Capítulo 7

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Cuando llegó la medianoche decidí llevar a Dixon al departamento. Parecía que todo entre nosotros estaba solucionado, y aunque él se encontraba sumergido en el recuerdo de la muerte de su padre también se veía diferente. Había un significado intenso en su forma de mirarme, un cariño que antes no me había mostrado. Viajamos juntos en el asiento trasero de Luka, éste insistió en llevarnos al ver a Dixon en el estado que estaba y yo accedí aunque no estaba muy seguro de querer que espiara de lo que hablábamos.

Sin embargo, durante el transcurso del camino lo único que hicimos fue tomarnos las manos, bien aferradas la una a la otra. Fue en el momento en que sentí la palma fría de él sobre la mía que entendí que era mi mejor amigo y que quería protegerlo de cualquier cosa que estuviera a mi alcance.

La expectativa de compartir mis temores y mis sueños con alguien se transformó en algo importante. Nunca había estado tan cerca de aceptar a un desconocido, siempre había sido malo para relacionarme con las personas y la mayoría de las veces no tenía la oportunidad de siquiera presentarme.

Ahora a pesar de que estábamos pasando un momento complicado y que las nubes grises parecían tenernos atrapados, no terminaríamos solos. Al darme cuenta de que no éramos dos sino tres, sentí lástima por Luka ¿Tendría él un verdadero amigo esperando a que le llamara de regreso? ¿Sabría lo valioso que era estar acompañado sin esperar nada a cambio? Quería preguntarle, pero su constante y entrometida mirada de curiosidad hacia nosotros me indicó que no sabía lo que era eso.

Le había ganado en algo, pero no me sentía demasiado orgulloso en ese momento.

Al estacionar sobre la orilla del cordón, miré el edificio, las capas de pintura que lo cubrían parecían estar descascarándose, las ventanas oxidadas se hallaban oscurecidas por amarillentas cortinas, nada de aquella construcción parecía verse como el ambiente correcto para ser habitado. Sentí una cruel cachetada de realidad al darme cuenta que las bocinas de un auto policial se escuchaban a lo lejos. Sin querer le había dado a Luka una herramienta para poder fastidiarme. Luego, salí de golpe intentando alejar los estúpidos pensamientos pretenciosos que tenía, ¿Qué importaba donde vivía? Era innecesario fingir ser alguien que no existía.

Mi rostro debió verse gracioso porque al bajar Luka me observó aguantándose la risa. Quería decirle que se largara, pero cuando vi a Dixon estornudar al bajar del auto no tuve más opción que agradecerle por darnos un aventón.

—Tranquilo ya me lo pagaras—afirmó, con sus ojos continuaba recorriendo cada cosa que se topaba en su vista— ¿Vivís hace mucho acá?

—Desde siempre—le respondí, luego alzando la vista hacia el segundo piso noté que la luz estaba encendida—Bueno que te vaya bien, nos vemos.

Antes de ingresar el código de acceso, alguien abrió la puerta del otro lado. Era mi padre, iba vestido con un pijama descolorido que le había regalado mi madre hace ocho años y llevaba en la mano su taza de café favorita con su rostro dibujado. Lo observé tomándome la frente.

—Esteban, al fin llegaste ¿Dónde estabas? Iba a ir a la estación de policía—expresó señalando la calle— ¿Estás bien? ¿Te robaron? ¿Algo les pasó a tus amigos?—preguntó alzando la voz y examinando nuestros cuerpos.

—Mi padre murió hoy, Esteban fue a verme—le contestó Dixon, mi padre y él ya se habían visto pero ninguno de los dos habían cruzado palabra hasta el momento. Temí que mi padre dijera alguna tontería o se comportara de forma extraña.

—Oh chico, lo lamento—expresó y su voz aguda logró que mi amigo volviera a quebrarse. Tras sorprenderse por la respuesta lo tomó entre sus brazos y lo estrechó tan fuerte que logró que me sintiera incómodo.

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2022 ⏰

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No quiero "que seas" Esteban x LukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora