1. Niña depresiva

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L E N A L U T H O R

— ¡Le dieron el jodido caso 501! — grité en un murmuro, Sam me dedico una mirada interrogante antes de volver a su escritorio y seguir con su papeleo — La nueva consigue el mejor caso de todos en un puto mes —

— Quizás es muy buena en lo que hace — concluyó mi compañera, sonrió de lado como siempre lo hacía para calmar la bestia endiablada que tenía por carácter — Aunque el jefe pidió discreción con ella —

— ¿Qué quieres decir con eso? — bebí mi latte cargado.

— No quiere que nos acerquemos o la molestemos — se encogió de hombros, volvió a su computadora para seguir con el aburrido caso Lowe.

Miré de reojo a la mujer con semblante serio, su rubio cabello se encontraba amarrado en una perfecta coleta y su atuendo era digno de admirar.

Sentí rabia al verla sacar los informes del caso 501, el caso de asesinato más visto de la historia lo tenía una novata con porte de chica mala.

Me debatía mentalmente si acercarme o no. Grant fue clara, no molestar a Kara Danvers. Tiré el vaso descartable al pequeño tacho para concentrarme en la rubia que me daba la espalda desde su escritorio, su impecable juego de pantalón y camisa celeste te podía quitar el aire si fueras débil de calzones pero en mi caso solo me hacía rabiar.

Me incorporé firme para dirigir mis pasos cansados al escritorio de la novata, Sam intentó detenerme con sus gestos preocupados pero yo quería saber que tenía de especial aquella chica que obtuvo algo por el cual todos los policías de National City se mataban; el caso 501.

— Novata — dije con recelo. La oficial Danvers elevó lentamente su rostro para mirarme sin mostrar expresiones, con suma elegancia se irguió de su asiento para enfrentarme.

— Estoy en la estación hace un mes — su voz áspera me dió un escalofrío — Dejé de ser una novata, Luthor — la mire perpleja, tan descarada y majestuosa. Su decadencia al verme era fascinante, sus iris se dilataban con tanta devoción que de pronto sentía que morir ahogada en un mar no me parecía tan malo.

— Oficial Luthor para ti — contesté secamente, una sonrisa burlona decoró aquel rostro tallado por los mismísimos dioses del Olimpo. La oficial Kara Danvers enarcó una ceja para luego darme la espalda pero la detuve al invadir su espacio personal — Lo siento, no quise...—

— Oficial Danvers para ti — rubia descarada, estiré mi mano en saludo esperando que hiciese lo mismo hasta que luego de unos interminables e incómodos segundos estiró su mano — Un placer conocerte — la manga de su camisa dejó ver las marcas horizontales sobre sus muñecas, algunas muy recientes y otras eran cicatrices.

— El placer es mío — mi voz parecía desconcertada, la oficial no le dió importancia y siguió con aquel envidiable caso.

Caminé hasta el salón de descanso, me sentía confundida ¿Cómo alguien con problemas depresivos entra a Homicidios?, di vueltas en círculos tratando de entender que carajos sucedía con el sistema policial.

Recordé sus ojos tristes, azules como el cielo pero con ganas intensas de llover. Kara Danvers era un enigma. Aquellas cicatrices en su muñeca eran un problema, si tenía depresión podría involucrar el caso 501 y no podía permitir tal blasfemia.

— ¿Qué sucedió con la elegida? — preguntó Sam de manera divertida.

— ¿Elegida? Seguro los chusmas le dicen así por tener el caso 501 — le reste importancia, me senté en una de las sillas fastidiada — Maldita novata —

— Solo estás celosa, Len — se burló de mí, la morena miró sus uñas con delicadeza y volvió a poner su atención en lo importante — ¿No te pareció ardiente y sexy? — fingió sensualidad.

— Tengo mis gustos, Arias, ella no lo sería ni en un millón de años —

— Claro, y yo no soy la más lesbiana de las lesbianas — sonrió con sutileza mostrando con orgullo su brazalete gay.

— Es una jodida depresiva — solté.

— Cuida tus palabras, pulgarcita — se acomodó en la mesa y me dedicó una mirada de reproche — No digas estupideces si no conoces la realidad de su situación —

— Se corta —

— No te incumbe —

— Puede joder el caso 501 — espeté colérica.

— ¡Toda tu vida depende de ese puto caso! — elevó sus manos dramáticamente — ¡Madura, Luthor! —

— Le diré que abandone el caso — gruñí, me levanté de la silla y caminé saliendo de la sala.

— No lo hagas — Sam me lanzó una dona frente a todos nuestros compañeros, el glaseado rosa se estampó en mi cara dándole un aire chistoso al asunto pero yo no estaba para bromas.

— Quiero que renuncies al caso — la oficial me miró divertida, retiré el glaseado con la manga de mi uniforme y seguí con mi mirada insistente sobre ella.

— No voy a renunciar a un caso tan importante solo porque una chica sexy me lo pide — habló con seguridad, el murmullo de los oficiales y las bromas de doble sentido no se hicieron esperar.

— No estás en condiciones de resolverlo —

— Eso no lo decides tú — farfulló, su semblante se volvió sombrío y escalofriante.

— Eres una oficial que puede arruinarlo con su depresión — los dientes de Kara Danvers de apretaron con enojo, los músculos de su mandíbula estaban tensos y sus nudillos blancos.

— ¡Luthor! — la capitana Grant me gritó desde su oficina, vió el espectáculo.

"Tierra tragame"

— Tengo este caso porque usé la cabeza, no me culpes por querer mostrarle a tus superiores que eres especial cuando yo con decir una palabra conseguí algo que cientos de oficiales no pudieron — descarada, sexy y depresiva.

"¿Qué ocultas, Kara Danvers?"

Cicatrices (Supercorp-historia corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora