»𝘘𝘶𝘪𝘯𝘲𝘶𝘦

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El sol salió, en su paso los pájaros cantaban, las flores se levantaban y todos o la mayoría en el pueblo, despertaban para continuar con sus vidas luego de la enorme celebración; contentos, casi ignorando que no tenían a su príncipe como rey.

Jungkook ya estaba despierto sobre su cama cuando vio al sol entrar por su ventana e iluminar toda la habitación. No tenía ganas de levantarse, seguía cansado porque no había dormido bien debido a sus montones de pensamientos con respecto a Lilium. ¿No era él el unico interesado en el reino? ¿Cuántos otros gaps visitaban el reino a escondidas? Aunque Jungkook jamás se atrevió a ir tan lejos como el joven de anoche, solamente admiraba desde lejos. Pero no podía quedarse toda la mañana metido en su cama comiéndose la cabeza, él debía ir al taller de Namjoon a trabajar.
Para su sopresa, mientras se preparaba una infusión caliente con hierbas, oyó a alguien tocando su puerta.

—Buenos días —saludó Namjoon mientras cerraba la puerta detrás de él.

—¡Buenos días a usted! —dijo Jungkook desde la cocina.

Quizás a muchos no les gustaría una casa tan pequeña como la del pelinegro, pero a Jungkook le encantaba no tener que ir a otra habitación si quería preparar algo delicioso mientras tenía visita; charlar mientras servía algo caliente, como ahora. Tomó otra taza de porcelana de su estrecho estante, y preparó otra bebida caliente. Seguía en pijama cuando se sentó junto a Namjoon en el sofá color café.

—Muchas gracias —Namjoon sonrió, y tomó la taza en sus manos—. Traje pan de miel —con emoción, Jungkook comió del delicioso bizcocho mientras bebía su té—. Te fuiste algo temprano anoche, chico. No te estoy regañando, pero me hubiera gustado que me avisaras.

—De verdad lo lamento. Sé que debí avisarle, pero... me sentí algo indispuesto y no quise preocuparle —dijo con una sonrisa forzada. Era malo con las mentiras, y esperaba que Namjoon no lo supiera.

—¿Seguro que fue sólo eso?

—Claro —asintió mientras dejaba la taza sobre la pequeña mesa frente a ellos—. ¡No sabe cuánto me hubiera gustado ver al nuevo rey! Mas sólo pude ver a los anteriores.

Namjoon casi se ahoga con su propio té.

—Oh, eso... El príncipe Jimin no subió al trono. Por lo visto algo le pasó, dejándolo incapaz de reinar. Dijeron que calló tan enfermo, que ni siquiera pudo asistir a la celebración. Es una verdadera lástima —chistó la lengua, y dejó la taza junto a la de Jungkook—. Supongo que tendremos a los reyes Hoseok y Taehyung por mucho tiempo más.

—¡¿De verdad?! ¡Eso es algo terrible! Me cuesta trabajo creerlo, la gente se veía tan alegre allí, parecía que todo estaba excelente.

—Ay, Jungkook... —suspiró, y apoyó una mano el el hombro del chico—Mientras su estilo de vida no se vea afectado, ellos estarán bien. Ellos no... —cerró sus ojos e inhaló, controlandose—Ya debo irme.

Namjoon se puso de pie dispuesto a irse, alegando que su esposa lo mataría si la dejaba limpiando los desastres de ayer a ella sola. Cuando ya estaba a punto de abrir la puerta, Jungkook le llamó desde el sofá.

—Enseguida estaré con usted en el taller.

—No, Jungkook. Tómate el día, de todas formas no hay mucho para hacer hoy —sonrió, yéndose al fin.

Ya fuera, la sonrisa del mayor se apagó, suspiró mientras pasaba una mano por su nuca. A él no le correspondía arruinar las ilusiones de Jungkook sobre ese lugar. No ahora que por fin el chico estaba viviendo en él, Seokjin le mataría si se enterara. Se marchó con un amargo sabor de boca, dejando a Jungkook solo, éste había aprovechado que sobró todo un pan de miel entero, lo envolvió en papel marrón y lo guardó en un sencillo bolso de tela negra que él mismo había hecho. Como siempre, era un buen día para visitar el prado lleno de flores. Tal vez en esta ocasión se lleve una a casa para ponerla en su ventana.

Soul ||JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora