Capítulo 3

26 1 0
                                    

Hola, gente bonita, mis hermosos lectores, les tengo un mensaje -que es también el primero - con respecto a la novela, sin más preámbulo, aquí está la nota:

Nota: Cuando se presente letra "cursiva" simboliza que es la mente de Alice quien habla, es decir cuando sus inseguridades se colan en sus pensamientos.

Sé que es probable que ya se hayan dado cuenta, pero de igual forma quería evitar la confusión. Bueno, sin más que decir, continuemos la lectura

***

-Cariño, ¿qué pasa?, te di una orden.- Al principio su voz sonaba tranquila pero al continuar con la oración fue elevando el tono hasta mencionar la última palabra casi en un grito.

Acerco mis manos temblorosas al interruptor, mis dedos lo rozan dos segundo y luego enciendo la luz. En el preciso momento en que la habitación es iluminada él se levanta y con pasos lentos se acerca a mi, estudiando mis movimientos, casi como un depredador. Recuerdo que muchas veces en la escuela dijeron que se debía mantener la calma cuando una fiera intentara atacarte, decían que estas pueden oler el miedo y se aprovechan de ello. Bueno, resulta que no es tan fácil como lo enseñan, no sé como esperan que guarde tranquilidad teniendo esos dos ojos impasibles y rabiosos frente a mi.

Comienza a desabrocharse el cinturón mientras camina. Le observo los pies hasta que queda casi a un metro de distancia.

-Dime, ¿estas son horas de llegar?

-Yo..

Alza la mano que sostiene el cinturón y lo estrella contra mi mejilla izquierda. Llevo inconscientemente mi mano a mi mejilla y levanto la vista para encontrar sus ojos piadosos, pero ya no están, han sido reemplazados por una bestia alcohólica y asesina.

-¡Maldición, bastarda! ¡¿donde estabas?!

Recibo otro golpe en mi hombro derecho, luego otro sobre mi cabeza y una patada en el estomago que me hace caer de rodillas al suelo.

-Ya basta.- Sollozo.

Me da una patada en las costillas y me derriba sobre mi hombro derecho. Se sienta sobre mi estomago toma mis brazos para que no pueda resistirme y me grita:

-¡¿Basta de qué?!, ¡¿De qué?!

Me hala del pelo obligándome a mirarlo a la cara.

-Entonces, ¿donde estabas?, ¿prostituyéndote?, ¡porque eso es lo que eres, una puta, hija de puta! ¡eres igual a tu madre!

Las lágrimas comienzan a escapar de su rostro pero no se molesta en limpiarlas, al contrario se levanta y a mi con él.

-¡Fue tu culpa!- Comienza otra vez.- ¡Siempre ha sido tu culpa!

Me vuelve a lanzar al suelo y me patea fuerte en las costillas, en los muslos. Yo solo soy capaz de recibir los golpes, no puedo resistirme, sería inútil, además sé que tiene razón, es mi culpa, siempre ha sido mi culpa, yo no debería estar aquí.

¿Cuándo dejarás de arruinarlo todo?, ¿no has aprendido aún?, ¿no lo entiendes?, ¿por qué sigues aquí?

La respuesta: Alex. Esa es la razón por la que estoy aquí aún. Gracias a él estoy viva; más bien, por culpa de él.

Finalmente me escupe en el rostro, una vez que ha desquitado su ira me da una última patada y se va, dando un portazo una vez que la puerta se cierra tras él. Me acerco con cuidado al baño y escupo parte de la sangre que me ha quedado en la boca, limpio los rasguños y miro los moratones de mi cuerpo. Afortunadamente nunca nadie se ha dado cuenta de esto, al menos siempre procura golpearme en las partes que no son visibles, evitando dejar marcas en el rostro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 19, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Suicide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora