Capítulo único: "Él"

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"Quiero protegerlo".

Esa fue la frase que empezó lo que en su momento fue uno de los mayores conflictos en la mente de Rengoku Kyōjurō, y lo que actualmente es uno de sus mayores deseos al tener en frente la imagen de su muy querido Akaza. El hombre que dejó de ver como demonio cuando este, luego de varias noches de convivencia y amenas conversaciones, le abrió su corazón, mostrándole que en sus pensamientos había llegado a nacer algo más que el simple deseo de adquirir fuerza mediante el combate. Noches en las que al hablar y presenciar su sonrisa acompañada de un tono de voz tan apacible, que por un momento no pudo reconocer como propio de aquel generalmente animado personaje; deseó seguir así junto a su contrario por las horas que le pudieran quedar al anochecer.

Con el paso del tiempo que se permitió tener con Akaza, fue que sin querer llegó a disfrutar su compañía y a desear de la forma más dulcemente egoísta seguir así. Por muy en contra que fuera de lo que sigue siendo su deber, él solamente quería seguir así, quería continuar hablando y mantener la tranquilidad que en muy pocas noches podía sentir.

Su deseo llegó a tal punto que sin verlo venir, ya no podía pensar en dejar que algo o alguien le arrebatara esos momentos. Antes de darse cuenta dejó de ver a Akaza como un demonio, y en consecuencia de esto, nació el deseo de protegerlo a él como si se tratara de un ser humano, y no solo a él, sino que también estaba más que dispuesto a defender la felicidad que compartían al estar juntos.

No se arrepiente de querer proteger al hombre que incluso lo enamoró. Mucho menos se arrepiente de hacérselo saber cada que puede, como ejemplo sería una noche como esta.

—Quiero protegerte. —comentó al hombre recostado en su regazo, ambos disfrutando de la frescura de la noche, sentados en el engawa de la casa, con el cazador acariciando dulcemente la cabeza del pelirrosa mientras le dedicaba una de las sonrisas que dejaban en claro la seguridad de sus palabras.

Su diálogo no tardó en hacer que los ojos amarillos de su querido acompañante hicieran contacto con los suyos, acomodándose más en su regazo y aferrándose a él con dulzura, imitando la expresión de Kyōjurō, mostrando la curva en sus labios que tanto había llegado a cautivarlo.

—No olvides que yo también cuidaré tu espalda. —habló extendiendo una de sus manos, acariciando con ternura el rostro del pilar de las flamas, quien con gusto se acurrucó en el contacto. Ellos hicieron aquella promesa hace ya varias lunas, y cada vez que hacen mención de esta, Kyōjurō no puede evitar preguntarse: "¿Cómo no recordar la calidez que sintió en su corazón al recordar que su deseo era mutuo?" Imposible, a su parecer era imposible.

—Jamás se me olvidaría, Akaza. —respondió aún siguiendo con sus caricias en las hebras color cerezo, llegando a enredar levemente sus dedos en estas, disfrutando cada segundo que pasan en el nuevo y a la vez agradable silencio.

Es una muy buena noche para disfrutar la brisa y recordar los inicios de su relación.

Fin.

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Mi promer intento de drabble con este ship. Se siente curioso hacer cosas más cortas.

"Quiero protegerte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora