Estaba apunto de volverse loca, ya era tarde y entre todo el chiquero que era su habitación, le era imposible encontrar ropa limpia mezclada con la sucia y apestosa. Katelyn no era una chica muy aseada que digamos y cualquiera era testigo de eso. Sin siquiera molestarse en ver si estuviera limpia, tomó del piso una camiseta blanca con mangas largas junto a un pantalón jeans negro y empezó a vestirse con una velocidad asombrosa.
Todas las mañanas era lo mismo, se levantaba tarde y tenia que salir corriendo de casa para llegar al Instituto a tiempo. Se supone que anoche tenia que hacer un ensayo importante para la clase de Literatura Americana y el cual se entregaba hoy, pero claro que la pereza y el sueño la vencieron. Usar el cerebro en la escuela no era su fuerte, ella era mas de deportes y ganar competencias de "quien come mas hasta vomitar".
Se sostuvo el cabello en una moña baja un tanto desarreglada y antes de salir de su habitación, tomó su mochila metiendo lo mas importante de todo, su balón de fútbol soccer, luego los cuadernos de las respectivas clases que hoy le tocaban, para luego chocar contra el desgraciado mueble mal situado a unos centímetro de la puerta, golpeándose la pierna como todos los días le solía pasar.
-¡Maldita sea!- gritó para si misma acariciándose la zona afectada-. ¡Puto mueble!- golpeó con su puño el mueble repleto de basura, haciendo caer algunas cosas al suelo, incluyendo un emparedado de hace ya una semana, una ristra de condones aun sellados, una posible rata muerta, un enorme destornillador muy útil en algunas ocasiones y un perfume caro que según ella olía a "vieja" y por el cual sin importar que su madre lo trajera desde París, no usaría jamas.
Salió de su habitación y bajó las escaleras en dirección a la cocina casi cojeando por el dolor. Hace menos de tres semanas que se había mudado de vivir con su madre en Boston para viajar hasta el otro extremo del país y establecerse con su padre y medio hermano. Las noticias fueron de las mejores para su novio de ya hace ocho meses, porque una relación a larga distancia no era muy bonita que digamos, y a pesar de que su padre seguía sin aprobar a Kian, el trataba de todas las maneras demostrarle lo mucho que quería a su hija, sin importar el desastre de chica que era.
Sin antes haber dado un paso correctamente hacia el refrigerador, el rostro desaprobador de su padre se coló entre su vista periférica. Llevaba en su mano el " artefacto peligroso" de su hija.
-Es la quinta vez que me caigo por culpa de esta cosa- Le tendió la tabla de skate a su hija haciendo una mueca. Liam, un hombre alto, físicamente atractivo pero soltero, entre sus treinta y seis años y padre de dos. Lograba intimidar a cualquiera con esa mirada que apenas y se notaba por lo entre cerrado que eran sus ojos verdes. Katelyn rió nerviosa tomándolo entre sus manos, había olvidado donde lo había dejado esta vez, ya que siempre después de llegar del Instituto lo tiraba por cualquier parte de la casa sin pensar en que alguien pudiera salir herido.
-Lo siento...- dijo con esa dulce voz que utilizaba siempre que quería algo o se metía en problemas. Lo cual era muy regular.
-Esta bien- se hizo a un lado así ella podía sacar la leche que pensaba tomar. El cartón estaba medio vacío así que se lo llevó a la boca tomando lo que restaba de ella.
-¿Vendrá la copia errónea de Steven Tyler a buscarte?- Ese leve tono de fastidio en su voz era inevitable de esconder. Toda clase de apodos le ponía al pobre Kian. Se giró sobre sus talones para ver a su padre ahora sentado en la mesa redonda de madera terminando su desayuno.
-Kian, papa, y no, le dije que no viniera- botó el cartón de leche vacía en el basurero y se acercó hasta el. Kian tenia su propio auto y aveces pasaba por ella en las mañanas-. Iré en mi skateboard- de pronto el rostro del hombre cambio drástica-mente.
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Teenage Land
Roman pour AdolescentsTeenageland relata la vida de cinco chicas que se mezclan en un mismo punto, el ser adolescentes. La paz encarnada solo podría ser una de las personas mas odiadas en su disfuncional entorno, Aurora Valentini, "la chica hippie" amante del arte y la...