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CHARTER FOUR (4.4)

Los chicos de Colmillo de Águila entrenaban con Daniel LaRusso, mientras, los de Miyagi-Do, entrenaban con el sensei Lawrence.

Leah se dio el tiempo de conocer y entender la manera en la que el señor LaRusso enseñaba y practicaba, para así poder tener un buen manejo de su estilo.

Después de su entrenamiento, el señor LaRusso los puso a practicar, uno a uno.

—Vamos, Leah, tú puedes... —el señor LaRusso le dio ánimos y se pusieron frente a frente.

El señor empezó a dar puños que ella empezó a esquivar. Uno tras otro. Se sorprendió, pero prefirió estar concentrada en sus movimientos. Puños y patadas esquivadas.

—Eso es... concéntrate... —le dice. Justo en eso, el sensei Daniel quiso pasar su pierna debajo de los pies de ella, pero Leah medio salta y no lo deja. Después de eso, ella le da una patada en el pecho y sin saberlo, lo hizo caer.

Ella se asustó.

—¡Señor LaRusso! Perdón, yo... lo siento. —lo ayudó a pararse. Ella estaba asustadísima, aunque Daniel tenía una sonrisa en su rostro.

—No te preocupes, está bien. Hiciste lo que cualquiera haría. Defenderse y después atacar. Así es como funciona esto. Lo hiciste muy bien, Leah. Estoy orgulloso. —Leah le dio una media sonrisa por lo último que dijo.

—Gracias, señor LaRusso.

Daniel le hizo una seña de que no importaba. Hicieron un saludo y la chica bajó.

—Pensé que no le pegabas a señores. —le dice en voz baja su novio.

—Pensé que ellos tenían defensas. —ambos rieron bajito.

—Eso es. Dejen que su agresividad desaparezca. —a lo último, Leah alzaba y bajaba sus brazos, hasta que todo terminó. Ella fue por su agua y su teléfono.

Ella revisó un poco de todo y vio una llamada perdida de un número desconocido.

Frunció el ceño al instante, pero no podía hacer nada más que dejarlo pasar. Después leyó un mensaje de la mamá.

Hija, tu papá ya está aquí. Por favor, ten cuidado, ¿sí? Te amo.

¿Su padre? Ese del que tanto hablaba antes...

Sí, él.

Leah lo dejó pasar también. Mucha información para la poca inteligencia que tiene.

—Jones. Díaz. ¿Tienen hambre? —ambos chicos voltearon a ver al sensei Lawrence— Haré su plato favorito. Emparemacho y papas fritas.

—De hecho, iremos con el señor LaRusso, arreglamos el auto de mamá. —Leah asintió. Para ella era la primera vez que iría allá, ya que, la otra vez se había ido con Halcón. Pero está vez Miguel dijo que vaya con ellos y ella aceptó ir.

—Claro, no hay problema. —dice.

—Sensei —dijo Miguel y Johnny volteó— Estamos listos. —ambos chicos terminaron subiendo al auto con una sonrisa, mientras el sensei Lawrence los veía apenado.

Miguel, Leah y el señor LaRusso arreglaban el auto. Después de todo, el señor LaRusso le había enseñado a Leah para que ella no esté aburrida.

—Nunca pensé que sabría de alternadores y bombas.

—Siento que pasen un sábado arreglando un auto. —dice Daniel. Leah terminó y se limpió las manos.

—No, está bien. Mi mamá estará feliz. —habla Miguel.

𝙲𝙾𝙱𝚁𝙰 𝙺𝙰𝙸 | 𝐇𝐀𝐖𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora