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Adrien veía a Marinette y Chloe, quienes de estar por comenzar una guerra mundial dentro de un elevador, quedaron en completo silencio, se sentaron en lados opuestos y ahora se miraban fijamente.

No tenía ni idea de lo que sucedía, pero al menos al fín había paz, aunque poco a poco el calor se iba sintiendo más.

-Muy bien, Adrien, tu decides.- dijo Marinette y el chico mostró cansancio.

Al menos fue dos minutos de completa paz.

-¿Qué cosa?- preguntó, rogando que no se pongan a discutir otra vez.

-¿No es obvio? Uno debe ser sacrificado para alimento, es Dupain-Cheng o yo, tu decides.- respondió Chloe como si fuese lo más natural del mundo.

Adrien la miró con espanto, intentando ver que una de las dos se aguanté la risa, pero no, hablaban muy en serio.

-¡No vamos a comer a nadie!- gritó, preocupado por ésas dos.

¿Qué acaso sí él no hubiese quedado encerrado con ellas en este momento iban a estar luchando para comerse?

-Tienes razón, una persona entera es mucho.
¿Se conforman con una pierna?- preguntó Marinette, levantando una pierna.

Si era por Adrien, era un precio muy barato.

-¿Pollo desnutrido? Si no queda de otra.- dijo la rubia, acercándose a Marinette.

-¡Ya paren las dos, solo llevamos aquí 8 minutos!- gritó el rubio, impidiendo una locura.

¿Qué sigue luego? ¿Una de las dos tendría la loca idea de tener que repoblar la especie dentro del elevador?

-¡¿Sólo 8 minutos?!- gritaron ambas chicas, con espanto.

Adrien asintió mientras las enemigas se veían con desprecio.

¿Y ahora con qué saldrían?

-¡No puedo creer que llevó tanto tiempo viendo tu feo rostro!- exclamó Chloe mientras se volvía a sentar y se cruzaba de brazos.

En ése momento podía estar haciendo algo importante como darle órdenes a Sabrina, molestando a un idiota o admirando su belleza en un espejo, pero estaba en ése lugar, con la Chilindrina francesa de dos pies izquierdos.

-¡Y yo viendo tu gordo trasero!- gritó Marinette, enojada.

A ella tampoco le gustaba estar encerrada con Chloe, si tan sólo hubiese quedado encerrado a solas con Adrien, seguramente ya tendrían una aldea construida.

-¡¿Llevas todo esté tiempo mirando mi trasero?! ¡Cochina degenerada!- gritó la rubia, mirando a su enemiga con asco.

Lo sabía, era tan irresistible que hasta las mujeres... o intentos de mujeres como Marinette, la veían con lujuria.

Su belleza era un arma muy peligrosa.

-¡No, solo lo digo para mo...

-Adri, ayúdame, la fracasada es un depredador sexual que desea mi glorioso cuerpo.- dijo Chloe, acercándose a Adrien y apoyándose en el hombro de él.

Seguramente Adrien también la deseaba, después de todo, es tan condenadamente irresistible.

-¡No soy éso y tampoco hay mucho para desear si fuese el caso!- gritó la azabache, con cara de asco.

Ella jamás vería a Chloe de una manera diferente a un parásito chupa almas.

-Palabras típicas de alguien con envidia.- dijo la rubia, sacándole la lengua a su enemiga.

-¡¿Quién va a envidiar a un payaso que anda prófugo del circo?!- preguntó Marinette, algo roja del mismo enojó y el calor.

¡¿Por qué rayos hacía tanto calor?!

-No lo sé, ¿alguien te envidia?- preguntó la rubia con una sonrisa burlona.

Dupain-Cheng está a años luz de poder tener una batalla de insultos con ella.

Marinette, al oír éso, dio un suspiro profundo y miró a Chloe con calma.

-Tu madre y hermana me quieren más a mi que a ti.- dijo mientras sonreía levemente.

Un gran silencio gobernó por unos segundos hasta que la furia de la rubia despertó.

-¡Ahora si te tocó el ocho!- gritó Chloe, colocándose de pie, lista para romperle su intentó de cara a Marinette.

-¡Entrale que te voy a arrancar ése cabello con extensiones!- gritó Marinette, colocándose de pie, lista para hacer lo que nunca quiso hacer, agredir a un animal.

Antes de que las dos comiencen a pelear, oyeron un sonido y miraron a Adrien, que cubría su rostro con sus manos.

¿Estaba llorando?

-Adrien, no llores, sé que quizás no vivamos pero debemos mantenernos cuerdos hasta que uno de nosotros ya no dé más.- dijo Marinette, dándole ánimos.

Quizás uno de ellos no sobreviva y se alegraría de que sea Chloe.

-¿Qué manera de animar es ésa?
Es obvio que está así por tener que estar tanto tiempo contigo.- dijo Chloe, volviendo a sentarse en el elevador.

-¡Lo siento, solamente soy una carga!- gritó Marinette, arrodilladose delante de Adrien.

El rubio, que ya no daba más del las peleas de ésas dos, intentó calmarse un poco.

-No eres... una carga.- dijo Adrien a su amiga para que se calme.

Marinette sonrió como niña pequeña de tanta alegría al saber que no es una carga para Adrien.

-Si lo es, no mientas.- dijo Chloe, de manera tranquila.

-La carga es tu gordo trasero. - gritó Marinette a su enemiga.

-¡Ya deja mi trasero fuera de esto, pervertida!- gritó la rubia, cubriendo su cuerpo con sus manos para que Marinette no la vea.

-Que alguien me ayude.- susurro Adrien, intentando contener sus ganas de llorar.

Los 10 minutos más largos de todas su vida, los estaba viviendo con sus dos amigas, que eran mutuamente enemigas.

Continuará...
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¡Hola!

Pobre Adrien, sus años de vida se acortan encerrado con Marinette y Chloe.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

30 minutos en un ascensor con dos rubiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora