🐺Capítulo 33🐺

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Este capítulo lo narraré desde la perspectiva de SeokJin porque será más interesante así.

Namjoon se fue antes de que a mí me diesen de alta, y aunque me dolió despedirme de él, me prometió que me visitaría para despedirse cuando se fuera.

Cuando me dieron de alta Hye y Jimin me llevaron de inmediato a la casa en donde nos estábamos quedando. Como aún tenía una conversación pendiente con ella y yo de verdad quería saberlo todo, le insistí para hablar de una vez.

Tomamos asiento en el balcón de la casa y una señora beta que trabajaba en la casa como cocinera nos sirvió el té. Desde donde estaba sentado tenía una increíble vista de cómo la nieve lo cubría todo y se veía casi mágico. No estaba seguro de cuando terminaría el invierno, siempre solía durar largos periodos en estar parte del país, así que estaría admirando la nieve por un largo tiempo.

Escucho el sonido de un encendedor y me di cuenta de que mi abuela encendía un cigarrillo. Ella me ofreció uno y yo gustoso lo acepté.

La situación era bizarra por muchas razones. Hye nunca fue una abuela que te haría galletas y te daría abrazos cálidos y maternales. Ella siempre fue una mujer de acción, de enseñarte a ser valiente y a nunca renunciar a tus ideales.
Así que yo la quería y la admiraba no porque fuese mi abuela (Jamás me sentí cómodo llamándola así y ella tampoco lo permitió, siempre la he llamado por su nombre) sino porque ella nunca aceptó que un hombre le dijese que callada y tranquila se veía más bonita.

—No le digas a tu padre que te dejé fumar—Dijo con una sonrisa en los labios mientras le daba una calada a su cigarrillo. Encendí el mío y también le sonreí.

—Ese es buen tema, ¿él sabe lo que haces o trabaja contigo?

—No, tu padre es una excelente persona y jamás aceptaría esto. Cuando mi esposo estaba vivo él y yo compartíamos ideales diferentes, él era tan bueno como lo es tu padre y respetaba mucho las reglas.—Al mencionar a su difunto esposo, los ojos de Hye se tornaron sombríos y tristes. Había escuchado cientos de historias de JungSo, su esposo, y sabía cuanto ella lo había amado—En el ejército siempre ha habido corrupción, todos lo sabemos, pero el tonto de JungSo creía que podría acabar con eso—Ella dejó escapar una carcajada sin gracias, de su abrigo sacó su tan preciada petaca de plata y la abrió dándole un trago—Al diablo el té, tú necesitas una borrachera tanto como yo, querido.

Sí, esa era la borracha y divertida Hye. Mi padre siempre se frustraba con nosotros porque decía que éramos iguales, pero a mí me encanta que así fuese. A ella nadie la haría sentir menos por ser mujer, y a mí nadie me haría sentir menos por ser un omega impuro.

Me tendió la petaca y también le di un buen trago.

—Como te decía—Continuó— JungSo era tan puro e inocente que creyó que podría acabar con ello, yo le insistí que no, que eso era peligroso pero no me escuchó. En ese entonces ya tu padre había nacido y yo estaba de permiso por ello, así que no pude estar con él evitando que hiciese tremenda estupidez... Así que un día, delató con nuestros superiores a unos oficiales por estar traficando drogas.

—¿Y qué pasó?

Ella sonrió sin mirarme, pero sonreía de una manera siniestra, como si sintiese el amargo sabor del momento.

—Resultó que los superiores trabajaban con esos oficiales y mataron a mi JungSo... A mi tonto JungSo que me había prometido que envejeceríamos juntos y que me insistía a que dejara el cigarrillo.

Yo sentí como si una piedra me hubiese caído en el estómago. No quería ni imaginarme el dolor que ella debió haber sentido.

—Así que después de tirarme en el suelo a llorar y a sufrir por él. Recogí mis pedazos, me armé de nuevo yo sola y juré que me vengaría de lo que habían hecho. Comencé desde muy abajo para hacerme paso entre todos esos tontos y SeokJin, te diré algo que ya debes saber pero que me parece bueno recalcar.

𝓢𝓸𝓫𝓻𝓮𝓭𝓸𝓼𝓲𝓼. →NAMJIN← [Adapt.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora