Epílogo

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— Mamá va a matarte — me acusó Lori. Le dedique una mirada asesina mientras caminábamos de la mano por el parque — No me mires así, tú perdiste a Saskia.

— Se supone que jugábamos escondidas — me excuse.

— Mami, ¡Saskia siempre se pierde! — elevó sus brazos escandalizada — ¿Se puede saber dónde están todos mis hermanos? — remarcó el "todos" con obviedad.

Lori era idéntica a Diana, a veces me dan ganas de lanzar por la ventana a mi propia hija.

— ¡Mami mami! — Dylan chilló eufórico colgado del árbol. Miré a Lori que resopló al ver a su gemelo haciendo maniobras como un pequeño chimpancé.

— ¡Aquí estoy, mami! — Brandon intentó saltar la banca del parque y terminó cayendo de cara en la arena.

Lori volvió a resoplar.

— ¡Ja! — apareció Marley — ¡Yo gano, perras! — se deslizó por la resbaladilla de pie logrando dar un salto majestuoso para proceder a hacer un ademán.

— Sigues sin encontrar a Saskia, mami — todos mis hijos me rodearon clamando sus helados pero aún me faltaba la pequeña Saskia.

Lena querrá cortar mi amiguito.

Llevamos diez años casadas y como verán, demasiados hijos. Marley y Brandon fueron los niños que adoptamos antes de que llegaran los gemelos, la cereza resultó ser premio doble, Lori y Dylan eran como el agua y el aceite pero cuidaban a sus hermanos mayores y claramente a su pequeña hermana Saskia.

Hablando de Saskia, ella fue un pequeño accidente hace cinco años en un avión con destino a Francia por nuestras vacaciones. Mismo error. Mismo resultado. La pequeña era Kara Danvers versión miniatura, hasta con un amiguito incluído, todos sus hermanos la protegen con uñas y dientes y nosotras no nos cabía tanto orgullo en el pecho.

— ¡Mami! — rugió Brandon — Mamá llegará al parque en diez minutos y Saskia sigue perdida — Lori rodó los ojos y exclamó.

— Saskia siempre va a la tienda donde está el unicornio horroroso de aquella tienda — apuntó con su dedo la juguetería y como si el diablo me llevará arrastré mis cuatro hijos para encontrar la quinta que se me había perdido.

— Entonces yo besé a Mary — dijo Dylan con orgullo agarrando parte de mi cinturón como lo hacía cuando era un pequeño niño — Pero ella luego dijo "Tú madre me da asco" — me detuve en seco para mirar al gemelo — Entonces yo dije "Al menos mi madre resolvió el caso 501 y tú madre solo te enseña a despreciar otras mujeres" — Lori miró con felicidad a su hermano y lo abrazó por los hombros. Brandon y Marley me dedicaron una dulce mirada junto a una sonrisa, nada me hace más feliz que mis cinco niños.

— Hola hola — la encargada de la tienda nos miraba con alegría — Llegaron mis clientes favoritos — acarició la cabeza de mis cuatro niños y estos corrieron dentro de la juguetería.

— Sara, dime qué Saskia está aquí — suplique.

— Por supuesto. Saskia está junto al unicornio — giré mi cuello y ahí estaba mi pequeña rubia, acariciaba con dulzura aquel peluche poco bonito.

Me acerque a mi niña y con cuidado me puse de cunclillas para observar ese unicornio — Todos dicen que es feo — su aguda voz bombeaba mi corazón de madre — Pero nadie ve que es solo un unicornio al que pueden darle cariño — sus ojos azules brillaron al contemplar aquel juguete — Todos merecemos amor, ¿no es así, mami? — asentí acariciando su suave cabello dorado.

— ¿Cómo se llama? — pregunté decidida a comprarle ese unicornio.

— Pinky — contestó con la felicidad que todo niño es capaz de brindar — Quizás vean a Pinky feo pero ante los ojos correctos es perfecto — mi hija derritió mi corazón — Eso es lo que siempre dice mamá cuando alguien se refiere a ti como un monstruo — besé su pequeña frente reteniendo las lágrimas — No somos monstruos mami, solo nacimos diferentes.

Cicatrices (Supercorp-historia corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora