»𝘋𝘦𝘤𝘦𝘮

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Taehyung sonrió antes de llevarse la taza de té a los labios. Su mirada se mantenía en su hijastro, quien se encontraba frente al gran espejo arreglandose. Le gustaba que, a pesar de que Jimin ya no tuviera eventos a los que asistir, no se abandonara a sí mismo.

—Se te ve muy bien esa expresión esta mañana —comentó dejando la taza en la mesilla frente a él.

Jimin volteó hacia él con una sonrisa imposible de disimular.

—Hoy amanecí de buen humor, Taehyung —dijo pasando algo de polvo blanco por sus mejillas.

Jimin estaba contento por sus últimos encuentro con Jungkook, pero era ignorante de todo lo que pasaba bajo la gran mesa real, y Taehyung temía mucho que el príncipe de entere de algo.

Taehyung veía en los ojos de su esposo Hoseok la desesperación, el deseo de venganza, eso le hacía pensar que si Jimin se enteraba de las investigaciones y movimientos turbios que estaban sucediendo, el príncipe querría participar, y tendría la misma fría y aterradora mirada que el rey Hoseok. Y eso era algo que no quería ni imaginar, no quería que orbes que alguna vez alumbraron a montones de personas con honestidad, se convirtieran en dos carbones en busca de fuego destructivo.

Taehyung pasó saliva mientras trataba de controlar su postura y esconder su temor.

—Taehyung, ¿usted se encuentra bien? Le noto ausente aún teniéndolo frente a mí.

El de ojos verdes parpadeó varias veces, se forzó una sonrisa y miró al joven frente a él.

—Lo estoy, Jimin. Son mis obligaciones las que me tienen algo desvelado. ¿Planeas volver al jardín? —preguntó viendo a Jimin colocarse su capa negra.

—Sí. Quiero salir... —Jimin bajó la mirada al suelo con rubor en sus mejillas—Conocí a alguien —murmuró.

—¡¿Qué?! —Taehyung tomó por los hombros a Jimin—¿De quién se trata? ¿Es alguien del pueblo? ¿Vió tus ojos? ¿Acaso-

—Taehyung —Jimin lo interrumpió con una sonrisa—. Le ruego que se calme, esta persona no sabe de... esto. No sabe nada, y sí, es alguien del pueblo. Pero confíe en mí como yo confío en esa persona y no se lo notifique a mi padre.

Taehyung llevó una mano a su mandíbula y pensó mientras uno de sus píes golpeteaba el piso repetidas veces. No estaba para nada seguro y no quería arriegarse a confiar. ¿Pero qué si era una persona del pueblo? ¿Hoseok le haría algo? Él no quería que su gente saliera lastimada. Por el momento, sólo decidió confiar en Jimin, no en la persona que conoció.

—Quiero que me cuentes todo, hasta el color de sus ojos, Jimin.

—Sus ojos son celestes, es todo lo que puedo decirle por el momento ya que debo marcharme.

Jimin caminó hasta la puerta, pero la voz de Taehyung le hizo detenerse.

—¿Celeste? —preguntó casi en un murmuro.

—Sí, celeste, como solían ser los míos —contestó con una sonrisa nostálgica.

Luego, volteó hacia la puerta y salió lo más rápido que pudo. Taehyung se quedó solo en el cuarto. En su mente pasaba eso último que Jimin le dijo, ese rasgo característico que le había informado sobre la persona a la cual conoció en circunstancias que para él eran totalmente desconocidas.

—Celestes...

"Justo antes del anochecer, en el ocaso, será más fácil de orquestar."

Taehyung tragó duró y rogó por el bienestar no sólo de Jimin, sino que ahora, también por el de aquella desdichada persona que había conocido.

—¡Choi! —llamó a uno de sus empleados, quien llegó al instante-Siga al príncipe Jimin y no permita que salga de este castillo, ¿comprendió?

Soul ||JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora