»Undecime

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Namjoon se había despedido con una media sonrisa de Jungkook, y se marchó. El pelinegro ni siquiera abrió la puerta de su casa y se marchó a trote, sentía que se estaba tardando demasiado en ir a su encuentro con Lilium.

El camino se le hizo corto entre tanto correr y sonreír a campesinos en el tramo hacia el prado. Estaba emocionado, ansioso mientras recordaba sus besos y que quizás esa tarde alguno pueda repetirse. Entre jadeos, se detuvo en la gran roca donde ya se habían encontrado él y Lilium, mas nadie estaba allí.

Jungkook esperó. Esperó por un buen rato, y como Lilium no aparecía, pensó que tal vez estaba en el kiosko dentro del bosque, entonces fue a toda prisa hacia allí.

—¡Cómo pude ser tan tonto! Seguro está esperándome allí hace tiempo —se regañó a sí mismo mientras corría entre plantas y árboles inmensos.

Cuando llegó, ya tenía en su mente una disculpa preparada y el pan dulce como un intento por endulzar su tardanza. Sonrió aliviado de ver a Lilium apoyado en un pilar del kiosko, éste sonrió al ver a Jungkook.

—¡Jungkook! —lo abrazó en cuanto el pelinegro subió los tres escalones de madera—Creí que ya te habías marchado, lamento llegar tarde —dijo mientras aún mantenía el contacto.

Soltó a Jungkook cuando lo escuchó reír. De repente se sintió avergonzado.

—¡No te robes mis palabras! —reclamó sonriendo—Soy yo quien se tardó, ¿o es que acabas de llegar?

—De hecho sí... —admitió rascando su nuca—¡¿Pero qué tienes ahí?!—Jungkook tomó el rostro de Jimin entre sus manos y observó que éste tenía un raspón en su pómulo izquierdo.

—Es sólo un rasguño, tranquilo... —Jimin tomó ambas manos del chico, más no las apartó de su cara-Pasó en el camino.

No era del todo mentira que ocurrió de camino. Mientras ambos estaban juntos, Jimin recordó el pequeño percance que tuvo con uno de los guardias del reino, quien había sido ordenado por Taehyung para retenerlo, obviamente no resultó. Jimin había sido criado con habilidades que un sólo guardia no bastaba para contenerlo.

Por otro lado Jungkook se sentía de muy buen humor ahora que por fin podía estar con Lilium, y no es como que Jimin se sintiera diferente. En situaciones como esta la palabra "mutuo" cobraba mucho sentido.

Incluso entre tantas diferencias. Incluso detrás de tantas cortinas.

Pasaron el resto del tiempo juntos, charlando sobre sus cosas. En mejores palabras; Jimin oyendo las cosas que Jungkook le contaba, tales como sus momentos en el taller, las actividades del pueblo e incluso lo caluroso que estaba siendo últimamente.

—¿Y entonces Namjoon es tu jefe? —preguntó Jimin, sentado en el barandal del kiosko.

—Sí. Es el mejor —respondío Jungkook, y se acomodó junto al otro pelinegro—. Me hace sentir seguro.

Jimin sonrió.

—Eso es muy lindo. Algo así como tu padre, ¿cierto?

Un padre.

—No... Sí... ¿Tal vez? No lo sé. Supongo que no lo pensé. No es como que... —Jungkook guardó silencio.

No es como que alguna vez lo haya tenido.

En la villa había sobre población por dos razones: habían muchos niños que venían del reino Anima. Eran muchos quienes no tenían padres por eso, Jungkook pertenecía a ese porcentaje.

—¿Como que...? —Jimin trató de lograr que Jungkook continuara, mas no lo hizo.

El pelinegro se quitó de la conversación.

Soul ||JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora