ErickYo no podía soportar más, simplemente no podía pararme delante de sus padres y fingir que estaba perdidamente enamorado de él cuando el único sentimiento que le tenía, era asco. Después de la noticia de Patricia, realmente creí que iba a sincerarse, creí que detendría esa mentira pero no, él simplemente siguió con el juego y me está obligando a hacer lo mismo. Me afecta, me hace daño porque la enfermedad que tiene su madre, es cruel y despiadada, casi caníval, destruye el cuerpo y también el alma, lo se, lo viví con mi propia madre y no hay día en que no recuerde lo doloroso que fue ver como se apagaba lentantamente hasta que no pudo más.
Me sentí un farsante en aquella cena, un farsante de categoría mayor porque además de fingir ser la pareja de Pimentel, realmente disfruté estar ahí, disfruté compartir una velada tan agradable con personas sencillas, personas amables y genuinas que no hacían alarde de su posición social. Yo me sentí realmente bien conversando, riendo, interactuando con Patricia y Josh y eso es lo peor de todo, que prácticamente estuve disfrutando de engañar a personas que no lo merecen, por eso cuando ella lloró al contarnos de su enfermedad, mi corazón se encogió de forma dolorosa porque sentí en mi alma su verdadero dolor, su verdadero deseo de ver a su hijo con una familia propia.
No puedo arrancar de mi cabeza la escena completa, por mucho que he tratado de borrarla, persiste sin posibilidad de desaparecer. Sentí tanta pena, tanta pena que me ha estado atormentando todo este tiempo. Con Pimentel no hablé más, quería creer que se retractaría de todo y que no seguiría mintiendo, tenía la esperanza de que todo terminara pero muy dentro de mí, muy profundamente dentro de mí, había una pequeña llamita que no se apagaba y que me hacía continuar con esto. Sabía que no era amor por Pimentel, yo realmente no sentía nada por él pero su mamá...su mamá me había hecho sentir que no había perdido a la mía y por un cortito tiempo, me sentí en familia.
¡Maldición!
Me sacudí los pensamientos de una vez, no podía seguir de esta forma, no podía permitir que me consumiera tanto. Solo tenía una opción y era seguir con esta mentira, aún cuando me estaba sacrificando a mí mismo y a cualquier posibilidad de ser realmente feliz con una persona que estuviera conmigo por amor. Bajé las escaleras hasta llegar a la calle donde ya me esperaba el auto que me llevaría al apartamento de Pimentel. Saludé con cortesía al chofer, para mi sorpresa no era pesado o seco, había devuelto el saludo de forma cordial, amigable y eso ayudó a que mis nervios se calmaran un poco y así cuando llegó la hora de enfrentar la realidad, no estaba tan asustado.
-Al fin llegas, estaba pensando que no lo harías. -No puedo decir que el recibimiento fue agradable, no podía serlo ni aunque estuviera luciendo así de impactante con esa ropa porque su actitud era un asco. -Trata de mejorar esa cara, cualquiera pensaría que estás obligado a venir.
-Es un idiota. -Respondí en cambio cuando se rió de su propia broma, que por cierto, no tenía nada de graciosa.
-Si, ya me lo habías dicho pero en serio cambia esa cara, luces terrible.
Quise responderle, realmente quise porque una vez más me sentía humillado ante él. Seguía sin saber si era así sin darse cuenta o si decía esas cosas dolorosas solo para hacer daño pero a mí particularmente me afectaba porque nunca había sido un chico que se dejaba llevar por el dinero, para mí no tenía nada malo no ser rico, no tenía nada malo vestir simple, sin ropas caras o zapatos de marca, para mí era más importante ser una buena persona sin embargo tampoco me había sentido invisible nunca antes, si bien mi posición no me permitía frecuentar lugares y personas de más clase, siempre había sabido comportarme en cualquier circunstancia, nunca un comentario negativo me tiró abajo pero Pimentel hacía que me doliera, que me doliera seriamente ser minimizado por él.
-Hola querido, ya estás acá. Pasa, pasa, te estábamos esperando para cenar. -La voz de mi falsa suegra rompió el momento y no fingí cuando caminé directo a ella para abrazarla, me sentía débil y vacío y es por eso que me permití sentir un poco de ese cariño que ella si me estaba brindando de forma sincera.
-Hola Patricia, me alegra verte bien, estás muy bonita. -Fui sincero con ella, realmente se veía fantástica, nadie que la viera pensaría que está enferma. Mi corazón se estrujó, la conocía muy poco, casi nada a decir verdad pero se sentía como si lleváramos años de hacerlo.
-Gracias bonito, tú también luces muy bien, no se como lo haces pero deslumbras con cualquier cosa que te pongas.
-Muchas gracias pero no creo que sea así, no tengo nada de especial. -El sonrojo seguramente era notorio y a decir verdad me sentía muy bien, me confortaba y contrarrestaba el malestar que había causado su hijo.
-Erick, querido, tienes mucho de especial, créeme y si no, pregunta a Joelito.
El silencio predominó en la sala de estar y por lo que pareció una eternidad, nuestras miradas se encontraron. No supe que había pasado con Patricia, si nos había dejado solos o si seguía ahí porque todo pareció desaparecer a nuestro alrededor. Enfrenté su mirada sin saber que buscaba en ella, sin saber por que quería escuchar su respuesta, yo sabía que mentiría, sabía que solamente seguiría la corriente a su mamá, que solo hablaría porque correspondía sin embargo no pude, no pude despegar mis ojos de esas avellanas claras que justo ahora me estaban viendo, me estaban viendo a mí.
-Mamá tiene razón, eres el chico más hermoso que he visto en mi vida.
-¿Qué? -Casi chillé mi pregunta cuando pude recuperar el aliento, sabía que lucía patético justo ahora pero...pero él estaba ahí, aún mirándome, mirándome a mí mientras parecía librar una batalla contra sí mismo y yo necesitaba escucharlo una vez más aún cuando sabía que estaba mintiendo.
-Eso...Brian, eres el chico más hermoso que he visto en mi vida.
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What about marriage?
FanficEl matrimonio puede ser un sueño, un anhelo, un deseo arraigado en lo más profundo de un corazón. Puede ser la promesa eterna de un amor real y el compromiso fiel de mantenerse juntos pero a veces, solo a veces, no es más que una cadena al cuello, p...