𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑺𝒖𝒔𝒂𝒏𝒂
En todo impulso de actuar se rodea una inmensa barrera mental que te impide seguir, aquella que te imponías con culpa y no te dejaba ver más allá de una ciudad, más allá de una mentalidad. Como una perfecta obra de teatro sujeta a un guion simple y con un final predecible. Como aquella película que representa los clichés más abordados y repetitivos que has visto, yo no quería cambiar, no entendía la diferencia entre ser conformista y ampliar el panorama, mi sueño frustrado siempre fueron las artes escénicas, todo en lo que puedo pensar que me hace feliz empieza en un teatro, con un conjunto de personas admirando vagamente una rutina improvisada.
Las luces apuntando hacia mi rostro, mi ser reclamando la atención y por primera vez sintiéndose fuera de su mismo contexto, impregnada en una rítmica sesión que cualquiera se deleitaría al mirar, en las pocas veces que puedo interpretar un papel diferente al mío, donde me puedo permitir liberar toda emoción que me causa y donde por supuesto, la más vívida sensación de pertenencia se asoma con la verdad.
El trayecto recién comenzaba y yo ya había enfrentado muchas de las cosas que nunca creí poder. El vehículo se movía a gran velocidad con mi madre al volante y yo a su lado, en el cielo se empezaba a formar un glorioso anochecer, las carreteras totalmente solas y el tenue ruido de las llantas recorriendo el asfalto junto a un gran silencio lo hacían un perfecto momento de reflexión.
—No me imagino como te sientes, todo esto debió ser muy duro para ti de procesar...— Ella me miró por un par de segundos y luego se enganchó directo hacia el frente, podía notar sus cejas encorvadas y las comisuras de sus labios entumecidos.
—Lo fue, pero siempre me dolió más tu ausencia, he intentado ser fuerte, aún después de no tener idea que me deparará a futuro...— Respondí abruptamente, ella reconoció mis palabras y asintió dejando unos segundos en más silencio.
—Es por eso que estamos aquí, indispuestas a mirar atrás...— Su mirada ahora demostró determinación, estaba tan sorprendida de verla creyendo en mí, quizás más de lo que yo hago.
—Hija, estoy orgullosa de ti, de la gran mujer que eres ahora y de lo mucho que has podido lograr, aún sin nadie a tu lado— Su pequeña mano acarició suavemente mi cabello, la otra estaba sujeta con fuerza al volante.
—Y yo en verdad lo siento, me arrepiento de no haberte dicho cuánto te amo. Tu ausencia me hizo creer que nunca te importé y ahora lo entiendo todo mejor..— Solté conteniendo varias lágrimas en mi interior, agaché la mirada avergonzada.
—Cielo, este es tu momento de brillar.. Hazlo como hacen las estrellas, intenta encontrar tu camino en la vida y sobre todo vuelve a sentir tu esencia...— Su voz siguió la armónica frase, mientras las pequeñas estrellas del cielo empezaban a notarse, la noche estaba a solo minutos de aparecer.
—Pero lo más importante de todo, no dejes de luchar. Sigue adelante incluso si sientes que ya no tienes motivos. No te desesperes si algo no sale a la primera, pronto vendrá— Aseguró con certeza, el vehículo seguía moviéndose y comenzaba atravesar un curioso cartel.
—Escucha, te he traído con un viejo amigo a esta ciudad. Alguien que estoy segura reconocerás al instante y tal vez pueda ayudarte. ¿Aún tienes contigo el dinero del abuelo?— Su pregunta tocó otro lado de mi alma, uno que aún me dejaba pensando.
—Siempre lo he tenido conmigo, pero no pienso usarlo...— Afirmé, era cierto, desde que vivía en Acapella jamás había gastado un centavo de su fortuna, ha sido imposible para mí.
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Beyond City (2)
Приключения"Cuando la soledad y el dolor de perder a personas valiosas de tu vida te persiguen, tu única esperanza se encuentra más allá de la ciudad." Susana, una mujer de 20 años empieza a vivir un monótono ciclo de trabajo y rutinas que la abruman constante...