perdonenme...

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Jigoro caminaba a su casa triste y con la mirada perdida, estaba metido en un gran problema y ahora sus nietos también estaban involucrados, tenía miedo e incertidumbre. Cuando llegó, su nieto pelirubio lo recibió con una sonrisa calida y notable alegría, lo que ocasionó que el corazón del pobre anciano se estrujara.

—¡¡bienvenido abuelo!! ¿Como te fue hoy? Ven, ven, kaigaku y yo preparamos un postre de duraznos, ¡ven, prueba!—

el pelirubio tomó del brazo a su amado abuelo, emocionado lo llevó a la cocina con una sonrisa, cuando llegaron a la cocina ahi estaba kaigaku, con un gorro de chef echo de hojas de arbol, ya que no podía darse el lujo de hacerse un gorro de chef de tela, la tela era muy cara así que Kaigaku se las ingenió.

—Bienvenido sea jigoro Agatsuma, ¿preparado para probar el mejor postre de durazno de la historia?— decia kaigaku con un tono engreido a juego, haciendo que su abuelo riera por su actuación.

—¡permíteme!— zenitsu en un actuar comedido, cortó el postre y lo sirvió en 3 pocillos de madera, dónde usualmente tomaban sopa.

esa noche los 3 comieron el postre, haciendo notar que no era necesario hacer grandes hazañas en familia para ser reconocidas y recordadas con cariño, si no que más verdaderas aventuras son los pequeños placeres de la vida que compartes con las personas que más amas, en este caso, el postre de duraznos no es solo un postre, sino una reunión simbólica.

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Jigoro despertó al alba, ya que eran alrededor de las 6 de la mañana y jigoro sabía que sus nietos iban a recolectar duraznos a las 8 de la mañana para poder tener una buena venta en la tarde. jigoro estaba sentado en su futón, las primeras lágrimas amargas del día salían de sus lagrimales, el pobre anciano tenía una gran carga y una enorme pena, no quería perder a sus nietos pero tampoco poseía mucho dinero...

–¿que voy a hacer...? ¿y si me voy del pueblo con mis nietos? Pero... ¿a donde iremos? no conozco a mas gente y nadie aceptaría a una familia pobre... ¿por qué...? ¿por qué me quieren arrebatar a mis nietos? Buda... ¿qué mal estoy pagando? ¿Por qué mis nietos tienen que ser el castigo?– sollozó el anciano mientras se cuestionaba sus acciones pasadas, siempre fue una persona humilde, no recuerda haber sido egoísta o grosero, pero el error más grande de su vida fue endeudarse con ese mafioso.

jigoro soltaba grandes cantidades de lagrimas, rogando a dioses por ayuda, si es que habían, necesitaba de un milagro para salvar a sus nietos, o tal vez necesitaba razonar. Con eso en mente, decidio no ir a trabajar 2 dias para ver como irse de ese pueblo o esconder a sus nietos.

Pasaban las horas y Jigoro entraba en desesperación, al ver a sus nietos felices sacando duraznos para vender y así tener algo de comer este dia, no pudo evitar ponerse aun mas triste, la noche llego y la desesperación de jigoro aumentó, dejando un enorme hueco en su alma y conciencia.

–tengo que protegerlos... Tengo que cumplir la promesa que le hice a mi hija... a mi querida hija...– Murmuró entre sus pensamientos, recordando a la madre de aquellos hermanos, la cual era una mujer dulce y amable, pero lastimosamente, el machista de su marido la golpeó hasta matarla y luego desapareció, aunque, el machismo era algo de todos los días en Japón en la era Taishō.

Jigoro empezó a guardar las cosas de sus nietos en una canasta de paja, él los ayudaria a irse a una cueva o el mismo construiria una pequeña casa lejos de la sociedad, le diria a aquel hombre que entraron a robar a la casa y secuestraron a sus nietos. Los iba a llevar mañana al nuevo alba.

𝗮 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗻̃𝗮𝗻𝗮 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲

Jigoro desperto a sus nietos a las 5 a.m
Les dijo que estaban en peligro y el tenia que esconderlos.
los jovenes no entendieron pero obedecieron, se arreglaron y tomaron las canastas de paja, colocándolas en sus espaldas, jigoro la noñche anterior hizo que la casa este desordenada, como si hubieran asaltado en verdad.
estaban a punto de salir pero, varios hombres entraron derribando la puerta, y entro aquel hombre de la otra noche, los hombres agarraron a los jovenes de forma bruzca, los jovenes estaban asustados.

—amanecio, te lo dije jigoro, yo mismo vine por ellos.—

—¡abuelo! ¿¡Quiénes son ellos!? ¡Ayúdenos por favor, abuelo!— el terror y miedo eran palpables en los gritos de auxilio del joven.

