La forma en la que el viento mueve las ramas de los arboles anuncia el inminente arribo de una tormenta o al menos un clima inhóspito. Esa particular forma en la que los arboles se mueven siempre ha producido que las personas se refugien, al menos la mayoría. Así es como se que la joven que sigue caminando, haciendo caso omiso es por decir al menos imprudente.
No estaba equivocado acerca de Samantha aunque claro no conocía su nombre en aquellos días, seguirla fue más complicado de lo que estoy dispuesto a admitir. Con vientos irreverentes y el arribo de una lluvia torrencial mi visibilidad disminuyo considerablemente, apenas si podía vislumbrar unos pocos pasos delante de mí y gracias a ello debí procurar que la distancia entre Samantha y yo fuese casi nula, de otra forma perseguirla acabaría demasiado pronto. Esperaba que al menos ella conociese hacia donde iba. Un abrigo rojo grana la cubría por completo, debo admitir que hasta ese punto solo podía sentirme intrigado por esta joven que a fines prácticos era una demente. Caminamos, recorriendo una distancia un poco mayor a tres kilómetros; finalmente la lluvia comenzó a ceder lo hizo de manera abrupta y con la misma insolencia que irrumpió.
Samantha se encontraba recostada de una roca mientras recobraba el aliento, por mi parte decidí observarla a una distancia prudente. Puedo llegar a ser algo intrusivo o al menos eso me han dicho así que mantener mi distancia me hace sentir que soy lo más respetuoso posible al observar. Samantha se levanto aun recobrando fuerzas pero con una sonrisa deslumbrante. A decir verdad parece una joven promedio, sin embargo algo la hace resaltar. Sus cabellos rizados reaccionan a la humedad, suficiente he escuchado para saber que dueñas de cabelleras similares van a la guerra al intentar domarlo y la mayor parte de sus vidas fracasan pero Samantha parece no tener ánimos de un encuentro bélico, de hecho parece cómoda. Solo fue la lluvia susurra mientras acaricia su cabellera. Lo sabía, estaba tratando con una demente. Al contrario de su cabellera, su estatura es la de una mujer común; lo cual me causa inconvenientes con su elección de seguir adentrándose en el bosque. A medida que ella avanza el bosque cambia. Yo parezco ser el único en notarlo, al principio creí que era solo su agilidad pero no fue hasta que vi la forma en la que los arboles apartaban sutilmente sus ramas para permitir que la luz de la luna alumbrara el camino que me convencí. Eso fue algo que jamás había visto, al parecer yo no era el único observándola. Finalmente se detuvo y guardando mi distancia pude ver como se sentaba y en un instante la perdí de vista.
Intente acercarme pero no pude. Estaba anclado al suelo, intente nuevamente pero el mismo resultado. Tras unos largos momentos, el bosque volvió a la normalidad. Con anterioridad me había sentido impotente pero por primera vez sentí miedo y ansiedad.. Fue sencillo deshacerse del miedo al recordar mi esencia pero no hubo nada que hacer con mi impaciencia. Cuando me pude mover, aun desconcertado mire a mi alrededor justo en el instante que Samantha se levantaba. Pronto mi emoción supero a mi desesperación. De alguna forma esa joven me había paralizado, ¿Por qué? Era la pregunta de fondo pero esa respuesta no sería tan sencilla de encontrar. Mejor empezar respondiendo ¿Cómo? Usualmente esa respuesta es mucho más simple pero en esta ocasión distaba mucho de serlo. Samantha caminaba sin aparente cambio o rumbo y parecía aun ignorante de mi presencia pero ¿lo era?. En proporción son pocas las personas que me han podido discernir pero muy escazas aquellas que me han visto. Aunque a favor de Samantha es obvio que ella no es alguien común.
Desorientada, Samantha caminaba y sus ojos divagaban en los alrededores hasta que finalmente se detuvieron. Fijos. Mirándome directamente. Pero eso no era probable aun mas parecía no posible. Pude sentir como mis pensamientos chocaban unos con otros intentando encontrar una manera de explicar cómo esto podría estar sucediendo y mientras tanto ella se acercaba cada vez más y más. Luego paso a mi lado. Gire con suma cautela y la observe cerrar los ojos y fruncir el seño. Tarde un poco pero luego lo entendí, el sutil sonido de una corriente de agua era lo que ella había estado buscando. Samantha corrió hacia lo que creyó era la dirección de donde provenía aquel sonido pero se perdió en varias ocasiones. Eventualmente llegamos a la fuente del sonido. Me detuve a la orilla del rio sabiendo que ya había estado aquí pero sin poder recordar cuándo. Samantha comenzó a correr rio abajo mientras el sonido del agua fluyendo iba aumentando paulatinamente eso solo podía significar una cosa: esto se pondría interesante. Como intuí pronto arribamos a una cascada de unos veinte metros de altura. El semblante de la cara de Samantha se podía ver su consternación, a diferencia de mi ella no lo vio venir. Se quito el abrigo color grana revelando una silueta agradable y completamente vestida de negro. El abrigo color grana se había vuelto pesado por la lluvia y no podía entender como prefirió correr con ese peso muerto. Y en un instante tres destellos cruzaron en dirección a los pies de Samantha. Eran flechas. Y antes de que ella pudiese reaccionar dos más cruzaron en su dirección pasaron tan rápidos que solo pude escuchar el silbido del metal cortando el aire seguido de un grito ahogado de Samantha. La flecha rozo su brazo pero ella sabía que la próxima no fallaría.
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Las Memorias del Tiempo.
FantasyEn demasiadas ocasiones hemos oído historias que han transcurrido a través de las épocas; esta no es una de ellas. En una situación sin precedentes Tiempo y Ocasión son acompañados por una tercera figura cuyo arribo transforma todo lo conocido por...