Capitulo 4 🍼

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"Ah-Qiao, déjame ir. Este venerable te hará sentir bien."











En las tierras de la Secta Huanyue, un discípulo y su Maestro caminaban tranquilamente.

—Recibí la carta de Shixiong Bian Yanmei, dice que el Emperador de Zhou necesita del consejo de Shizun para el siguiente movimiento sobre bla, bla, bla, bla...

¿Cuánto llevaba de embarazo exactamente, Ah-Qiao?

Desde que lo supo… ¿6 meses con exactitud?  

Su antes pequeño y plano vientre ahora lucía un volumen bastante notorio, que de ninguna manera pasaba desapercibido ante ojos ajenos. 

Ya todos dentro de la Secta de Xuandu lo sabían, lo que ponía de muy buen humor a Yan Wushi, pues los ancianos desbordaban rabia después de la más que  inesperada noticia.

 Y por supuesto, él gozaba molestarlos, aunque de manera algo limitada debido a los constantes antojos y cambios de humor de su joven amante.

Eso traía a su memoria el porqué estaba allí.

—Los discípulos de otras Sectas han tratado de infiltrarse en nuestro territorio, Shizun puede ignorarlo, este discípulo se encarg-

—Shengyan, ¿has conseguido todo lo de la lista que te dejé encargado?—la filosa mirada de su Maestro detuvo abruptamente a Yu Shengyan.

El menor juntó sus manos a la par que reverenciaba a Yan Wushi.—E-Este discípulo se disculpa por su incapacidad para completar la tarea encomendada por Shizun.

—Puedes deshacerte de intrusos, ¿pero no puedes encontrar unos frutos y granos en específico?—se burló el Líder de Huanyue enarcando una ceja.—Tu alarde suena exagerado y no puedo ignorarlo. 

—¡Lo completaré al terminar el día y llevaré el recado al Monte Xuandu!

Con las manos detrás de su espalda, Yan Wushi se giró dispuesto a marcharse.—De acuerdo, sin embargo, no pongas un pie allí si no traes el recado completo.

Shengyan asintió manteniendo la postura mientras veía la figura del hombre mayor desvanecerse casi como si fuese un espejismo. 

Ugh, debía apresurarse.

En lo alto de las montañas boscosas de Xuandu, una belleza se hallaba en medio de su meditación junto a sus discípulos. 

Shen Qiao podía sentir al pequeño milagrito moverse suavemente dentro suyo, consiguiendo que sonriera. Ahora no sólo Yan Wushi lo distraía de sus deberes doctrinales, sino que la competencia entre los dos amores de su vida por obtener atención, se acrecentaba a medida que los meses transcurrían.

Aún así.

El vínculo de padre e hijo era estremecedor, incluso para él.

Abrió los ojos cuando una brisa familiar le rodeó cálidamente y las manos del Maestro de Secta Yan lo cargaron.

—Yan Wushi.

—Hola, cariño—aludió Yan Wushi, manteniendo una sonrisa traviesa, pero a la vez laxa.

—Todavía estoy enseñando, bájame—Shen Qiao colocó su palma en el pecho opuesto, sin embargo esta fue tomada por el Líder de Huanyue y besada.—Yan-lang.

—Pueden sobrevivir sin ti, unos minutos.

No hubieron palabras de más, llevándose al taoísta colina abajo, ambos maestros regresaron a la posada donde una sorpresa por parte del soberano demoníaco le esperaba a Shen Qiao. 

Mil otoños de una paternidad 🍼YanShenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora