✨Capítulo 1✨

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— Acuérdate de comer bien ¿eh? Y de abrigarte, no quiero que te pongas enferma. Y no olvides llamarme cuando llegues, y al menos una vez a la semana hasta que me acostumbre... —

Mi madre lleva repitiendo estas mismas palabras desde que compramos el billete de avión hace dos semanas, y desde que hemos llegado al aeropuerto, otras tres veces más por lo menos. Me mira fijamente con sus cálidos ojos avellana, algo arrugados por la edad, intentando que su mirada logre mágicamente que la información quede registrada en mi cerebro, mientras el resto de mi familia observa la escena con diversión.

— Sí, mamá, ya lo sé — No puedo evitar interrumpirle, poniendo los ojos en blanco algo divertida — Te has encargado de repetírmelo todos los días.

Mi hermano mayor, Chase, se ríe por lo bajo mientras mi padre niega con la cabeza. Los ojos de mi madre se clavan irritados en los míos, en esa expresión suya tan típica de "señor dame paciencia, no puedo con esta niña" mientras yo intento contener la risa como puedo.

— No me interrumpas, jovencita, y hazle caso a tu madre — Me regaña — Que luego siempre hacéis lo que os da la gana, sí, lo digo por ti Chase —

Mi hermano suelta un "¡oye!" haciéndose el indignado, pero yo sé que se está divirtiendo con esto. Igual que me divertí yo hace tres años cuando mi madre le soltó el mismo discurso a él al irse de casa.

— Emma, ¿Me estás escuchando? — Suspira exasperada — No se ni porque me molesto, en dos días estarás haciendo lo que te dé la gana, igual que tu hermano. —

Mi padre pone una mano encima de su hombro delicadamente, poniendo en práctica sus dotes de apaciguador. Igual que siempre.

— Cielo, no seas tan dura con Emma. — Dice con voz tranquilizadora. — Sabrá cuidarse bien. —

Aprovechando que mamá está inmersa en sus pensamientos, me guiña un ojo disimuladamente, mientras yo le sonrío en agradecimiento.

— Si, si ya lo sé. Es que.. — Los ojos de mi madre empiezan a cristalizarse. Oh, no. — Hace nada eras mi niñita, y ahora te vas de casa... y yo voy a ser la única mujer. Me dejas sola con tu padre y Matt. ¿Qué voy a hacer cuando quiera ver mi programa de cocina en la tele pero no haya nadie que vote conmigo? —

Se abanica la cara para evitar las lágrimas, tan dramática como siempre. Se me escapa una pequeña sonrisilla que intento disimular con todas mis fuerzas.

— Matt y yo te dejaremos verlo — Contesta mi padre, también divertido con la situación— ¿A que sí, Matt?

Mi hermano pequeño levanta un momento la vista, antes de asentir y volver la vista a la pantalla de su consola.

"Dios, cuánta emoción. No puedo soportarla" pienso irónica.

El único al que parece no importarle mi marcha es a mi hermano Matt, pero bueno, está en esa edad en la que pasa de todo menos de los videojuegos. Cómo me gustaría tirar ese trasto por la ventana algunas veces.

— ¿Ves? Ni siquiera me escuchas — Vuelvo la atención a mi madre — ¿Cómo voy a confiar en que te abrigues bien? Al final vas a terminar dando un disgusto a tu pobre madre.

— Mamá, me voy a Los Ángeles, no al polo norte. — No puedo evitar responder, poniendo los ojos en blanco.

Chase apenas puede contener las carcajadas. Mi madre le manda una mirada de advertencia, tras la cual se calla automáticamente. Aprovechando que mi madre no me presta atención, le saco la lengua disimuladamente.

En ese momento, la voz chillona de los altavoces indica que mi vuelo sale en diez minutos. Hora de ir despidiéndose.

— Estaré bien, lo prometo — Le digo con voz dulce, esperando tranquilizarla.

13 meses antes de perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora