2: "¡Transpórtame esta!"

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2: "¡Transpórtame esta!"

Como ya en el último capítulo se aclaró, las mañanas son muy importantes para los latinos.

¿Por qué?

Pues lean el capítulo anterior, que me da lata explicar.

Bueno, pues, como podrán leer, el capítulo se llama "¡Transpórtame esta!", ¿y qué quiero decir con ello?

Pues nada en realidad, solo vengo a insultar a los malditos cobradores del bus que son unos morbosos.

En mi país se les dice "chulio", no sé cómo serán en el suyo, pero aquí los chulios, son una enorme y reverenda...

 

Hemos interrumpido el anterior segmento para traerles la siguiente información de última hora: ¿Cómo suena un fotón cuando cae al suelo?

...

¡Plank!

Jajajajaja...

ja-ja

ja

...

No sé qué hago con mi vida.


Bueno dejando aún lado el chiste nerd (que si no entendieron pues culturalícense), les vengo a contar una pequeña anécdota no personal que sucedió hace muy poco, pero antes haremos una comparación los yankees.


{EE.UU}

Después de una refrescante mañana, Rose se encaminó a su instituto a pie, no vivía lejos y le encantaba caminar pues amaba ver como era su lindo vecindario, jardines bien cuidados, casas con pintura reluciente, árboles y flores que parecían cantarle al sol.

¿Cómo no estar de buen humor ese día?

Sus pies por poco flotaban de alegría.

Un buen día

Pensó ella, y claro que lo era.

La sonrisa no se la quitaban ni con la tercera guerra mundial.

Miró al suelo, hasta el asfalto parecía relucir.

- Ouch — se quejó ella cuando chocó contra algo.

Alzó la vista

- ¿Te encuentras bien? — preguntó el chico frente a ella con su gran sonrisa blanca que parecía brillar aún en la noche más obscura, sus ojos azules como el mar y su cabello dorado como los rayos del sol.

- S-sí — afirmó con la voz temblando, no es que fuera mala hablando con los chicos, pero se había sorprendido mucho.

- Entonces no hay de qué preocuparme, ¿cierto? — preguntó de nuevo.

- No, claro que no — sonrió de lado —, bueno, ya me tengo que ir — estaba nerviosa y no sabía por qué —. Bueno, adiós — dicho esto se fue corriendo.

Cosas buenas pasan cuando comienzas bien, se dijo a sí misma y río por dentro.

Y por razones como esa amaba caminar.


{Latinoamérica}

- ¡¡BUENOS DÍAS, HE VENIDO AQUÍ A TRAER EL CHICLE, EL CARAMELO, EL CHOCOLATE!!, ASÍ QUE DAMA, DAMITA Y CABALLERO, NO SE ENOJE, NO SE MOLESTE POR MI PRESENCIA, QUE HE VENIDO AQUÍ A GANARME LA VIDA DE FORMA HONRRADA, DE FORMA LIMPIA, DE FORMA NOBLE, PUES VERA QUE LA PRIMA DE LA HERMANA DEL TÍO DE MI VECINA SE ENCUENTRA MUY DELICADA DE SALUD...

Sus oídos pararon de escuchar, se sabía el discurso de memoria, siempre era el mismo, nunca cambiaba. Todos los vendedores ambulantes lo hacían. Hasta ella podía ser una si quisiera.

Lo tenía todo.

La voz.

Las agallas.

La navaja...

- El pasaje, preciosa  — dijo el chulio lamiéndose el labio inferior.

- Tenga — le dio el dinero.

- ¿Dónde te quedas, nena?

- Lo siento, soy lesbiana — sonrió y se fue hacía los asientos de atrás.

Si bien había tenido que mentir, se sentía bien.

Miró por la ventana, todo estaba como era.

Borrachos caminado en la calle.

Hombres borrachos orinando en lugares públicos.

Borrachos morboseando.

Borrachos durmiendo en las esquinas.

Hasta tenía ganas de escribir un poema.

El bus paró de golpe.

- Señores, lo sentimos, pero la llanta del bus se pinchó, así que nos vemos en la penosa obligación de dejarlos aquí.

- ¡Pero la siguiente parada está a ocho cuadras! — gritaron.

- No podemos hacer nada, así que bájense — habló el chulio enojado.

Rosario se encontraba ansiosa, se mordía las unas recién pintadas con corrector que decía que era esmalte blanco.

- Necesito trasporte — se dijo a sí misma.

- Si quieres yo te trasporto — habló el chulio tras ella, y le colocó la mano en el lugar donde la espalda cambia de nombre.

- ¡Transpórtame esta! — le gritó mientras sacaba el dedo del medio y seguido a esto le daba una patada en las partes bajas.

- ¡ROSARIO!, ¿QUÉ CREES QUE HACES? — Gritaron a su lado con la voz más chillona que la puerta de su cuarto al abrirse —, ESO NO ES DE UNA DAMA.

- ¡NO SE META! — gritó ella y al voltear quedó muda —... Directora — puso su mejor sonrisa —, ¿qué le trae por aquí?

Sería un lindo poema.

Claro que lo sería.



No sé si algo parecido les ha pasado pero si es que es así, sabemos lo irritante que es.

ES ORRIVLE

(sí, ORRIVLE sin h y con v ^^)

O-R-R-I-V-L-E

El analfabetismo no tiene límites en estos días :') siento que he matado a muchos diccionarios. TT-TT

¡No conozco persona que coquetee con el cobrador!

Además ser la favorita de la directora no es nada bueno u.u se los digo por experiencia.

Nos leemos el próximo en pocos días. ^^

Viollet


Cambio y fuera. 


3: ¿Cómo identificar a un latino? Parte 1 ->

Una latina en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora