Enfermedad

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Los gritos de Rakan interrumpieron el sueño de Aphelios, un sueño extraño en el que aparecía cierto vastaya que apenas conocía en una situación demasiado comprometedora.

Se despertó alertado por los gritos y sumamente avergonzado por la dirección que estaban tomando aquel sueño de hace un momento.

La cortina de su tienda de campaña se abrió abruptamente por un agitado vastaya, el cual era seguido por el seductor protagonista de su sueño de hace un minuto. ¿Pero en qué estaba pensando?

- Mi general, algo sucede entre los vastayas, no se notó antes porque ahora que han comido bien su apariencia parecía mejorar, pero... ¿recuerda que cuando los encontramos, Xayah estaba enferma? Pues ahora todos lo están.

Rakan habló rápido y agitado, preocupado y alterado por la situación. Dos pasos tras él, Sett estaba de pie mirando principalmente hacia el suelo, y a veces, su vista se alzaba tímida hacia Aphelios, luciendo muy sumiso a pesar del gran porte que tenía.

Aphelios miró a ambos, y señaló a Sett con un vago gesto de su mano derecha.

- Asumo que todos excepto él, ¿no?

Rakan volteó, miró al chico pelinegro y se giró de nuevo hacia su superior, asintiendo varias veces.

- Claro, por supuesto, por alguna razón allá lo tenían encerrado aislado de los demás, y aquí tampoco se junta con los otros, es muy distante con todo el mundo, también es demasiado tranquilo. De hecho, no hace absolutamente nada más que lo que usted le ha dicho que haga. Así que por eso lo traje con usted.

Aphelios alzó una ceja, ¿Rakan le estaba diciendo que le llevaba a ese sujeto alto y fornido que parecía capaz de romper una sandía con una mano porque parecía hacerle caso solo a él?

Ciertamente era una idea fascinante.

"¡¿En qué mierda estás pensando?!"

Se abofeteó mentalmente mientras se pasaba una mano por la cara, disimulando aquel conflicto de su cabeza.

- Entonces, ¿aislaron a los demás? ¿Les están dando atención médica? ¿Han comido bien?

Rakan asintió.

Aphelios suspiró.

Por lo que Rakan le explicaba, y sumado a lo que había visto días atrás cuando Xayah lo llamó, Sett solo respondía a las palabras de Aphelios, así que se lo llevaron para ver qué hacer con él.

Tendrían que disponer de varias tiendas para tratar a los enfermos, separando a los más graves del resto, solo podrían ser atendidos por humanos así que no podría disponer de otros vastaya para ayudarlos con eso.

Tendría que aislar también a Neeko, dejarla en cuarentena unos días a ver si se habría contagiado. Pensando en ello, observó a Sett quien permanecía de la misma manera que antes, aunque ahora alzando un poco sus orejas con atención cuando notó aquellos ojos carmesí posarse en él.

- Tú, eres un vastaya, y venías con ellos, estuviste encerrado a poca distancia de ellos, ¿cómo es que no te contagiaste?

Era más bien una forma de pensar en la situación en voz alta, tratando de analizar las cosas y ver cuál era la variante para que uno de ellos estuviera sano, porque la poca distancia que tenía con los demás no le parecía que fuera la respuesta correcta.

De forma obediente, Sett respondió, entendiendo que debía aclarar un punto en ello.

- Mi padre era un humano.

Ambos soldados miraron al pelinegro con una expresión evidentemente sorprendida, a tal punto de que sus bocas se abrieron y permanecieron abiertas un momento mientras reaccionaban, dejando salir un "ah" sin más.

Infiltrado [Sett X Aphelios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora