – ella suspiro – Queríamos darte espacio para que tuvieras la suficiente confianza como para hablar con nosotros, pero te vemos tan decaído y aunque dibujes esa sonrisa en tu rostro, sabemos que no es sincera.

Lo menos que quería era preocuparlo. Ellos no tenían porque cargar con su mal de amores; ellos ni nadie. Pensó en su mejor amigo Dunk, que a pesar de estar herido y con un humor de los mil demonios, no hacia más que estar a su lado, soportandolo. Pensó en sus padres y no es que no les tuviera confianza, sino que tenía miedo, miedo de no ser comprendido y repudiado por no poder darle lo que tanto querían. Ellos esperaban que Mew tuviera una hermosa familia, hijos y una increíble mujer a su lado. ¿Como le explicaria que a su único hijo le gustaban los hombres?

Cuando Mew llegó a la edad de trece años es que había descubierto cosas de si mismos que le dieron miedo, porque él era el hijo perfecto y no tenía permitido fracasar, por el mismo motivo, es que hasta el día de hoy, aún seguía escondido dentro del closet, al menos con sus progenitores.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora