Inesperado, el volver a despertar gracias a ese sentimiento, la sensación de ella, el estar tan cerca comienza a ser una tortura, el evento es repetitivo, e inesperadamente no es fastidioso. Más siempre se negara a admitir el que le agrade, estar entre sueños recorriendo los paramos prohibidos de su piel. Jamás lo aceptara.
Agradece la sencillez para mantener discretamente su pequeño secreto, pues al despertar pudo deshacerse de toda evidencia de su pecaminosa velada, guardando su fúton y resguardandolo en el armario.
Escapó de la finca, en silencio, aun podía ver las constelaciones en lo alto del cielo, cosa que cambiaba a medida que se iba desplazando a lo largo de su camino. Los matices margentas, violetas y azules comenzaban a entintar las nubes mientras el sol se escapaba desde las montañas. A veces, el podía disfrutar de esta tranquilidad. Unos segundos donde recuerda los momentos antes de volverse cazador, cuando su hermana lo llevaba consigo, una sonrisa se esbozo en su cara, pocas cosas como el recuerdo de ella le formaban esta clase de expresiones.
Prosiguió su camino, en silencio, pronto llegaría al borde de un prado, a las afueras de uno de los distritos urbanos. Se detuvo ante una figura frente a el. Los cabellos rubios y rojizos ondulavan de manera discreta ante los tenues vientos del verano. Se limito a observar a aquel hombre en silencio, aun que era obvio que el estaba al tanto de su presencia.
- Hace un maravilloso día, Tomioka san. No me agradaría comenzar un amanecer tan grandioso de esta forma pero creo que no tenemos otra opción. -
Se dio la media vuelta, sus ojos rojizos se enfocaron en los del acebache, una sonriza amable se esbozo en ambos. Una reverencia de respeto se dio entre ambos y de inmediato, desenvainaron las espadas el uno frente al otro.
Silencio, ninguno de los dos se atrevió a dar el primer movimiento, la luz del sol apenas comenzaba a iluminarnos por completo, y una vez la luz baño por completo al joven rubio, este se lanzó a golpear a su compañero.
Un tajo certero de forma vertical, mismo que el pilar pudo desviar sin mayor problema, contestando con uno más donde el rubio respondió al saltar atrás y evitarlo.
- Te noto cansado, Giyuu-san. ¿No has dormido adecuadamente? ¿Que es lo que te quita el sueño en aquel lugar? -
Cuestiono con un tono algo burlón, antes de comenzar a arremeter de nuevo en contra de su compañero. El chocar de las espadas resonaba, mientras el acebache retrocedía, sus estilos eran distintos, uno más defensivos que otro. Con cada estocada de su contrario, el rubio comenzaba a cuestionar mientras tomaba aire y arremetia con algunas de sus mejores técnicas.
- ¿Es que la señorita Kocho te esta distrayendo para no poder dormir, tomioka san? ¿Que es lo que tanto te distrae? ¿Es acaso su bello rostro? ¿O su amable sonrisa? ¿O quiza su figura tan bien definida? Vamos Giyuu-san, ¡no puedes engañarme! -
Esas palabras, provocaron en el joven acebache una alteración, algo que le impedía pelear de forma centrada, su calma estaba estropeada, sus movimientos se hacían torpes y hasta vengativos. No podía recobrar la concentración, lo que le llevaría a terminar en el piso, derrotado por el arma de su oponente.
- No te ayuda de nada, esconder tus emociones, giyuu-san. Solo te llevará a caer ante cualquier rival. Recuerda que nada puedes esconder ante mi, mi hashira. -
Dejo clavada la espada en el piso, con lo que dio su mano al pilar. Ayudándolo a ponerse de pie, pronto ambos se sentaron a las orillas de un riachuelo cercano. Kioyuro dejó en medio de ambos una caja de bento de la cual ambos estaban tomando un bocadillo.
- No hace mucho que te convertiste en un Hashira, ¿tan solo han pasado cuatro meses? Deberías dejar de venir conmigo a entrenar, después de todo debes de tener deberes que cumplir a con la organización.-
- Eso no hace ningún cambio. Eres la única persona con la que puedo hablar de vez en vez sin sentirme incomodo.-
- En todo caso, lamento haber recurrido a eso, siempre has sido bastante susceptible a lo que otros piensan o dicen de ti, eso te juega en contrario.-
- Eres bastante observador, deberías ser tu un pilar en mi lugar...-
- Basta de eso, Giyuu san, has demostrado que mereces ese título, has detenido y salvado vidas a lo largo de dos años, es por eso que mereces ese puesto. Además... -
- ¿además? -
- Ella te necesita ahí consigo. -
- ... -
- Aun que tu lograste convertiste convertiste pilar tras eliminar cien demonios, todos sabemos que ella estuvo contigo en varias de esas misiones. Su hermana era bastante abre contigo, y decía que estando juntos se veían incluso felices. Ahora que ella no está, creo que te necesita más que nunca. -
- Yo... no creo que Kochoo me vea de esa forma. -
- No existe peor ciego que el que se niega a ver lo que tiene por delante, Giyuu-san. Sigue adelante y obedece esos impulsos de tu corazón. Ella tarde o temprano caerá ante lo mismo, se puede ver en sus ojos. Alguien como oyakata-sama se ha dado cuenta incluso de eso. -
- Lo tendré en cuenta, Rengoku san
- Tras guardar silencio, observo los oniguiris que comían, curiosamente estos tenían forma de corazón- ¿Kanroji-chan? -- Efectivamente, insistió en preparar algo para los dos, aun que muchas veces sus intenciones son para mi un misterio igualmente.-
- Ella está próxima a ser un hashira. Debes estar orgulloso de ella, tu y tu
... -- Si, definitivamente estoy orgulloso de ella.-
Los rayos del sol ya alumbraba con intensidad, ambos se observaban entre risas y conversaciones. Tanto el como Koocho han vivido bastantes misiones juntos. Podría decir que incluso por encima de rengoku-san, ella es lo más cercano a una mejor amiga que ha tenido. Incluso cuando su compañero se retiro, se quedó pensativo. ¿Que era lo que ella tenía que causaba en el tales reacciones? ¿Solo su físico? ¿O algo más?.
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"We're only pals..."
RomancePrecuela de "Sweet Dreams" Ambos orgullosos; negándose a admitir lo que siente por el otro. Recuerden: +18 Lean bajo su propio riesgo.