Capítulo cinco: VACACIONES INFERNALES

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Durante su aventuroso y mareante viaje Eustaquio y Hermenegilda sentían como sus interiores daban más vueltas que la noria del rasta; Eustaquio, quien era más propenso a todo, empezó a sentir como los snacks que había robado secretamente de casa del vendedor de cryptogalàctica empezaron a querer ver la luz, intentó contenerse, pero al cabo de un rato empezó a vomitar. Hermenegilda había observado toda la escena y ya preparada para no acabar llena de vómito cogió una tabla metálica de su coño y se protegió como si fuera un escudo, lo que provocó que todo el vómito acabara encima de Eustaquio.

-Mira que eres cochino, ahora hueles a choto- Dijo Hermenegilda.

-Toby Lesbian, haz tus honores

(El perro apareció de la nada y se dirigió a lamerle el cuerpo de arriba a abajo, parte por parte, y este disfrutó el sabor intenso a chorizo de Huelva y jamón ibérico asturiano)

-Buen chica.

En ese momento empezaron a caer en caída libre durante aproximadamente 10 minutos.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

-¿Te callas ya pedazo de mierda? Llevas gritando durante diez minutos, ¿eres tonto?

Hermenegilda fue a darle un bofetón a Eustaquio, se lo pensó durante medio segundo pero inmediatamente le pegó su merecido bofetón.

-Lo lamento mi amada diosa- Dijo Eustaquio sobándose la mejilla roja.

Por fin llegaron a tierra firme, bajaron de la cesta acuática y miraron a su alrededor,, era un lugar muy oscuro y decorado con mucho rojo, habían muchas piedras gigantescas, parecidas a las construcciones megalíticas de la prehistoria, debajo de cada piedra había una columna jónica pequeña; Eustaquio y Hermenegilda se encontraban encima de una de la piedras y cuando miraron abajo descubrieron un gran lago que emitía sonidos parecidos a los sollozos, en el centro del gran lago había un edificio con planta de cruz latina, con ménsulas y muros de mampostería, tenía un tejado a dos aguas y un sistema arquitrabado.

Hermenegilda supo inmediatamente que tenía que ir a la entrada, sacó sus alas de golondrina, cogió a Eustaquio y echó al vuelo.

Al aterrizar se encontraron delante de unas grandes puertas protegidas por montones de estatuas de toros alados, las puertas se abrieron. En el interior había un gran río de lo que parecían lágrimas de estudiantes de bachillerato, y en un yate navegando en él se encontraba una señora un tanto extraña, viendo un documental del coliseo romano. Tenía cara de ardilla, pelo de los Beatles y la estatura de un minion.

- ¿Quiénes creen que son para aparecer en mi templo egipcio/bizantino con influencia etrusca sin antes avisar?

- Somos Hermenegilda y Eustaquio, y esta es nuestra mascota, Toby Lesbian.

- Guau guau soy lesbiana.

- Yo soy la mayor arquitecta del imperio romano infernal, la gran Ega. ¿En qué creéis que puedo ayudar a tres seres seres sin conocimientos fundamentales del arte?

- Nos gustaría entrar al infierno.

- Para poder pasar dentro debéis pagar un precio, tenéis que hacer un examen de arte general, suspender y darme 5 mililitros de vuestras preciadas lágrimas.

- Denos el examen- Dijo Eustaquio.

Ambos empezaron, Eustaquio, quien tenía cero conocimientos sobre absolutamente nada, empezó a llorar incluso antes de suspender, pero Hermenegilda era mucho más astuta, y odiaba perder, ella pensaba que aprobaría aquella prueba, cuando la ardilla les devolvió su examen Eustaquio lloró más, y Hermenegilda miró como su examen tenía un 4,9.

Bajo el sol de RastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora