No escribo, me salvo

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Trato de escribir y las palabras se ahuyentan como luciérnagas,

cierro los ojos y duele ver mi muerte ante las hojas en blanco.

Este constante dolor es el río de la poesía,

la sangre de este árbol

que solo crece en el pedregal de los cerros secos.

Escribo para salvarme del mundo y del ruido,

de rescatarme ante los ojos acusadores

y bocas escupidoras de sangre.

Aquí vengo con mis palabras calladas

y mi corazón roto,

traigo las manos lastimadas

y la cara simulando alegrías infantiles.

No soy el hombre que busca monedas

para comprar al mundo,

busco la sabiduría para salvar mi mundo del colapso cósmico;

sé que los golpes de esta vida me pondrán de rodillas,

pero traigo conmigo otras vidas

que le robé a los gatos que caminaron en falso

mientras se enamoraban de las estrellas,

no sabían que la luna tiene el amor en monopolio.

Me pincho los ojos con una pluma para escribir

cuando miro hacía dentro.

Escribo para salvarme,

sé que el mar colecciona poetas,

sé que en la profundidad no hay muerte, solo dolor,

en el fondo se toca la pus que revienta

cuando ya no se puede caminar más.

Escribo para callar esta soledad

y grito para taparle los oídos al mundo.

No tengo nada que dar a nadie,

no estoy en deuda,

no espero el futuro

y el pasado es una hermosa canción triste.

Hoy canto en silencio y escribo para amarme,

sobre todo para salvar lo que aún queda de mí

después de haberlo perdido casi todo.


POEMAS PARA NO MORIR DE SOLEDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora