La hermosa joven rubia, pasaba sus delicadas manos por su vestido blanco mientras veía su silueta en el gran espejo. Amaba usar vestidos primaverales o simplemente de encaje, al igual que no tenia mucha opción de vestimenta por el tipo de madre que le había tocado tener y al igual que por motivos de su religión. Antes de proseguir con lo demás, se cercioró de tener todas sus tareas y trabajos listos para el día de hoy, viendo su diario organizador, como suele hacer cada mañana.
Mackenzie era el tipo de chica que apesar de ser una adolescente, su alma era como el de una niña, todo en ella gritaba inocencia y delicadeza, hasta su enorme colección de peluches de toda clase de colores y tamaños ordenados sobre su cama, podían responder a eso. Responsable, organizada, sobresaliente en clases, amable, respetuosa y sobre todo como sus padres la habían criado, siendo un ángel de Dios.
Acabando de terminar de alistarse para ir a clases en Miércoles, tomó de la cama su bolso y cruzó la puerta de su habitación, no sin antes alcanzar un cardigan color rosa pálido para no mostrar mucha piel en la zona de los hombros. Sus padres que pasaban un poco mas de los 45 años, ya se hallaban reunidos en la mesa familiar, a la vez que sonrieron en dirección a su única hija que bajaba las escaleras lentamente.
-Buenos días padres, buenos días Brenda- dijo el ultimo nombre refiriéndose a la empleada que servía augustamente el jugo de naranja en los respectivos vasos de los presentes en la mesa. Ella solo sonrió en respuesta, para luego colocar los recipientes llenos de comida sobre la mesa, así ellos mismos se servirían lo que les apeteciera.
-Buenos días hija, ¿como has dormido?- Preguntó su padre dándole un sorbo a su café.
-Bien padre...- respondió sonriente al momento que tomaba asiento junto a el.
-Haber, ya que estas aquí oremos- dijo su madre inclinando su rostro en reverencia. No tardaron nada en tomarse los tres de las manos y empezar -. Señor, gracias por permitirnos despertar esta mañana con salud, por la comida en nuestros platos...
Al terminar la oración, Melissa habló:-¿Estudiaste para tu prueba de hoy?-elevó una ceja su madre. Temía decirle que no había estudiado lo suficiente por habérsela pasado texteando con su amigo, Shereen. Seria un terrible castigo y su celular era lo único preciado que tenia.
-Si madre, pero solo un poco- Contestó empezando a comer sus huevos revueltos con tocino y pan tostado.
-Mas te vale que salgas bien, te dije que no te distraigas con tonterías, este es tu ultimo año y es muy importante para que entres a la escuela de medicina- Repitió como suele hacerlo una y otra vez. Era el tema de obsesión de Melissa, el que su hija entrara a la Escuela de Medicina Standford. Mackenzie solo asintió sin decir mas, aunque en el interior luchaba por no llevarle la contraria a su madre.
Melissa, era subdirectora del instituto en el que su hija actualmente estudiaba. Impidiéndole vivir su vida como una adolescente promedio, controlaba cada perímetro de su existencia; desde su vestimenta hasta con quien juntarse. Sin mencionar que no le permitió disfrutar de su infancia por el miedo a que se desviara del buen camino, así que le prohibía salir con amigos que ella considerara como mala influencia.
Mackenzie en ocasiones se sentía impotente hacia no tener ni un poco de libertad que disfrutar, pero nunca seria capaz de faltarle el respeto a su madre por el simple temor de las palabras que una vez dijo: "Los hijos que desobedezcan a sus padres, arderán en las llamas del infierno eternamente", esas palabras fueron suficientes para afectarle psicológica-mente. Por otro lado, su padre era un poco mas flexible cuando se trataba de su hija y de vez en cuando cumplía con sus caprichos inexistentes.
Los padres de Mackenzie la criaron para ser una joven reservada y con principios religiosos, por lo cual en algunas situaciones los tres estaban de acuerdo, pero a veces solo deseaba poder tomarse un respiro de su madre, porque ella era el problema.
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Teenage Land
Teen FictionTeenageland relata la vida de cinco chicas que se mezclan en un mismo punto, el ser adolescentes. La paz encarnada solo podría ser una de las personas mas odiadas en su disfuncional entorno, Aurora Valentini, "la chica hippie" amante del arte y la...