𝘂𝗺𝗯𝗿𝗮

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La mañana, color dorado que se alza desde el este, el sol y su magnífica luz que brinda calor. La vida empieza en el día, antes de que los minutos se reanuden en su devenir.

La tarde pasa tranquila. A veces ajetreada como un baile de nubes en el cielo, o el viento removiendo el polvo del suelo.

La noche, color azulado, oscuro manto del firmamento. La luz y su iluminación de plata, velando por los sueños cuando la vida tiene su descanso.

Y el sol y la luna no se levantan ni se van solos. El tiempo es sabio y los sabios escriben el tiempo.

Un pueblo que podía pasar desapercibido para la mayoría, porque ahí los días transcurrían lento

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Un pueblo que podía pasar desapercibido para la mayoría, porque ahí los días transcurrían lento. El mes tardaba en llegar a su fin. 

Sucesos buenos, sucesos malos, las cosas típicas de la vida en un lugar rodeado de montañas, aquí y allá, donde la vista cayera, aquellas sabias de la naturaleza, como una protección de ese espacio tan único en su creación y posición.

El pueblo de Yabbay, aunque no muy grande, guardaba sus secretos, que otro lugar en la tierra no podría ni imaginarse.

Algo tan importante, algo que podría cambiar el destino de todos, pero que entre cuatro chicos, el equilibrio del mundo que conocían se mantenía intacto.

En este pueblo que muchos jóvenes abandonaban para irse a vivir a las grandes ciudades, vivía un chico llamado Jeon Wonwoo.

A diferencia de muchos de sus compañeros, a él no le importaba que Yabbay, con sus montañas, con la parsimonia de su tiempo, fuera un pueblo tranquilo e incluso pacifico. Para él era todo lo contrario, le gustaba la calma. Se hundía en ella, sintiéndose arropado por ella.

Las cosas extravagantes y ruidosas de una ciudad nunca habían llamado su atención. Su pueblo era como un dragón ancestral, que dormitaba en la entrada de la cueva para no dejar pasar nada nuevo, ni dejar salir lo que escondía como un tesoro y cuidaba con recelo.

Y aún así, había cosas en su pequeño pueblo que escapaban de su comprensión.

Wonwoo ya había abierto los ojos. Un nuevo día, el sol queriendo colarse por la ventana, a través de lo poco que había recorrido las cortinas.

Parpadeó varias veces y estaba dispuesto a tomar 10 minutos más de sueño, pero escuchó la puerta abriéndose abruptamente y supo que no podría dormitar ni un segundo más.

—¡Buenos días, Woo! Ya preparé el desayuno, así que si no vas por tu propio pie, Seungcheol y Hansol se comerán tu parte y no te prepararé más.

La voz animada de Mingyu llegó a sus oídos y Wonwoo gruñó, girándose hasta hundir su rostro en la almohada.

No entendía como Mingyu podía tener tanta energía y motivación apenas despertar, aparte de que lo hacía cuando el sol apenas comenzaba a salir, sin querer perderse su alzamiento en el cielo.

Monat (WonHui/GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora