Capítulo 13

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Joel

Al fin podía respirar relativamente tranquilo, era tarde y estaba cansado, la fiesta se había extendido un poco más de lo previsto y no fue casi hasta media noche que pude largarme, largarme con Erick, mi esposo, a nuestra "romántica luna de miel". Entre el viaje al aeropuerto y las cinco y medias horas de vuelo, habíamos aterrizado en California a las siete de la mañana y aunque la madrugada pudo servir para que descansara en el avión, la intranquilidad y la tensión no me lo permitieron. Tampoco el hecho de que tendría que pasar toda una semana a solas con él, en un lugar malditamente caro y hermoso pero que sabía se convertiría en un infierno y obviamente el encargado de desatarlo sería él. Por eso había tomado medidas preventivas, no tenía consciencia sobre las consecuencias de las mismas pero algo era mejor que nada.

-Esta es tu habitación, con esa pulsera tienes acceso ilimitado a todo lo que haya en este hotel. No tienes que decirme a donde vas o con quien, tienes esa tarjeta de crédito para que la uses cuando te parezca y no voy a limitar las cantidades que quieras gastar, a fin de cuentas estás aquí por obligación pero al menos no tienes que fingir que te gusta pasar tiempo conmigo, nadie nos conoce y yo no me meteré en tus asuntos, solo recuerda que el día del regreso es el próximo domingo y que tenemos que salir a las diez de la mañana al aeropuerto. Disfruta tu estadía y trata de no amargarte más de lo que ya estás, son como... vacaciones, vacaciones libres donde nadie va a controlarte.

-¿Qué? -Salté asustado por la fuerza de su grito, yo estaba cansado y probablemente no había gritado tan alto en realidad pero mi estado de ánimo hacía que todo me resultara más...alarmante.

-No voy a repetir todo eso, solo...toma la llave y la tarjeta, no quiero ni tengo fuerzas para entablar una pelea, Brian, estoy cansado, la noche ha sido muy larga y quiero dormir. Tú también necesitas desc...

-¿Me estás jodiendo? -Su voz completamente enojada me hizo despertar y debo admitir que no me esperaba para nada esa mirada molesta y completamente incrédula.

-¿Qué? No...yo no...

-¿Y qué es lo que se supone acabas hacer? ¿Cómo pretendes decir toda esa serie de estupideces y pensar que voy a quedarme tranquilo? No se que tienes en la cabeza pero no pretendo estar toda una semana solo en este lugar.

-¿Qué? ¿Por qué estás enojado? -Yo seguía sin entender, se suponía que él prefería estar lejos de mí y aunque eso no me hacía sentir bien, sabía que era lo mejor.

-¿Cómo que por qué? -Chilló dando un paso en mi dirección, yo di uno hacia atrás. ¿En qué momento se había volteado la situación?

-No entiendo, Brian, no entiendo cual es tu enojo. Solo estoy tratando de hacer tus días más fáciles, sin tener que fingir que estás feliz porque nos casamos. Acá no está mamá y nadie te conoce, solo te dije que hagas lo que quieras y que no voy a molestar. ¿Cuál es el probelma con eso? Hasta te saqué una habitación propia para que no tengas que estar asfixiado en la mía. No se que jodidos debo hacer para que estés contento, se que suena hipócrita porque fui yo quien te arrastró a esto, yo fui quien te obligó a hacer algo que no querías pero te dije que terminaras con eso, te di la posibilidad de negarte. ¡Puta madre! Te dije que lo terminaras tú, ahí frente a todos, pudiste terminar y de paso vengarte, humillarme delante de mi propia familia y tú... tú...

-¿Estás diciendo que te arrepientes? -Y si no fuera por el brillo totalmente lastimero de sus ojos, yo habría pensado que se burlaba de mí porque no era posible que él estuviera realmente preguntando. Se suponía que me odiaba y que solo había aceptado porque lo obligué.

-¿Qué? -Yo estaba incrédulo, total y completamente incrédulo.

-¿Te arrepientes de...de haberte casado conmigo? -Cuando su mirada chocó con la mía, el mundo pareció detenerse y yo simplemente no tenía respuesta a su pregunta, solo me quedé ahí, mirando ese rostro de muñeca mientras que las manecillas del reloj parecían haberse esfumado.

-Disculpen señores Pimentel, lamento haber interrumpido pero dejaron esta maleta en recepción. ¿Desean que la deje en esta habitación o en la otra que tienen reservada?

La voz que nos interrumpió era completamente desconocida y casi me da un infarto cuando me dí cuenta de lo ridículos que nos debíamos ver a los ojos del joven muchacho que nos miraba esperando una respuesta. Lo reconocí como uno de los chicos que ayudaban a los huéspedes a instalarse en las habitaciones y me tensé enseguida. ¿Habría escuchado algo de nuestra pelea? Normalmente no me preocupaba por lo que otros creyeran de mí pero justo ahora, con la mañana avanzando y mil horas sin dormir acumuladas en mi cuerpo, me sentía...expuesto y débil. Miré rápidamente a Erick porque tenía temor de que dijera algo y estuve a punto de responder al chico cuando mi "esposo" se adelantó dejándome sin palabras.

-Muchas gracias por traerla, estábamos tan cansados que solo queríamos llegar a dormir. Es nuestra luna de miel y queremos descansar bien antes de poder disfrutar el resto de la semana. -El muchacho sonrió ante la respuesta y yo solo pude abrir la boca como un pez porque no podía creer la facilidad con que había dicho todo ese discurso.

-No es nada, entiendo, a veces pasa. ¿La dejo acá o prefieren que los ayude a acomodarse? -Yo sabía que el muchacho solo hacía su trabajo y que estaba siendo amable porque para eso le pagaban pero me estaba empezando a sentir incómodo por la forma en que miraba a Erick. De todas maneras no dije nada, no estaba en condiciones, éramos esposos solo por papeles.

-Nos puede ayudar a acomodarnos, por favor. -Dijo Erick amablemente y casi me caigo de culo cuando alargó su mano en mi dirección. -¿Me prestas la llave? -Debo haber puesto una total cara de que no entendía ni mierdas lo que decía porque abrió sus ojos en grande y volvió a hablar. -Para que nos ayude, así acabamos de entrar a descansar, fue un viaje largo y estoy deseando poder darme un baño y dormir, tú también. Vamos, vamos a acomodarnos.

Yo no dije nada, no entendía que estaba haciendo él o que carajos pretendía con toda esa actitud extraña. Hacía tres minutos estábamos teniendo una pelea y ahora me encontraba siendo arrastrado al interior de su habitación. No quería ser grosero, no se vería bien que le hiciera un gesto feo, un rechazo delante de aquel joven pero yo estaba incómodo, solo quería descansar y olvidarme al menos por unas horas de todo lo que había pasado hoy. Había sido un día agotador y guardarme los inútiles sentimientos que empezaban a crecer dentro de mí, era mucho más difícil de lo que pensé, sobre todo porque no tenían base y mucho menos... esperanza.

-Ya está, espero que puedan descansar. Disfruten su estadía, si necesitan algo, pueden llamar a recepción desde el teléfono. Con permiso. -El chico se retiró bajo la mirada de Erick una vez que nos ayudó a acomodarnos, en el justo instante en que la puerta se cerró, fui consciente de que yo estaba dentro de la habitación y el pánico me atacó.

-Bueno...yo me voy. Espero que descanses y que ma...

-No vas a irte ahora. -Cortó con tono firme, haciendo que me empezara a incomodar, realmente no quería tener otra discusión, solo quería dormir.

-Brian...por favor, de verdad no hagas esto, solo quiero ducharme y dormir, estoy cansado.

-Por eso, acá está todo lo que necesitas, no es necesario que vayas a otra habitación.

-¿Qué?

-No respondiste mi pregunta, fuimos interrumpidos por ese chico pero de acá no vas a salir hasta me respondas. Dime Joel...¿Te arrepientes de casarte conmigo?

¿Te arrepientes de casarte conmigo?

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