Pero uno de los hombres sacó una navaja y la puso en el cuello del pelirubio.

—cállate mocoso.—

—¡¡Déjalo!! ¡¡Ni se te ocurra ponerle una mano encima!!— gritó el pelinegro de manera agresiva mientras forcejeaba por liberarse e ir donde Zenitsu.

Uno de los hombres le golpeó en el estomago a kaigaku, lo golpeó tan fuerte que le hizo escupir sangre y retorcerse del dolor en su lugar.

—¡no! ¡dejenlos, por favor! ¡no les hagan nada! ¡se los suplico!— imploró el anciano mientras juntaba las manos en un acto desesperado.

—tus suplicas no serviran de nada jigoro, despidete, ya se van.— le restó importancia a los ruegos del adulto mayor y solamente hizo una señal con los dedos para que sus hombres los llevaran afuera.

zenitsu estaba llorando, estaba confundido y tenía miedo, quería abrazar a su abuelo hasta que todo esto pase y quedarse dormido en su regazo como lo hacía cuando era un niño.

—Abuelo... ayudanos por favor...— sollozó con la voz quebrada.

—...no...mis niños...— el arrepentimiento sobrecargaba su conciencia, pero no podía hacer nada al respecto, no quería que sus nietos resultarán heridos... Se sentía tan impotente.

Esos hombres empezaron a arrastrar a los jovenes a un carruaje de madera gastado y con cortinas negras.

—¡¡No!! ¡¡Abuelo!! ¡¡Auxilio!! ¡¡¡Abuelo!!! ¡¡Por favor!!— chilló el pelirubio al ser arrastrado de lo que por años consideró su hogar y no quería dejarlo.

—¡Abuelo! ¡¡Ayúdenos, por favor!! ¡¡Abuelo!! ¡¡¡No!!!— el pelinegro intentó poner resistencia pero era inútil, solamente era un niño flaco y débil.

jigoro estaba soltando varias lagrimas al ver como le quitaban a sus nietos, definitivamente no entendía a los taoístas quienes decían que el universo se encargará de acomodar todo.
Metieron a los jovenes al carruaje y el hombre de la otra noche solo miro a jigoro sin sentimiento.

—¿por qué? ¿por qué les haces esto a unos niños...?— el anciano estaba destruido y no encontraba razón a la existencia sin sus nietos.

—niños pobres, pero bellos, pagaran muy bien por ellos y sus servicios.— dijo aquel retorcido hombre sin resentimiento, todo en su mente era dinero.

—¡Kaigaku tiene dieciséis y Zenitsu quince! ¡Eres una persona tan podrida que me das asco! ¡cuando llegue tu castigo, ni tu asqueroso dinero podra salvarte!— en un arrebato de furia el anciano gritó.

Pero aquel hombre le dió una patada en el estómago al anciano que posiblemente le haga daño en su salud digestiva.

—cierra la puta boca, maldito pobre, el que no vale nada eres tu, ya jamas los volveras a ver, no importa cuánto patalees o te sobes los mocos, si lo único que sabes hacer es llorar, anda, llora como un jodido maricon.— finalizó el hombre con aquellas crueles palabras para dirigirse a la puerta.

Aquel hombre cerro la puerta, dejando al pobre anciano estallando y ahogandose en sus propias lagrimas.

𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗷𝗼𝘃𝗲𝗻𝗲𝘀

ambos jovenes estaban con las manos atadas, el joven rubio estaba llorando en silencio en el hombro de su hermano y este mismo solo lo estaba consolando.

—¿por que? ¿que pasó...? ...abuelo...ayudanos porfavor...— murmuro el más joven sollozando por misericordia.

—calma, Zen...todo estará bien... yo te protegeré... nada malo pasara si estamos juntos...— intentó animar a su hermano, le dolía con toda el alma verlo llorar.

—hermano... tengo miedo...— Murmuró el rubio como un niño chiquito.

—Mientras yo esté vivo... nadie te hará daño...— murmuró el pelinegro, en un signo de protección a lo único que ahora tenía.

Y es que, Kaigaku tuvo que madurar a temprana edad para poder cuidar a su hermano menor desde que el desgraciado de su padre los abandonó, no pudiendo disfrutar de la mayoría de su infancia por cuidar a su hermano menor pero no se arrepentía, ya que el rubio menor lo era todo para él.

ya viene lo bueno, tengan paciencia ugu

•~𝚂𝚘𝚕𝚘 𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚘𝚋𝚓𝚎𝚝𝚘~• ☞︎︎︎ Tanzen Angst ☜︎︎︎ (Mi AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora