Epílogo

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La lluvia cubría todo el sonido de la cuidad y los habitantes de esta misma. Grandes gotas frías de lluvia áspera cubrían por completo el pavimento de las calles, el cielo se hacía gris antes los constantes truenos que azotaban y hacían temblar el mismo paraíso en las nubes. Ante las constantes lluvias de estas ultimas semanas los estudiantes de la preparatoria Midtown se sentían melancólicos y de alguna manera malhumorados. Constantes lluvias después de casi una semana era demasiado para ellos, sin mencionar que la falta de prefectos y de maestros en la última hora era un hecho preocupante y curioso para todos, pero muchos no le dieron importancia, ya que se sentían felices por salir temprano. 

Ante los silenciosos y fríos pasillos de la preparatoria, el estruendo de abrir una puerta era lo único que podía perturbar dicho silencio, eso y los constantes truenos que se escuchaban afuera de las instalaciones. 

—¡Tony! Tony por favor tienes que regresar a la junta, es un tema importante que tienes que escuchar. 

—No estoy de humor para malditas estupideces— ignoro la voz de su compañero de trabajo y solo se decidió en aumentar su paso enojado y apresurado hacía la salida de la preparatoria
—¡Una cosa!, ¡solo una cosa le pedí a Richard y no tuvo la oportunidad de cumplir eso! Lo voy a matar!— de un gran empujón aparto las puertas principales de metal y salió del edificio sintiendo las primeras gotas de lluvia cayendo en su cabeza y en la mitad de su espalda. Siempre había odiado los días lluviosos. 

—Tony sabes muy bien que no debemos interferir con eso— siguió a Stark bajo la lluvia y lo tomo de la muñeca deteniendo todo lo que el castaño planeaba hacer desde que recibió la noticia —Ellos son sus padres. Nosotros somos sus simples maestros. Nos avisaron desde dirección solo para mantenernos al tanto de la situación y así poder hablar con los demás estudiantes que si tenemos— Stark intentó forcejear ante su insistente agarre pero eso solo hizo que aquel maestro de artes siempre calmado y amable se empezara a desesperar por la situación y por la actitud del castaño —¡El era tu alumno!, ¡lo menos que puedes hacer es darle un momento de paz y de respeto!

—¡ESO YA LO SÉ MALDITA SEA!— sin poder evitarlo dejo de forcejar contra el mayor y poco a poco comenzó a derrumbarse sin darse cuenta, sintiendo como el nudo en su garganta se sentía cada vez más pesado y difícil de digerir a pesar de que ya era mayor como para llorar enfrente de un colega/amigo del trabajo —Tsk. Mierda. Eso ya lo sé maldito Rogers. Ya lo se— el fuerte agarre de su muñeca poco a poco comenzó a sentirse menos pesado, dándole a entender al castaño que podía seguir hablando —Se que se fue, lo acabo de oír como todos los putos prefectos y prefectas y como todos los malditos maestros y maestras. Es solo que...— su voz se comenzó a romper de a momentos, logrando solo decir incoherencias y sollozos entre sus labios pálidos por la constante agua que los estaba empapando por completo. No sabía en que momento o como había comenzado a llorar. Solo sabía que sus agrías lagrimas podían camuflarse perfectamente con las gotas de lluvia que caían libremente por toda su cara sin siquiera pedirle permiso. Era horrible. —E-es solo que...

—Tony...— Y sin dudarlo ni por un segundo Steve acerco a Stark hacia su cuerpo, cortando la distancia y estrechando lo con el suyo, envolviendo a su amigo en un abrazo reconfortante que hacia que el castaño no quisiera salir nunca de el. Steve no sabía que decir al sentir las cálidas lágrimas del castaño en su hombro y como este retomó su llanto al sentirse protegido entre sus brazos. Esto era una situación delicada que ni el mismo Steve Rogers podía sobrellevar y acompañar a la ligera. Tenía que esforzarse, tenía que aguantar un poco más, tenía que consolar a Tony, tenía que ser fuerte en ese momento de tristeza y lluvia infinita. Tenía que lograr todo eso y más —Lo lamento tanto Tony... Realmente lo lamento tanto.

La sinceridad de sus palabras hacían que todos los sentidos de Stark se derrumbaran ante la tristeza que estaba sintiendo en ese momento, logrando solamente que comenzará a llorar mucho más —...Y-yo tenía la oportunidad Rogers— las lágrimas comenzaron a quemar sus ojos y el ardor de su garganta se hacia cada vez más fuerte cuando intentaba forzar sus palabras ante los sollozos de sus lamentos —Tenía la oportunidad de ayudar. De arreglar las cosas. ¡Y yo solo lo arruine! Sabía que no está bien, sabía que no estaba agusto, sabía que estaba asustado y aún así lo abandone— sus gritos y lamentos de tristeza comenzaron a caer y a escucharse como regaños hacia su misma persona. El dolor, la pena, la tristeza, todo eso y más comenzaron a desencadenar sentimientos igual de desagradables, el enojo, la ira, la frustración, la culpa y el odio. —¡¡Pero no hice nada para evitarlo!! ¡Solo lo provoque aún más! Todo es mi maldita culpa! No debí haberlo dejado! No debí...— trago duro ante el nudo en su garganta y ante el sentimiento irreparable de culpa y tristeza que estaba teniendo en los brazos de su compañero de trabajo. Por un momento su voz desapareció para darle paso a los llantos, y cuando quiso retomarlo solo pudo murmura en su mismo intento
—N-no debí haberlo abandonado.

The Rendezvous U̶̶̶e̶̶x̶̶p̶̶e̶̶c̶̶t̶̶e̶̶d̶̶  [Spideypool]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora