Al salir de la oficina sentí que a pesar de la tormenta que corría había superado un obstáculo, enfrentarme a otros que no eran iguales. Corrí hacia la estación cubriéndome la cabeza con mi buzo, eran las siete y habíamos estado con María una hora entera respondiendo preguntas que nos hacían nuestros superiores. Nos ayudamos mutuamente, ella era buena para ser agradable y yo era bueno para parecer responsable y acertado.
Sin embargo, estar encerrado durante tanto tiempo siendo juzgado me había dejado cansado, lo primero que haría al pisar el departamento era tomar un baño y quedarme dormido debajo de la regadera mientras me daba el agua caliente. Al pensarlo, adquirí un poco más de ánimo, por los alrededores de la estación, los cibercafés, las librerías y los bares estaban cerrando yo era la única alma en pena que vagaba mientras el agua caía como una catarata.
Al ver que el siguiente tren partiría desde el puente de la estación, ascendí por la escalera lo más rápido que pude. Si llegaba a perderlo debía esperar una eternidad y hacía mucho frío como para soportarlo allí mojado. Ingresé al vagón justo cuando comenzó a cerrarse y me senté en uno de los asientos de en medio. Una sombra me hizo pestañear antes de que me hundiera en la oscuridad. Y ese alguien era alguien que no esperaba cruzarme.
—¿Qué haces...?— Él se sentó a mi lado y se secó la frente, llevaba un paraguas enorme en la mano derecha y estaba envuelto en un saco avellana.
—Salí de mi horario de clase— me explicó luego arrugó la nariz, estábamos pasando cerca de un frigorífico.
—¿Podrías explicarme por qué me estás hablando?— comenzaba a estar enfadado, quería echarme una siesta antes de bajar pero ahora parecía imposible—mejor no, no tengo ganas de escucharte—me levanté esperando a que se moviera, él me miró alzando las cejas sorprendido.
—Pero, yo... solo quería hablar contigo.
—¿Actuando como un acosador? ¿Qué quieres? Si tienes intención de molestarme, les diré a todo el mundo lo que andas haciendo por ahí—afirmé, apuntándole con el índice, sus ojos se agrandaron y abrió un poco la boca estupefacto.
—¿Y qué estoy haciendo?—preguntó elevando la voz.
—Es obvio, tienes la costumbre de levantar a hombres de esta forma ¿no?
Mi respuesta hizo que tartamudeara y se llevara las manos a los bolsillos. Me volví a sentar de nuevo mientras lo examinaba. Tal vez molestarlo podría ser divertido.
—No es lo que parece, solo te seguí porque sabía que tomabas el tren, si hubiera sabido tus horarios de clase te habría esperado fuera de un salón—su sinceridad me dejó como un idiota, por lo que decidí sonreírle para quitármelo de encima lo antes posible.
—Ah así que era eso, disculpa mi falta de educación—expresé llevándome la mano al pecho, él me observó con curiosidad—disculpas aceptadas. Ahora ¿ya te bajas?
Colocó su mano sobre el respaldo del asiento e inclinó su cuerpo hacia arriba. Yo lo animé despidiéndome con la mano. Sin embargo, al abrirse las puertas nuevamente se sentó.
—No me basta con disculparme, en mi familia cuando recibimos ayuda de alguien le damos una recompensa—afirmó, luego revolvió el bolsillo de su saco. Miré hacia la ventana, quedaban un par de estaciones para que llegara a casa y aún los truenos desfilaban entre los edificios.
—Si vas a sacar dinero olvídalo—sentencié. Lo peor que podía recibir de aquel sujeto era su piedad. Lo observé de nuevo, aun con gotas en su inmaculado cabello parecía un modelo de revistas del corazón, el tapado lo hacía lucir inalcanzable, y los anillos que llevaba eran discretos pero valían más que mis órganos en el mercado negro. Quería escupirle y decirle que me dejara en paz. Mi inferioridad me hundió en el asiento, él podría tirarme dólares por la cabeza y no los tocaría, no podría caer tan bajo.
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No quiero "que seas" Esteban x Luka
FanficLa imagen que tiene Esteban de otras clases sociales diferentes a la suya esta basada en un estereotipo frívolo y vacío del que siempre se ha burlado. Sin embargo, algo en el despierta el hambre de pertenecer a ellos, como si la simple razón de inte...