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Jongseong no se arrepentía de lo que había hecho, claro que no. A veces pensaba que de los cinco él era el que más tenía los pies sobre la tierra, dándoles golpes de realidad a sus hermanos menores cuando solían volar demasiado alto hasta llegar a una nube de la que él se veía necesitado de deshacer y tal vez era una mala persona por hacer ese tipo de cosas pero solo quería lo mejor para sus hermanos, los amaba pero también amaba a su madre, ni siquiera tiene una definición clara de porqué la adora, simplemente es un amor incondicional que se fue formando con el tiempo haciendo que él mismo prometiera estar siempre con ella, apoyarla y quererla sin importar nada.


Después de todo era su madre.


Los días pasaron hasta que se convirtieron en semanas y esas semanas en meses, demasiado rápido, todo ese tiempo era como una pequeña y delicada flor necesitada de muchos cuidados en donde los primeros días se demuestra la determinación por protegerla y amarla, pero pasa el tiempo y el interés simplemente se va como una fría ráfaga de viento mientras la pobre flor muere marchita perdiendo su color alegre y esas ganas de vivir que tanto la caracterizaba.


Simplemente era tan triste ver como una persona a la que amas incondicionalmente te usa para tener un buen para ella misma, te desgarra el corazón haciéndote sentir que caigas en una especie de oscuridad sin fondo mientras te vas preguntando una y mil veces el ¿Por qué? y tratando de buscar la respuesta rápidamente para poder que es lo que hiciste mal y de alguna manera lograr repararlo, sintiéndote aún más miserable porque no encuentras una respuesta.



Heeseung abrió la alacena de comida preparada, por primera vez en el día y como ya hace unas semanas seguía sin haber rastro de alimentos.


Estaba molesto, perdió la cuenta de las veces en las que le dijo a su madre que necesitaban comida y que sus hermanos tenían hambre, sumado a que está enojado con Jay porque él sabía que el menor no podía mentirle por tanto tiempo así que un día antes de irse a dormir le confesó lo que había hecho el día antes de ir a la corte.


Él solía enojarse con sus hermanos y tal vez más con Jongseong, pero a los minutos o un día de la pelea ya se habían arreglado, esta ocasión fue diferente, esa pelea había sido demasiado fuerte, no hubo golpes pero sí palabras hirientes y tuvieron que detenerse porque Riki se había puesto a llorar.

El mayor no estaba enojado era más como decepción la que sentía, él sabía cómo era la personalidad de su hermano y no es malo, solo hay que darle empujones para que pueda confiar en las demás personas.


—Seungie tengo hambre —Resonó nuevamente la voz de Jaeyoon.

—Yo también —Se sumó Jungwon frotando su vientre.


El mayor soltó un suspiro cansado ante aquellas peticiones, revisó sus bolsillos sin encontrar nada. Últimamente tenía que por poco rogarle a su madre para que le diera el dinero necesario para poder comprar algo de alimentos para cocinar para sus hermanos quedándose él sin comer. Justo como en los viejos tiempos.


—¿No hay nada para comer? —Volvió a preguntar el menor.

—Sólo sopa —Dijo Heeseung sosteniendo una pequeña lata de sopa de letras, revisó la fecha de vencimiento y no estaba tan alejado para su caducidad—Voy a calentarla.

Padres sustitutos - SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora