I

42 7 0
                                    


Su mano se encontraba fuertemente agarrada a la de su madre, la cual la llevaba por toda la estación buscando el vagón correspondiente a su hija.

 Una vez lo encontró se giró hacia ella para despedirse de ella. 

Le cerro bien la chaqueta para que no pasase frío, y le ajusto bien la etiqueta que llevaba en la parte superior izquierda de la chaqueta. Seguidamente le aparto un mechón de pelo de la cara para poder verla bien mientras le acariciaba la mejilla sintiendo sus ojos cristalizarse al darse cuenta de que tenía que abandonar a su pequeña. 

A su vez, la adolescente trataba de contener sus emociones para poder despedirse bien de su madre, pero el pensamiento de que esa podría ser la última vez que la viese no dejaba de rondarle la cabeza, lo cual provocaba que las lágrimas se acomodasen en sus ojos, y que tuviese que presionar fuertemente los labios para no dejar escapar ningún sollozo. 

Madre e hija se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos antes de fundirse en un fuerte abrazo, el cual ambas deseaban que nunca terminase. Unos minutos después, la adulta se separó de su hija viendo como esta al final no había sido capaz de retener sus emociones y un largo río de lágrimas surcaba su rostro. Ella se las seco inútilmente, dado que pocos segundos después fueron remplazadas por unas nuevas. La mujer tomo una bocanada de aire y suspiró justo antes de hablar. 

- Te quedaras con tu abuelo hasta que todo acabe. Te quiero mucho mi vida, tanto yo como tu padre te amamos y estamos muy orgullosos de ti. 

La chica al escuchar esto no pudo hacer otra cosa más que sollozar y volver a aferrarse con fuerza a su madre, no queriendo soltarla nunca. Sin romper el abrazo la chica se acercó al oído de su madre.  

- Te quiero mucho mamá, y te voy a extrañar muchísimo. - Dijo apretándola aún más si es que era posible. 

- Oh, mi vida, yo también te voy a extrañar como no te haces una idea, pero sabes que me tengo que marchar. - Al decir esto pudo notar como su hija sollozaba en su cuello, causando que su corazón se partiese en dos - Escúchame bien, ¿sí? No vas a estar sola, nunca. - Dijo mientras se separaba lo suficiente como para ver el rostro de su hija. Seguidamente alzo su mano y la coloco justo en donde está el corazón de la joven - Nosotros siempre vamos a estar aquí, contigo. Siempre te vamos a amar y a cuidar mi niña. Y cuando me extrañes mira las estrellas, siempre habrá una parte de mí en ellas cuidándote. 

Nada más decir esas palabras se pudo escuchar el característico sonido del silbido del tren anunciando a los pasajeros su última oportunidad de abordarlo. Rápidamente la joven se encamino a la puerta del vagón seguida por su madre, y se subió a este buscando una ventana a la que asomarse. En cuanto lo logró, saco medio cuerpo por ella y busco a su madre con la mirada. Al localizarla no hizo más que gritarle y agitar su mano despidiéndose de ella, siendo correspondido el gesto. Poco a poco el tren empezó a avanzar, y ambas se gritaron un último te quiero antes de que este abandonase completamente la estación. 

La joven busco un compartimento vacío en el que pasar el viaje, cosa que no le resulto difícil dado que prácticamente se encontraba vacío, y una vez dentro se sentó y dejo la maleta a su lado, para luego dejarse caer en el respaldo y apoyar su cabeza en la ventana contemplando las vistas del paisaje hasta llegar a su destino. 

𝐍𝐀𝐑𝐍𝐈𝐀《 Edmund Pevensie 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora