fate of the fairy

Tale 2

El tiempo se volvió doloroso, y mí sentido de vivir nisiquiera era suficiente para alentarme a buscar algo de alegría, fue irá... Furia, rabia, enumerar lo que sentía hacia mí existencia no tenía límites...
Nada, solo... Por qué me tocó esto?
Dolía... Me dolió en ese entonces, y me sigue lastimando ahora, lo perdí... Quise seguir adelante... Pero incluso con la venganza... No fue algo que aliviará mí corazón... Luego vinieron las consecuencias, los pilares de mí destino que aplastaron lo poco que aún me quedaba... Del camino que intente seguir caminando...
Me lastimaron...
No lo hubieran hecho si el estaba ahí...

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"Dragnof, buen señor, se dice que su reino convive en paz con las bestias." La forma en que lo dijo, fue como si ella misma estuviera dudando de sus palabras, como no verlo desde ese lado, cuando una de esas bestias los había dejado así.

No obstante, eso también clavó un punto importante, un reino donde los dragones estaban en paz, ningún reino conocido había logrado tal hazaña en sus historias, menos fue la idea de saber, que al comprender la mujer había utilizado el término en plural, cuando menciono bestias... dragones, para ser exactos, varios, como podrían ser muchos y con eso un sudor helado molesto su cordura en la lógica de un supuesto reino seguro.

"Es que sus prendas señor, no son de un nativo, y nunca habíamos visto esa clase de armadura..."

Levemente su inspección, lo volvió hacia si mismo, dónde el atuendo en el negro y su pechera oscura resonó con lo que fue su apariencia cuando volvió escuchar a la mamá.

"Además su apariencia es distinta, por eso creí..." notando que sus miradas se encontraron, ella sintió su pecho encojerse ante la mirada seria y helada de sus ojos, pero también sintió vergüenza por su actitud hacia su salvador, "L-Lo siento buen seño-"

"No, no tiene que disculparse por un sencillo malentendido" nada era importante para sus vestimentas, por lo tanto no lo considero ofensivo, ni siquiera le dio un poco de su tiempo para pensarlo, tenía problemas más serios porsupuesto, y la información era un buen camino para resolver dichas complicaciones, "Por el contrario, quisiera saber..." no estaba actuando como correspondía, habían personas al borde del precipicio, y él solo estaba buscando información, el gemido entro en su atención, cuando volteo en la joven que aguantaba el dolor en la pierna que se sostenía por un débil lazo de carne en una extremidad increíblemente dolorosa de ver.

"..." No fue capaz de ocultar su disgusto consigo mismo.

Fue el silencio de los espectadores, como a su vez, su temor evidente, los magos eran seres poderosos, pero solo algunos fueron destacados, y lo suficiente para sobrevivir a un dragón, y casi inexistente fue la de uno que matara a uno, sus oídos nisiquiera tuvieron que reforzarse para haber entendido eso de los susurros en el lapso de tiempo que había pasado ayudando a los aldeanos.

Pero también era reconocido que muchos magos eran de tenér un grado de autoridad y prosperar con la necesidad de un respeto desde las personas.

Muchos también fueron, sino más aquellos quienes abusaron de sus poderes, pero eso fue una desagradable experiencia propia, aportarlo como una opción ahora no funcionaba, sin embargo, aún lo tenía en mente, pero como los dichos y lo hechos eran cosas diferentes, solo los espectadores podían ver qué la reacción del asesino del dragón, se volvió a todos los heridos, haciendolos dudar y formular distintas teorías, quizás por interrumpirlo, tal vez para que no sufran y sigan agonizando, para silenciarlos y que no lo interrumpieran, muchas ideas y pensamientos que revoloteaban en los aldeanos, con el aliento atrapado en sus bocas.

Fueron los ojos de todos, ahora abiertos cuando la luz creció en un resplandor, formando una extensa estructura, tramando la solidificación de algo en su mano cerrada, apresando lo que se construyó después en la vista de un bastón, exótico, como abrasador y contenido en un misterio aún mayor para ver aquello estructurado en la placas de un ser vivo, como una serpiente revoloteando en la verdosa luz proveniente de su eje, en lo frondoso de una magia que generó únicamente un milagro, antiguo, pasado, desde algo ya olvidado.