"𝖊𝖓𝖛𝖚𝖊𝖑𝖙𝖔 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖕𝖎𝖊𝖗𝖓𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖘𝖆𝖙í𝖓" 𝖊xtra pt.1

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"Ignoré las mañas de la seducción, y siempre había escogido al azar las novias de una noche más por el precio que por los encantos, y hacía amores sin amor, medios vestidos las más de las veces y siempre en la oscuridad para imaginarnos mejores, pero aquella noche descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida, sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor."

-Memoria de mis putas tristes; Gabriel García Márquez.

-Memoria de mis putas tristes; Gabriel García Márquez

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Takemichi esta obsesionado con la genialidad y locura que los poetas llevan de la mano, o los artistas en general. Admira cada pequeña cosa que pueda distinguir en esa torbellina obsesión que envuelve a cada apasionado. Desde los poetas insufribles, como él, hasta los bailarines obsesivos, como otros. Se dice que es difícil, de cierta manera llega a serlo.

Escribir representa cierta soledad para él, como si ser un loco desquiciado no fuese lo suficientemente solitario. Se embriaga en soledad, y la reviste saliendo con sus amigos para que ellos no comiencen a creerlo un ermitaño. O un pobre diablo.

La realidad es que, en verdad detesta salir, se siente más cómodo en su hogar. Exactamente sentado en la silla de madera que va en conjunto con su escritorio. Junto con la pula de libros que se esparcen en todo su escritorio y son un desastre de papeleos. Un desastre que lo vuelven un lector ansioso, rozando lo huraño. Él ignora por lo mucho.

Los pensamientos que lo azoran siempre le maquinan en la cabeza y lo acusan como cuchillos, a lo largo de la velada con sus inoculantes amistades, repite y retracta. A modo de juego, e imagina que en medio de la pista de patinaje—hablando como un loco—Manjiro pueda oírlo, aún en la lejanía.

—Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza— Kawata Nahoya le observa desde un punto ciego, sentado en la banqueta justo a su lado y acomodando los patines que poseen una extravagante y pomposa figura en medio.

—Si intentas decirme que eres un loco de mierda, puedes jurar que te creo.— los rulos de naranja se sacuden frente suyo, sacándolo de su mente distraída. Hanagaki jura no volver a aceptar nada que Seishu le ofrezca, necesita dejar a un lado la curiosidad por drogarse o terminará en rehabilitación.

La cabeza le rebota y la música suave del local le alocan los sentidos, la voz del joven suena dispersa y Takemichi siente morir, se siente mal.

—El amor no debería tenerte tan mal, Hanagaki. Hay más chicos en el mundo que se cagarían por intentarlo contigo.— argumenta Nahoya, él joven lo sabe y desea creerle.

—No intentes aconsejarme, cuando ni siquiera te atreves a decirle a tu hermano que estás saliendo con el chico que más odia en el mundo.—el ceño del muchacho se frunce y otorga palmadas para nada amistosas sobre la espalda del cabellera rubia.

—No compares mi mierda con la tuya, Hanagaki. En definitiva no es lo mismo—  Por lo menos Rindou no me dejaría plantado— sacude el cabello de su amigo y le sonríe, en disculpa. A veces su ligereza al hablar le trae problemas pero Takemichi no luce afectado, ya conoce el pesado humor con el que carga el joven.

—Puedes irte al diablo una y mil veces ¿sabes?— responde, elevando la mirada. Nahoya vuelve a soltar una sonrisilla y Takemichi bufa. Se agacha hasta donde se encuentran los patines y termina de colocárselos bien en los pies, sobre las medias.

—Ya no aguantas nada, solo te estoy jodiendo.— termina su trabajo con los patines contrario y lo toma de ambas muñecas, colocándose ambos de pie.—venga, deja esa cara de muerto en vida y vamos a divertirnos.

Takemichi le responde con un gesto de asco y Nahoya no evita reír. Prácticamente lo arrastra hasta la pista, chocando con alguno de sus amigos que intentan mantenerse estables con los patines ya puestos. Se deslizan como cisnes en el alto vuelo, siendo iluminados por las incandescentes luces del lugar.

Banderines de colores llamativos guindaban del techo, junto con lámparas tradicionales cubriendo las bombillas. Los reflectores se extienden en lo ancho del salón y en lo alto del techo, su iluminación se torna ámbar pero no es lo suficientemente alta como para llegar a ser molesto a la vista.

—Kokonoi tiene buen ojo para recomendar lugares. Este lugar es increíble, Inu.— comenta Yuzuha, la joven de cabellos castaños pero Takemitchy solo ahoga un suspiro, queriendo tragarse el pequeño nudo que quiere escabullirse de su garganta.

Olvidará a Manjiro, por supuesto que lo hará.

Olvidará a Manjiro, por supuesto que lo hará

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Primera parte del cap final. Creo que ha pasado casi un año desde la última vez pero esperemos no me demore tanto como para subir la última.

Espero les guste, esperen la segunda por favor.

Nyla.

xx








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⏰ Última actualización: Jan 29 ⏰

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"Entre poesías tristes y caricias profanas"- Takemikey OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora