Capítulo 14. Día de nieve.

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Después de la cena fui a poner a Louis a la cama, pero estaba inquieto, no quería dormir antes de besar a Amelia.

- Mami, llama a mamá para que venga a darme un beso de buenas noches, por favor - ruega con los ojos brillantes.

¿Cómo negarle algo? Sí él me mira con esos hermosos y cariñosos ojos, como los de ella. ¿Cómo? Es imposible.

- Está bien - estoy de acuerdo y él sonríe - Ya vuelvo.

Él sólo asiente con la cabeza y agarra el tigre de peluche que está en sus brazos. Me levanto del piso y salgo de la habitación, la puerta de la habitación donde Amelia duerme está abierta, lo que significa que no está allí. Bajo las escaleras en busca de ella, nada en la sala, pienso en ir a su oficina, pero al ver la luz de la cocina encendida deduzco que está allí.

- Ame... - me callo al tropezar con aquella escena, trago en seco.

Amelia está apoyada en uno de los mostradores de la cocina, ella lee algo en su móvil, mientras que come algo de fruta que está en el pequeño bote verde a su lado. Pero lo que más llamó mi atención no es lo que está haciendo, sino al forma en la que esta vestida.

Bufo y balanceo la cabeza, tratando en vano desviar la atención de sus piernas.

- Que susto, por la mierda - la voz alarmada de Amelia me hace volver a ver su rostro, ella está con una mano sobre la boca y los ojos bien abiertos - Lo siento, me has asustado cariño.

Cariño...

Podría tratar de pensar en otra cosa más coherente, pero ¿por qué rayos sus piernas se ven tan atractivas? ¿Por qué Amelia está usando ese suéter largo tapando su culo? ¿Por qué simplemente no consigo reaccionar o tener la reacción de no mirarla?

Amelia parece tener algún tipo de aura sexual que te atrae como un imán. No porque olvide algunos años de mi vida dejé de apreciar la anatomía femenina, después de todo, siempre me había gustado ver a la chicas de la escuela. Y lo admito... Amelia siempre fue una de ella.

Incluso siendo molesta y tonta, ella siempre fue hermosa. Lo confieso.

- ¿Hola? ¿Esta todo bien? - Amelia chasquea los dedos delante de mi cara, salto del miedo y casi caigo al suelo, pero ella me sujeta por los hombros - ¿Te sientes bien? Estás un poco pálida - su voz demuestra preocupación, balanceo mi cabeza negativamente.

Amelia suelta mis hombros y da un paso hacia tras, manteniendo la mirada en mi cara, estudiándola con cautela, como si se asegurara de que está todo bien conmigo.

- Estoy bien, sólo...

- ¿Quieres una cereza? - Amelia me interrumpe, la miro y la veo recoger del mismo bote pequeño que vi antes - Están dulces, como te gustan.

Ella agarra una cereza y se la lleva a la boca, sus labios envuelven la pequeña fruta y cierra los ojos para saborearlo. Mis labios se abren solos un poco, mi respiración falla y tengo que controlarme a mi misma para no pensar de mala manera.

¿Por qué de repente todo en Amelia me hace pensar en algo sexual?

Fue el maldito baile de bachata... ¡Maldita sea!

- No quiero, no... gracias - finalmente puedo decir, ella se encoge de hombros y toma otra cereza - Vengo a llamarte, Lou pidió que fueras a darle un beso de buenas noches.

- Hm - Amelia se aleja del mostrador y deja el bote a un costado, se limpia la boca con el dorso de la mano - Me olvidé de ir a hablar con él - sonreí de lado, bajo la cabeza y espero a que pase.

Miro la parte posterior de Amelia y mis ojos automáticamente descienden a su culo que aunque este tapado, se mueve con gracia mientras camina.

¿Todo estaba en cámara lenta o simplemente en mi cabeza?

Stupid WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora