Él.

60 7 0
                                    

Estábamos en pleno marzo y el frío gélido característico del norte de España no parecía querer irse pese a estar acercándose la primavera,la verdad,no me quejo en absoluto, soy fan del frío;
no hay nada mejor que acostarse en tu cómoda cama entre mantas abrigadas y disfrutar de una buena película o de un buen libro.

Sin embargo, también me gusta pasear por la costa en los días fríos y ver como las olas chocan fuertemente contra las rocas debido al temporal. Es una costumbre un tanto extraña, pues en la s tormentas la gente no acostumbra a pasear por la playa, pero a mí, me encanta, así que me levanté de mi cama y me dirigí hacia mi armario para vestirme.

Opté por un outfit abrigado para que el frío viento no me impidiese disfrutar del paisaje. Me puse unas medias térmicas y encima, un pantalón jean negro, para la parte de arriba decidí ponerme una camiseta cuello alto y un jersey de lana, por último, unos calcetines gruesos y unas botas negras.
Tras terminar de vestirme, cogí una chaqueta abrigada, unos guantes, una bufanda y un gorro en conjunto,cogí mi bolso con mi cámara dentro, un paraguas y partí rumbo hacia la playa de Riazor.

El clima no estaba tan mal, hacía frío y llovía pero no era de esas veces que parecía que se fuese a terminar el mundo, por eso mismo disfruté mucho mi paseo hasta allí.
Cuando llegué, el paisaje era impresionante, parecía que el cielo y el mar eran del mismo color, la espuma resaltaba notoriamente y grandes olas se formaban a lo lejos, rompiéndose al chocar contra las rocas, salpicando el agua que mojaba el suelo que estaba pisando. Fascinada por las maravillas de la naturaleza, saqué mi cámara e hice fotos de aquel paisaje tan memorable.

Mientras tomaba las fotos, escuché una voz grave a mí lado.

-Hermosas vistas, ¿no crees?  -

-Desde luego, es maravilloso.-

Coincidí con el joven chico a mi lado que admiraba el panorama tanto como yo.

-Amo pasar por aquí y quedarme observando este hermoso paisaje todos los días de camino al trabajo, es relajante y hasta terapéutico. -

Me giré y lo observé, era alto,su piel un poco bronceada combinaba perfecto con su pelo color miel ligeramente mojado por la lluvia, sin darme cuenta y por impulso, apunté con mi cámara hacia el y le hice una foto.

Cuando bajé la cámara, el me miraba con una linda sonrisa en sus carnosos labios.

-¿Sabías que es ilegal sacarle fotos a las personas sin su consentimiento? -

Su tono era amable y gracioso, pero yo bajé la mirada avergonzada y notando mis mejillas ruborizadas le dije.

-Lo siento, fue un impulso, me pareció que quedabas muy bien con este paisaje de fondo. -

Sonriendo bajó su cabeza para verme mejor desde su altura y con un tono dulce me dijo.

-¿La foto es bonita? -
Le sonreí.

-Sí, ¿quieres verla? -

-Ahora no, llego tarde a trabajar, pero puedes ir a tomar algo a aquella churrería, pregunta por Alejandro, te atenderé gustosamente y podrás mostrarme la foto. Te espero allí... -

-Clara -
Terminé por él.

-Pues hasta entonces Clara. -

Se despidió y lo vi alejarse por la calle, dejando el paseo marítimo y a mí, detrás.

Besos de chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora