I - Menos que un beso...

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-¿Estás listo, Eren?

-¡Shh! Ve tu primero, yo te alcanzo.

El chico rubio se apresuró a salir por la puerta de la habitación donde dormían todos los reclutas de la tropa 104. Sin hacer ruido, Eren lo siguió unos pasos atrás.

Eran las cuatro de la mañana, hora en la que nadie estaba despierto aún y no había una sola alma en todo el cuartel. Los largos pasillos estaban apenas iluminados por la luz tenue de unas pocas antorchas. Lo que lo hacía el momento perfecto para ejecutar el plan.

Armin se había adelantado el día anterior al robar la llave de uno de los depósitos de suministros, siguiendo meticulosamente el plan ideado por Sasha. La intención era lograr entrar a los depósitos y sacar la mayor cantidad posible de alcohol y comida en una caja. Lo suficiente como para compartir, no tanto como para que se den cuenta que hay una falta en el inventario.

Todo saldría a la perfección, si estaban en el momento y lugar adecuados, sin que nadie los notara. No les tomó mucho tiempo llegar a la puerta donde se supone que estarían las cosas.

Al adentrarse en la oscuridad del depósito, se dieron cuenta que parecía haber mucho más de lo que se esperaban. Centenares de cajas de madera puestas unas encima de otras hacían casi un laberinto del lugar. Los de bajo rango no tenían permitido entrar a los depósitos por lo que sólo podían imaginarse la cantidad de cosas que se escondían allí , y que ellos no tenían permitido probar.

Armin encendió una antorcha de la pared en silencio y trató de deducir dónde podrían estar guardadas la carne y el pan. Eren por su parte ya se había volcado sobre una de las cajas y empezó a sacar todo lo que tenía.

-Armin, mira todo esto. ¡Y pensar que nos dan de comer lo mismo casi todos los días!

Tarros de mermelada, miel, frutas confitadas, galletas y otras cosas yacían agrupadas en orden dentro de las cajas...

-No muevas nada de lugar, se van a dar cuenta que entramos aquí -. Exclamó el rubio cauteloso

-Deja de ser tan gallina, llevemos algo de esto, los chicos no se lo van a creer.

Armin se dispuso a meter una de cada cosa dentro de la caja de madera vacía que pensaban llevarse y tratar de re ordenar el resto de manera que no se notara ningún espacio vacío entre tarros.

-Levi me mataría si viera lo que estoy haciendo... pero mira esto!

Eren señaló a Armin la botella que traía en la mano.

-¿Qué es?. Preguntó Armin

-No tengo idea... asumo que es algún licor.

- Ábrelo. Yo te diré cuál. Y una sonrisa de malicia se dibujó en el rostro del rubio.

Armin era de parecer tierno y angelical... pero cuando se le cruzaban por la mente las mismas ideas que a Eren, se volvía imparable. No existían las normas cuando éstos dos estaban de acuerdo en algo.

Eren destapó fácilmente la botella sin pensar dos veces lo que hacía y Armin se acercó para oler el contenido... un aroma almibarado y punzante lo hizo taparse la nariz.

Eren trató de reprimir una carcajada -¿Sabes lo que es?

-No... pero debe ser un licor muy dulce.

-¿Probamos? - le propuso el moreno

-Tu primero.

Eren cerró los ojos y se empinó la botella como si su vida dependiera de ello. Un par de tragos grandes bastaron para que le ardiera la garganta y el pecho... le pasó la botella a Armin y exhaló, casi tosiendo.

La Ignorancia es Virtud Donde viven las historias. Descúbrelo ahora