Noah

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A la mañana siguiente me despierto temprano y voy a comprar ropas nuevas para la chica. Veo cosas muy monas. Faldas, tops, vestidos... Al final termino comprando más de lo que pretendía. Salgo de la tienda con tres bolsas. Cuando vuelvo a casa, Hao Ran ya estaba despierto en el salón tomando una taza de té con la chica. Estaba tratando de hacer que tomara confianza, aún se la ve desconfiada. Al verme entrar él se pone de pie y a ella se le iluminan los ojos mientras una leve sonrisa se le dibuja en la cara. No sé si me gusta esa mirada. Parece que se da cuenta de mi reacción y baja la mirada sin perder la emoción. Hao Ran se acerca a mí para preguntarme por las bolsas en mis manos. Yo me acerco a la mesa y pongo dos de ellas encima.

- Son para ti. - Digo mirando a la chica. - Por cierto, no has dicho cuál es tu nombre. - Ella me mira y enseguida vuelve a apartar la mirada.

- Zoe... - Habla tan bajo que casi no se le oye.

- Vale. Hao Ran, que Zoe se pruebe la ropa y lo que no quiera o no le quede lo devuelves. Si es poco, ve luego con ella al centro. Usa tu tarjeta y me dices el precio para yo ingresártelo. - Me voy hacia la puerta.

- Señor. - Hao Ran me para antes de salir y me susurra para que Zoe no nos escuche. - ¿Está seguro de esto? - Señala con la mirada a la chica.

- Ahora es de la familia. Que no salga de casa si no es para nada vital. Te la estoy confiando. - Le respondo con el mismo volumen de voz. Salgo de la habitación, dejándolos solos. Voy a mi cuarto y cierro con llave. Dejo la bolsa de ropa restante en el suelo, me arrodillo y comienzo a sacarlo todo.

Había en total tres conjuntos. Uno era un vestido liso ajustado que sólo conectaba por delante y por detrás, abierto por la zona de las costillas. El siguiente eran unos pantalones de cuero negros, un crop top de manga larga color marrón pastel y una gargantilla gruesa negra. El último conjunto era una sudadera corta color negro que dejaba ver el ombligo y una falda pantalón corta a cuadros verde oscuro. Todo esto combinado con unas medias de rejilla. Los tres conjuntos se podían combinar perfectamente con unas botas militares negras. Coloco los conjuntos en un cajón de mi armario y lo cierro. Salgo de mi habitación y voy al salón. Abro un poco la puerta de este y veo que Zoe ya está agarrando confianza con Hao Ran. Ella está dando vueltas mostrando el conjunto que se probó. Él sonríe, ella también. Bien. Decido dejarlos a lo suyo y salgo de la casa. En la puerta, dos de los hermanos salen después de mí, pero les detengo.

- Voy a salir yo solo. - Abro un poco mi chaqueta para mostrarles que llevo mis dagas. - Tranquilos, no soy tonto. - Me voy dejándolos atrás.

Tras pensarlo un momento, decido pasarme por la calle en la que me encontré a aquel chico raro. Es de día, así que debería ser más tranquilo. En cuanto llego veo que, a pesar de estar más tranquilo que anoche, sigue estando bastante concurrido de gente que busca follar y gente que realmente lo está haciendo ahí mismo. Paso al lado de un callejón vacío y una mano me agarra el hombro. Inmediatamente la agarro y la coloco en la espalda del tipo al que pertenece, inmovilizándolo.

- ¡Agh! Supongo que así es como nos vamos a encontrar de ahora en adelante, eh. Esta cosa tuya de inmovilizarme cada vez que nos vemos se está haciendo una costumbre. - Me dice el chico sonriendo. Le suelto y él se masajea la muñeca.

- Si no intentases siempre atacarme por detrás, no haría tal cosa. - Le respondo y él vuelve a sonreír.

- Uf, quiero atacarte por detrás, sí, pero no de la forma que tú piensas. - Mientras habla me mira el culo. Ugh, qué básico. No puedo evitar hacer un gesto de reproche. Y él parece darse cuenta de esto, porque sube su mirada y se endereza. - Hey, ¿recuerdas mi nombre? - Me dice pícaro, como si fuera una adivinanza.

Toxic bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora